9 de diciembre de 2014

Una reflexión vegana acerca del abandono de animales no humanos



«Ante situaciones poco claras, experimentamos el impulso de hacer algo, cualquier cosa, ayude o no. Después nos sentimos mejor, aunque la situación no haya mejorado.» ~ Rolf Dobelli

En esta entrada quisiera exponer un breve análisis sobre el problema de los abandonos, desde la perspectiva vegana. Al igual que ocurre respecto de otras muchas formas de violencia contra los demás animales, las supuestas soluciones que de forma generalizada se difunden para abordar este problema considero que incurren en varios errores habituales que pretendo señalar aquí.

Existe una espeluznante cartaperiódicamente difundida por las redes sociales, escrita por un voluntario anónimo que trabaja en una perreray en la cual se describen los horrores que padecen los perros abandonados. El mensaje que se lanza en dicho documento es básicamente que el problema está en que los abandonos provocan mucho sufrimiento a los animales que los padecen y como respuesta se proponen remedios como: "no cries o compres mientras haya perros muriendo en las perreras". Es decir, el autor piensa que si no hubiera abandonos entonces no habría problema alguno en que siguiéramos comerciando con las vidas de otros animales. El autor se posiciona a favor de que explotemos a los animales nohumanos, aunque sin duda le preocupa el excesivo sufrimiento que les causamos.

Esa carta es un ejemplo del enfoque predominante que encontramos normalmente en la denuncia sobre la cuestión de los abandonos. En ella no se dice nada en contra de que traigamos al mundo a otros animales para usarlos en nuestro beneficio; no se dice nada acerca del hecho de que comerciemos con sus vidas y los utilicemos como simples medios para nuestros fines. Y no se dice nada sobre esto porque su enfoque es un mero reflejo de la mentalidad especista que predomina en nuestra sociedad y que ve a los demás animales como recursos para beneficio humano. 


Como consecuencia directa de esa mentalidad es por lo que en nuestra sociedad la compraventa de esclavos animales continúa existiendo y es legal. La esclavitud sólo se abolió legalmente en el pasado para los seres humanos. Los demás animales están sometidos a la condición de propiedad. Ellos carecen de derechos jurídicamente reconocidos, se les considera bienes muebles, mercancías, y sus vidas sólo tienen un valor extrínseco y económico que sus propietarios humanos deciden darles.




¿Por qué se producen los abandonos? Por la misma causa que se produce la cría y la compraventa de animales no humanos: nos creemos con derecho a utilizar a los demás animales como objetos para satisfacer nuestras necesidades y deseos.

Cualquier interés que los animales no humanos tengan estará siempre supeditado a los intereses humanos. Cuando queremos ganar dinero entonces los críamos y los vendemos; cuando nos apetece tener compañía entonces los compramos; y cuando ya nos cansamos de ellos simplemente los abandonamos o los matamos.

Por el mismo motivo es que usamos a otros animales para comida, o para ser vestimenta o entretenimiento. No es porque lo necesitemos sino porque discriminamos a los no-humanos simplemente por eso: por no ser humanos. Esto es el especismo.

El error en todo este asunto no se limita al hecho de que los animales no humanos sean esclavizados y luego abandonados por sus propietarios sino que incluye también la manera habitual que tenemos de enfocar el problema: ignoramos la injusticia que es el hecho mismo de que utilicemos a otros animales para nuestros fines y sólo nos preocupamos si nuestros esclavos sufren mucho como consecuencia de la explotación que ejercemos sobre ellos.


Esta perspectiva que se centra de manera exclusiva en el tema del sufrimiento es lo que se conoce como bienestarismo. Esto es, pensar que el único elemento relevante a nivel moral es el bienestar —en el sentido de placer y dolor— y que a los otros animales meramente les importar evitar el sufrimiento. Bajo esta perspectiva son ignorados los otros intereses básicos inherentes a todo ser sintiente, como el interés en continuar existiendo. El bienestarismo también ignora que los demás animales son sujetos, son seres conscientes, y por tanto no es correcto tratarlos como si fueran objetos. Esto es a lo que nos referimos cuando decimos que los demás animales deben ser considerados como personas.

