27 de abril de 2014

Adoctrinar en el especismo

«Señalar que podemos explotar porque somos 'superiores' no es más que decir que tenemos más poder que ellos. Y nada más. Y, exceptuando a los partidos fascistas, la mayoría de nosotros rechazamos la idea de que el poder establece lo que es correcto. Así que explíquenme por qué está ese principio tan ciegamente aceptado cuando se trata de nuestra relación con los demás animales.»   ~ Gary Francione



Desde que somos niños, nos inculcan —ya sea de forma explícita o disimulada— la idea de que es "normal" que otros animales estén bajo la dominación humana. A nuestro alrededor convivimos con animales no humanos utilizados para servir de compañía a los humanos [“mascotas”] y nos alimentan con cadáveres y secreciones de otros animales usados para alimento de los humanos.

«El sentimiento de que los miembros de nuestra especie merecen una consideración moral especial en comparación con los miembros de otras especies, es antiguo y se encuentra profundamente arraigado. El hecho de matar a las personas, excepto en la guerra, es el crimen juzgado con mayor severidad entre los cometidos comúnmente. Lo único que está sometido a una prohibición mayor en nuestra cultura es comerse a las personas —aun si ya están muertas. Sin embargo, gozamos al comer a miembros de otras especies.» ~ Richard Dawkins



«Solemos creer que sólo las personas “enfermas” o con determinados rasgos de personalidad pueden ser capaces de exhibir este tipo de comportamientos; sin embargo, muchas personas que podrían ser calificadas como empáticas también pueden —en ciertos contextos— comportarse de esta forma.» Jennifer Delgado


«A muchos de nosotros nos horrorizan las ejecuciones judiciales, aunque se trate de los más espantosos criminales de la especie humana, al mismo tiempo que aprobamos alegremente que se mate a tiros, sin juicio previo, a animales considerados como plagas y que son bastante mansos. En realidad exterminamos a miembros de otras especies inofensivas como un medio de recreación y entretenimiento.»  ~ Richard Dawkins

Cuando nos hacemos adultos y alguien nos expone la idea de que todo eso está mal —que todo eso es esclavitud— resulta por tanto comprensible que nos cueste entenderlo o que reaccionemos rechazando de plano la crítica contra nuestras ideas y costumbres asumidas desde la infancia.

«Las ideas, una vez que se instalan en un cerebro, son muy difíciles de erradicar. Las primeras que llegan deciden las que pueden venir después porque definen nuestro universo mental, lo que somos capaces de ver y entender y todo lo que no encaje con ellas suele quedar fuera. Las ideas son como jaulas, delimitan nuestro mundo, nos encierran dentro de un territorio mental del que no podemos salir.» ~ Pablo Malo 


Hemos interiorizado desde niños una cultura antropocentrista que nos enseña a ver a los demás animales como instrumentos para satisfacer las necesidades y deseos humanos. Toda la violencia que ejercemos contra los no-humanos es consecuencia directa de este prejuicio. No hay otra forma de remediar esa violencia que erradicando ese prejuicio de nuestra mentalidad.



«Estos usos de los animales están tan institucionalizados, tan normalizados en nuestra sociedad que es difícil encontrar la distancia crítica que se necesita para ver lo horrorosos que son como formas de sometimiento, de servidumbre y —en el caso del sacrificio de animales para consumo humano y otros propósitos— de descarados asesinatos. [...] Hemos sido formados por una historia del pensamiento en la que apenas estamos conscientes de que vemos a los animales como recursos que tenemos derecho a emplear del modo que creamos conveniente para satisfacer nuestras necesidades y deseos.» ~ Gary Steiner


La inculcación de estas ideas es la causante de la opresión sistemática que ejercemos sobre los demás animales. No se trata de ninguna maldad intrínseca e inevitable a ser humano. Es un problema de mentalidad, que puede ser solucionado mediante el mismo modo por el que fue provocado: la educación.

