«Es importante no tergiversar el mensaje de la crueldad animal y traducirlo a vegetarianismo sino cambiarlo por el consumo de carne sin “culpa”, demostrando que hay formas humanitarias de producir y comer carne» Coalición Latinoamericana de Bienestar Animal
Hay organizaciones que se autodenominan, ante el público como 'protectoras de animales', cuando en realidad el objetivo que se definieron es proteger los derechos mercantiles de los explotadores de animales. En este plan, mantener a los animales en buenas condiciones no hace sino contribuir a una mejor calidad de los productos y una mayor aceptación de la gente sensibilizada a la violencia sobre los animales.
Según explica en su trabajo el profesor Gary Francione, las regulaciones legales sobre la explotación a la que son sometidos los animales, no son medidas que sirvan realmente para asegurar el bienestar de los animales esclavizados, sino que solamente sirven para:
* Mejorar la eficiencia económica de la industria de explotación y controlar la calidad del producto que se pretende conseguir.
* Aliviar nuestra conciencia respecto del daño y sufrimiento que causamos a los animales que explotamos.
Ésta es la principal razón por la cual las medidas denominadas bajo la etiqueta de 'protección animal' o 'bienestar animal' son inútiles para proteger los intereses de los animales: mientras los animales sigan siendo considerados como propiedad, cualquier fin que los humanos estimen como justificado será suficiente para que la ley permita violar los intereses de los individuos no humanos. Es decir, estas regulaciones solamente velan en realidad por el bienestar de los humanos que explotan y consumen animales.
El concepto de 'Bienestar Animal' fue intencionadamente creado para ayudar a que la explotación de los animales se desarrolle de manera eficiente económicamente y sea mejor aceptada socialmente. Esto no es ninguna clase de secreto y las pruebas al respecto son abrumadoras. Nada aquí tiene realmente que ver con promover el verdadero bienestar de los animales sino con proteger el bienestar de los explotadores profesionales y de los consumidores de sus productos. Si realmente nos importara el bienestar de los animales por sí mismos, y no por lo obtengamos de ellos, entonces empezaríamos por no utilizarlos, por no supeditar sus intereses para nuestra diversión o conveniencia.
El Bienestar Animal es una herramienta para mejorar la calidad productiva y la eficiencia económica de la explotación animal, así como su aceptación social. La intención no es ningún caso beneficiar a los animales sino beneficiar su explotación. El objetivo del Bienestar Animal es conseguir que esta explotación sea una actividad rentable y que la gente consuma productos animales con la conciencia tranquila, evitando así que se inclinen hacia el veganismo.

Tanto si son conscientes de ello como si no, todos los que apoyan el Bienestar Animal favorecen los intereses de la industria de explotación animal.
Para comprender el error sobre el que está asentada la posición bienestarista basta con reflexionar si fuéramos nosotros a quienes utilizaran sin nuestro consentimiento, vulnerando nuestros intereses básicos, y a costa de cercenar nuestra vida y nuestra libertad. En ese caso no tendríamos ninguna duda de que estábamos siendo víctimas de un crimen. Y ante un crimen lo que debemos hacer es rechazarlo y evitarlo.
Ahora, si optamos en cambio por difundir otras maneras diferentes de cometer ese mismo crimen, entonces lo que estaríamos haciendo es participar en él y somos pues al menos en parte responsables de que se lleve a cabo.
La posición del Bienestar Animal distrae la atención de nuestra empatía para conseguir que, en lugar de que elijamos dejar de explotar a los animales, optemos por opciones de explotación "compasivas y "humanitarias". Todo sea por mantener nuestra dominación sobre los animales y darle una apariencia de moralidad a lo que es meramente una conducta egoísta que no tiene en cuenta los intereses de los animales.
Casi todos estaríamos de acuerdo en que si se promulgaran leyes que regulan la violación de las mujeres —para hacerla de forma “compasiva”— o que regularan la forma “humanitaria” de secuestrar a niños para poder abusar de ellos, rechazaríamos tajantemente dichas leyes por ser un instrumento para favorecer y legitimar el crimen. En cambio, con las leyes de “bienestar animal” que regulan la forma “correcta” de explotar a los animales actuamos en favor de esas leyes: promoviendo su existencia o denunciando su incumplimiento. ¿Por qué? Por especismo.
La lógica moral exige de nosotros que evitemos tratar a nuestros iguales –a todos los animales dotados de sensación– como no querríamos que nadie nos tratara a nosotros. La ética implica veganismo, pues lo justo para los animales no es explotarlos de otra manera, ni consumir una forma diferente de explotación. Lo justo es no explotarlos de ninguna manera ni apoyar su explotación.