Por otra parte, no olvidemos destacar que dichas campañas hablan exclusivamente de perros y/o gatos, que, aunque son los animales más abandonados—porque son los más utilizados para servir de compañía— no son los únicos. También son víctimas de estas prácticas los cerdos, los hurones, así como reptiles y aves. Aunque estas campañas hablen de "animales" ya sabemos que no se refieren a los animales humanos y también comprobamos que en realidad hablan exclusivamente de perros y/o gatos.


Además de estas campañas específicas contra los abandonos, también se difunden otras medidas que podemos considerar equivocadas como son, por ejemplo, la esterilización forzosa o el proponer leyes de "bienestar animal" que reformen la compraventa de animales esclavizados para compañía. Desde el punto de vista práctico, ninguna de estas medidas conlleva mejora alguna de la situación que supuestamente intentan remediar. Desde el punto de vista ético, se tratan además de acciones que atentan contra los derechos de los animales y su consideración como personas.

Estas supuestas soluciones no son tales sino que son empeoramientos de la situación. Además de ser violaciones de los derechos morales que tienen los animales —su derecho a la integridad física y su derecho a no ser propiedad— no ayudan en la práctica a remediar el problema. Ambas iniciativas sólo consiguen reforzar la idea de que los demás animales son recursos para nuestro beneficio y favorecen que se mantenga su explotación. El "Bienestar Animal" ayuda a mejorar la eficiencia de la explotación animal y a aliviar la conciencia de sus consumidores.

Por otro lado nos encontramos con la propuesta de fomentar las adopciones en lugar de la compra. Esto, a pesar de que sería una acción que no tiene nada de intrínsecamente rechazable por ella misma, resulta que tampoco puede poner fin al problema en modo alguno. La gente en su gran mayoría no escoge, ni va a escoger, la adopción en lugar de la compra porque su motivación no es ayudar a los demás animales sino que es encontrar un esclavo que le sirva de compañía y entretenimiento. Para este fin necesita un "modelo" de animal adaptado a sus gusto personales. Esto algo que la adopción simplemente no puede satisfacer y tampoco debería, dado que la adopción se debe realizar por altruismo y no por egoísmo. Las campañas en favor de la adopción aunque son buenas en su intención tampoco inciden en los factores que provocan el abandono, sino que los ignoran por completo.

Toda la violencia que cometemos contra los demás animales está motivada y permitida por el prejuicio del especismo. Por tanto, si ignoramos la causa del problema nunca solucionaremos sus consecuencias directas. El abandono de animales nohumanos es otro ejemplo más de ello. 


Diferentes animales, diversas formas de explotación.
El mismo especismo.


El fracaso del enfoque bienestarista no sólo es de tipo moral sino también empírico. Las campañas contra el abandono no tienen ningún impacto significativo en este problema.

A pesar de que llevamos muchos años de campañas —por ejemplo: en España ya se veían anuncios al respecto hace 20 años— resulta que estos abandonos no sólo no se reducen sino que en realidad aumentan cada año. 




Las campañas contra los abandonos sólo pretenden actuar sobre los síntomas pero no inciden nada sobre la raíz del problema ni respecto de otras causas adyacentes como es la producción [cría] de animales.

Esto es en esencia el verdadero problema al que nos enfrentamos: comerciamos con las vidas de otros animales igual que en pasado comerciábamos con las vidas de otros humanos. Consideramos que ellos son nuestra propiedad y que existen para satisfacer nuestros deseos y necesidades. Esto es la esclavitud. No importa la especie de la víctima.

Sin embargo, al igual que entendemos que no es justo que se comercie con seres humanos, deberíamos poder comprender que comerciar con los demás animales es igualmente injusto, por las mismas razones. Los animales no humanos tienen el mismo derecho que nosotros a no ser tratados como nuestra propiedad.

Al igual que en el caso de seres humanos, la solución no puede estar en regular esta injusticia. La única solución justa es abolir el estatus de propiedad al que están sometidos los otros animales, tal y como abolimos la esclavitud humana.

En definitiva, el problema no se podrá remediar mientras sigamos considerando a los demás animales como recursos; como seres inferiores que existen para estar sometidos a nuestra voluntad. 

Nada va a cambiar en tanto que continuemos viendo a los no-humanos como instrumentos para nuestros fines. La única forma efectiva de salir de esta situación es el veganismo. Cualquier otra postura diferente simplemente permanecerá inmersa en la misma inercia especista en la que nos encontramos y no evitará la injusticia ni sus consecuencias directas.

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