22 de abril de 2014

Algo debe cambiar para que todo siga igual




Hace unos días, apareció la noticia de que en Francia se había aprobado una modificación legislativa mediante la cual los animales catalogados dentro de la categoría de "mascotas" —principalmente perros y gatos— se les reconocía juridícamente como "seres sensibles", es decir, seres sintientes.

La cuestión es: ¿y qué?

Esto sencillamente no cambia nada en absoluto. Los animales no humanos seguirán siendo propiedad humana y los propietarios pueden seguir explotándolos —utilizarlos para sus fines. ¿Dónde está la diferencia? Esto es un cambio irrelevante que aparenta ser "importante" pero que lo mantiene todo exactamente igual que hasta ahora.

Las leyes de "bienestar animal" ya reconocen que algunos animales no-humanos son sintientes. Por eso no tenemos leyes de "bienestar vegetal" ni de "bienestar mineral".

Que haya animalistas que consideren que esta noticia es un "avance" sólo muestra el grave y extendido desconocimiento que hay acerca del problema fundamental en nuestra relación moral con los otros animales.

Con esta reforma legal los otros animales no dejarán de ser vistos como cosas. Seguirán siendo considerados y tratados como cosas que existen para ser esclavizados por los humanos. No cambiará absolutamente nada, excepto en cierto párrafo de un papel.

¿Pero acaso esa medida no sirve en la práctica para nada? Sí, sirve para algo. Sirve para obstaculizar el progreso del veganismo y hacer creer a la gente que la situación de los animales puede ser cambiada mediante simples reformas legales y sin necesidad de abolir su estatus de propiedad. Para esto sirve. Es propaganda.

Aunque la legislación no considere a algunos animales como meros objetos —en el sentido de seres inertes— no equivale en ningún caso a que estos animales dejen de ser tratados como recursos, mercancías y propiedades. Por tanto, que el ordenamiento jurídico reconozca que los animales son seres sensibles no implica ningún cambio real para ellos en la manera en que son considerados desde el punto de vista legal.

Creo que aclarar esto es muy importante porque mucha gente se lleva a engaño creyendo que una modificación legislativa en ese sentido supone alguna clase de revolución jurídica en beneficio de los animales cuando no lo es en ningún caso. Los animales siguen totalmente sometidos al capricho humano y carecen de un valor moral intrínseco reconocido y sólo se les reconoce un valor instrumental en función de los intereses humanos.

Así pues es mi obligación oponerme a la creencia de que esos cambios legislativos sean alguna clase de "avance" o de "pasos" en la dirección de eliminar la cosificación y explotación de los animales, porque esa creencia adolece de veracidad. Medidas legislativas similares ya empezaron a ser aprobadas hace dos siglos en países anglosajones y eso no condujo en ninguna manera a un cambio significativo en la situación de los animales. La reforma del estatus de propiedad de los animales mediante regulaciones o normativas de "bienestar animal" no conducen a la abolición de ese estatus de esclavitud en el que están sometidos sino que sólo sirve para que la gente crea que está bien esclavizar a los animales siempre que nos preocupemos por intentar asegurar su "bienestar"; siendo este supuesto bienestar en realidad un criterio absolutamente limitado y determinado en función de los intereses humanos, y no en los intereses de los animales.

Es claro que desde el punto de vista lógico resulta incorrecto tratar a un sujeto como si fuera un objeto —y asimismo sería incorrecto desde una perspectiva ética racional— pero el ordenamiento jurídico no se fundamenta en la lógica sino en la voluntad de los legisladores. Es un sistema convencional y arbitrario. La legislación sólo refleja los intereses de los poderosos o, en el mejor de los casos, la presión social de los ciudadanos. Por ello pienso que si uno quiere de verdad cambiar las cosas lo que debe hacer para lograr un cambio real en la situación de los animales no es enfocarse en la jurisdicción sino en la ética y en la concienciación moral de la sociedad a través del activismo, para así lograr un cambio en las creencias y costumbres de la gente, que son la fuente originaria que marca nuestra relación con los demás animales.

