6 de octubre de 2013

Lo Que Podemos Hacer



Si tenemos claro que el especismo es un error, y que todos los animales sintientes merecen el mismo respeto básico, y no tenemos legitimidad moral alguna en utilizarlos como medios para nuestros fines, la cuestión que suele surgir a continuación es: ¿Qué podemos hacer para solucionar la injusticia del especismo y la explotación de los animales?

Muchos activistas creen que la solución está en presionar políticamente para que se voten leyes que protejan a los demás animales. Pero este enfoque es erróneo porque no tiene en cuenta que la actual condición de propiedad a la que están sometidos los animales impide que la legislación pueda ser una herramienta útil para conseguir que se les reconozcan derechos. Las propiedades no pueden tener derechos.

Las leyes no pueden proteger a los animales no humanos. Ellos están sometidos a la condición de propiedad de los humanos. La ley solamente puede regular la forma en que los humanos utilicen a los demás animales, y no puede reconocer ni proteger los intereses de los individuos no humanos. Así lo destaca Gary Francione:

«Los activistas por los animales creen que el sistema legal es una institución dedicada a algún concepto abstracto de “justicia”. No es así. La ley es una institución política que existe para servir a los intereses de hombres ricos y da nada o casi nada a todos los demás. [...] El sistema legal nunca responderá de modo diferente a cuestiones relacionadas con animales a menos que y hasta que haya un cambio social significativo de manera que haya más gente que acepte la legitimidad de la abolición —el veganismo— en su vida cotidiana. Sólo entonces el sistema legal empezará a ser una herramienta útil para la lucha.»

Los seres legalmente considerados propiedade no pueden tener intereses protegidos por la ley. Mientras no sea abolido el estatus de propiedad de los animales, sus intereses estarán siempre sometidos y vulnerados en favor de los intereses humanos. A efectos prácticos, los nohumanos son esclavos de los humanos.

Otros activistas piensan que la denominada 'acción directa' —destruir o sabotear los centros de explotación— puede ser el remedio que logre la liberación de los no-humanos. Sin embargo, no importa cuántos esclavos liberemos o cuántos edificios destruyamos. Mientras el especismo siga predominando en la sociedad, mientras la gente esté convencida de que tenemos derecho a utilizar a los otros animales en nuestro beneficio, las consecuencias de esta mentalidad seguirán surgiendo interminablemente. Atacar los síntomas del especismo no erradica el problema.

Por otro lado, si estamos convencidos que todos los animales merecen el mismo respeto y no ser discriminados por su especie, entonces no deberíamos involucrarnos en campañas que se focalicen en una especie concreta [toros, focas, delfines, perros, visones...] ignorando y discriminando al resto de animales que són víctima de la misma opresión. Estas campañas son especistas y refuerzan el prejuicio de que unos animales merecen mayor consideración que otros.

Muchos activistas consideran que tenemos que limitar nuestro activismo a una forma específica de explotación animal —a pesar de que difundiendo el veganismo podríamos conseguir abolirlas todas las formas de explotación animal. Pero eso no tiene ningún sentido. Cada unidad de tiempo, energía y dinero que gastemos en campañas que no promueven el veganismo es tiempo, energía y dinero que le estamos quitando a la difusión del veganismo. Los recursos son limitados, tenemos que elegir entre difundir el veganismo o apoyar otras cosas que no promueven el veganismo.

La única forma de conseguir la abolición de la esclavitud a la que están sometidos los animales no humanos es el veganismo, es decir, que dejemos de utilizar a los demás animales, rechazando el participar y apoyar cualquier uso de animales, y ayudemos a otras personas a dar ese mismo paso a través del activismo educacional.

Podemos vivir sin utilizar a los demás animales. La explotación animal no es necesaria en ningún sentido razonable del término. El hecho de que podamos vivir sin utilizar a otros animales es un requisito necesario para el cambio, aunque no suficiente. 

Si no hay previamente un cambio de mentalidad, no habrá por consiguiente un cambio de actitudes y hábitos. Tenemos que dejar de ver a los demás animales como seres inferiores que existen para nuestro beneficio. Sólo de este modo dejaremos de esclavizar y asesinar a millones de inocentes por nuestro caprichos y prejuicios.

No dejemos pasar el día sin haber hablado con alguien no-vegano sobre veganismo, en forma educativa y noviolenta. Si cada vegano que hay ahora en el mundo consiguiera individualmente que, al menos, una persona se haga vegana en el próximo año, entonces podríamos conseguir que todo el mundo fuera vegano en un plazo de pocos años.

Asimismo, también puedes unirte a grupos locales abolicionistas que trabajen en tu ciudad o en tu región para difundir el veganismo. Pero no permitas que tu compromiso con un grupo determinado esté por encima de los principios éticos que dices defender. Por desgracia, algunos activistas acaban confundiendo el compromiso hacia una causa de justicia con la fidelidad ciega a una organización corporativa que mercantiliza el activismo en beneficio propio.

De lo que decidamos y hagamos ahora depende si en el futuro siga existiendo la explotación especista, y las miles de millones de víctimas que provoca, o que desaparezca progresivamente. 

El destino no está marcado, sino que lo vamos construyendo —todos y cada uno de nosotros— en el día a día de nuestra vida.


1 comentario:

  1. Cuánta razón! Qué equivocados están los conceptos básicos de este movimiento...!
    Yo solía pensar así, que las entidades "animalistas" hacían algo positivo, que en las urnas se resolverían las cosas, que las leyes protegerían a los nohumanos, pero me he dado cuenta de que ese "proteccionismo" a parte de ser paternalista es elitista y retrasará más el cambio. La educación es lo que cambiará la conciencia social. Gracias por toda esta valiosa información. Un saludo

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