El activista James Laveck habla sobre los diferentes procesos de resistencia que tuvieron que afrontar los abolicionistas de la esclavitud humana y cómo esta información nos puede ayudar a defender la abolición de la explotación animal.
Todos los animales debemos tener asegurado, al menos, un derecho básico: el derecho a a no ser propiedad. Este derecho básico nos da la llave para abrirnos a la consolidación de todos los demás derechos.
En tanto que seres sintientes —la sintiencia es la capacidad de experimentar sensaciones— somos individuos con ciertos intereses, como el interés en seguir vivos, el interés en ser libres para disponer de nuestra vida. Y nosotros, en tanto que agentes morales, no debemos violar dichos intereses con el objeto de beneficiarnos salvo en el caso de que sea absolutamente necesario. Cuando utilizamos a otros animales como alimento, vestimenta, experimentación, entretenimiento estamos violando esos intereses. No hay ninguna legitimidad moral en utilizar a otros animales para cubrir dichas necesidades, puesto que al hacerlo violamos el principio ético de igualdad.
Por tanto, la cuestión que se discute aquí no es la crueldad o el sufrimiento. He ahí la diferencia entre abolicionismo y bienestarismo. No estamos abogando por un "mejor trato" para los esclavos. Estamos exigiendo su libertad y su reconocimiento como individuos con derechos. Tratar de evitar la crueldad, o el causar sufrimiento injustificado, en nuestra relación con los demás animales es también una exigencia moral pero es prioritaria antes que nada la cuestión de la libertad.
Además, no podemos pretender minimizar o reducir el sufrimiento que causamos sin antes haber anulado la causa verdadera de casi todo el sufrimiento y la crueldad que los seres humanos infligimos a los demás animales: su condición actual de cosas, de cosas con propietario, es decir, esclavos —ser un esclavo te deja a merced del capricho de tu dueño. Los animales no humanos son considerados legalmente como objetos, no como personas, y los objetos no tienen intereses reconocidos ni pueden tener derechos.
Veganismo significa la abolición en la vida personal y social de la esclavitud de los demás animales mediante el rechazo a los productos de su explotación y optando por alternativas libres de esclavismo. El estilo de vida vegano no tiene otro fundamento real más que ése. A nivel económico, repudiar cualquier producto o actividad que implique explotación animal; a nivel social, demostrar públicamente el rechazo a dichas prácticas; a nivel político, postular la abolición del estatus de propiedad al que están sometidos los animales no humanos.
La abolición de la esclavitud de los demás animales donde comienza realmente es en cada uno de nosotros. Veganismo es abolicionismo.