Nada cambiará de manera sustancial mientras continuemos pensando que los animales no humanos son seres inferiores que existen para nuestro beneficio y sigamos utilizándolos para nuestros propósitos, ya se trate de comida, vestimenta o entretenimiento. Sin un cambio de paradigma moral no importa que los reconozcamos como seres sintientes, del mismo modo que el racismo o el sexismo no niega la sintiencia en los humanos injustamente discriminados y oprimidos, sino que los considera inferiores.

El verdadero cambio, el cambio real que podemos lograr ahora mismo en favor de los animales es el veganismo.

Si en verdad estamos en contra de la violencia hacia los animales —si creemos que está mal hacerles daño sólo por mero placer, tradición o conveniencia— y esta declaración no es mera retórica, entonces debemos dejar de usarlos como comida, vestimenta o cualquier otro fin.

Sólo de ese modo habremos dejado de considerarlos como objetos —como recursos para nuestro beneficio— y comenzamos a reconocerlos como personas no humanas.

Los demás animales merecen que hagamos ese cambio. Y podemos hacerlo ya —desde este mismo momento— haciéndonos veganos, sin tener que esperar a ninguna ley.

20 de abril de 2014

Kepa no se entera

 


En el contexto actual, cuando un activista u organización se califica de "animalista" deberíamos anticipar que hay una alta probabilidad de que eso significará que es especista y partidaria de la esclavitud de los animales. De hecho, la concienciación que hacen las organizaciones animalistas se enfoca siempre a la manera en que explotamos a los demás animales. Es decir, se preocupan sólo por cómo practicamos esta esclavitud pero no los veremos denunciando la injusticia que es el hecho mismo de que tengamos a los otros animales sometidos a nuestra dominación.

En un blog animalista que no casualmente ha escogido su nombre del acto que representa la mera compasión, y no la justicia, por parte de un hombre que en ese momento ya no estaba en sus cabales —lo cual podría ser significativo— me he encontrado con un artículo de Kepa Tamames, a quien no se le ha ocurrido otra cosa que denunciar los zoos usando el ejemplo de un personaje animado en un artículo titulado: «Teo no se entera: los zoos son cárceles de animales». Pienso que la mediocridad argumental del artículo en cuestión es considerable, como veremos a continuación.

Por lo visto, a Kepa no le basta con descalificar al personaje que representa Teo llamándolo "ñoño", "repelente" e "ingenuo" —lo cual no ayuda en nada a esclarecer el asunto— sino que además le acusa de no enterarse. Pero resulta comprensible que un personaje que representa a un niño no pueda tener conciencia del problema moral que supone la existencia de los zoos y en general la esclavitud a la que hemos sometidos a los animales no humanos. La culpa de esta incomprensión no es de Teo —no es de los niños que acuden al zoo a divertirse— sino que en todo caso sería de los adultos que educan a esos niños. Ahora bien, ¿es solamente Teo el que no se entera o es Kepa en realidad el que demuestra más bien no enterarse del asunto?

Kepa Tamames acusa a los zoos de no cumplir el objetivo de "conservar las especies animales" y de que tampoco pretenden en verdad garantizar el bienestar de los animales que están alí encerrados. Pero, ¿es que acaso si los zoos sirvieran para conservar especies —o su práctica garantizar un bienestar a los animales que tienen en cautiverio— entonces sí sería moralmente correcto que existieran? ¿Es esto lo que pretende decir Kepa? No cabe duda de que eso será lo que muchos entenderán implícitamente al leerlo. No hay más que echar un vistazo a los comentarios en la página del propio blog en el que ha publicado su texto. Lo que está dando a entender es que si los zoos consiguieran cumplir con una función conservacionista, o proporcionaran un bienestar real a sus víctimas, entonces sí estarían legitimados a existir.

Por tanto, Kepa no se entera. Es decir, Kepa Tamames no se entera de que encerrar a alguien sin su consentimiento nunca se puede justificar éticamente con el fin de conservar su especie o de obtener un lucro a costa de su cautiverio aunque se garantizara su bienestar.

Kepa no se entera de que lo injusto no está sólo en las
condiciones de la esclavitud sino que lo injusto en primer lugar es la esclavitud en sí misma

Kepa no se entera de que con esos argumentos falaces lo que está consiguiendo es reforzar el prejuicio del especismo y promover la idea de una esclavitud "humanitaria" que incluye a los zoos.


Los zoos son centros de esclavitud en los que se explota y se asesina a los animales que están cautivos en ellos. Lo mismo que sucede en los mataderos, las granjas de esclavos, y todos los demás lugares en los que son explotados los animales.

Si argumentamos que el problema de los zoos es de tipo conservacionista o de tipo bienestarista entonces la gente entenderá lógicamente que debemos lograr que los zoos cumplan esas funciones. Pero Kepa no se entera de esto. 

Kepa menciona el caso de la jirafa Marius que fue asesinada en el zoo de Copenhague. Sin embargo, no explica que estos crímenes son consecuencia directa de considerar a los animales no humanos como recursos para beneficio de los humanos. ¿Si un recurso ya no sirve para cumplir su función entonces qué hacemos con ello? Podemos usarlo para otra finalidad en la que nos resulte de provecho. Y eso es lo que hicieron con Marius y es lo que hacemos diariamente con millones de animales inocentes.

¿Cuáles son las respuestas de los defensores de los zoos? Como podemos ver en los comentarios al propio artículo, ellos afirman que los zoos cumplen con la función de conservar las especies y, además, que hay que mejorar el grado de bienestar de los animales que están esclavizados en ellos. Por tanto, ¿dónde está el cuestionamiento sobre el especismo y la existencia de la explotación animal? !En ninguna parte! Al contrario, lo que hace Kepa Tamames en ese artículo es reforzar aún más la idea de que el problema no es el hecho mismo de que explotemos a los demás animales sino que el problema está sólo en la manera en que los explotamos. Este planteamiento es ya especista, porque acepta la dominación humana sobre el resto de animales, que son discriminados e la comunidad moral, pero es también bienestarista, porque sólo le importa el bienestar de los animales pero no reconoce que ellos tienen un derecho a vivir y a ser libres —a no ser nuestra propiedad.

Aparte de esto, considero que el hecho de denominar "cárcel" a un zoo resulta problemático. Porque si una cárcel es, por definición, un sitio en donde se encierra a criminales y un zoo no tiene esa función, entonces ¿cómo puede ser apropiadamente denominado cárcel? No parece tener sentido. Así, el calificativo de "cárcel" no se ajusta correctamente a lo que sería un zoo.

Un zoos es un centro de explotación animal; un lugar de cautiverio y una actividad esclavista. Pero no sería propiamente una cárcel, puesto que no se encierra allí a los animales por haber cometido un supuesto delito. Claro que podemos decir que ellos han cometido "el delito de no ser humanos". Pero esa expresión no deja de ser retórica y, aunque emotiva, no me parece que ayude a comprender cuál es el problema intrínseco a la existencia de los zoos y el resto de la explotación especista.

En definitiva, Kepa no se entera de ninguna de estas importantes cuestiones, pero sin embargo pretende aparentar que él nos está aclarando o solucionando algo al respecto, cuando lo que consigue más bien es agravar y perpetuar el problema que supuestamente denuncia.

Por tanto, el problema de fondo no son los Teos que han sido adoctrinados en el especismo, y que con educación vegana podrían superar su prejuicios respecto de los otros animales; al igual que hemos hecho muchos de nosotros. 

El problema real son los Kepas que de forma consciente y deliberada se empeñan durante años y años y años en no querer revisar sus ideas asumidas, y que pretenden estar el lado de las víctimas —se autodenominan nada menos que sus "defensores"— al mismo tiempo que siguen asumiendo el error original que ha originado toda esa situación: la idea de que los animales no humanos son seres inferiores que no merecen respeto por sí mismos y existen para beneficio de los humanos.

¿Son éticamente justificables los zoológicos? Si reconocemos que los animales poseen derechos —particularmente los derechos a la libertad y a la vida— entonces la respuesta es que los zoológicos no pueden ser éticamente justificables. Así como tampoco puede serlo ninguna instrumentalización que hagamos de los animales.

16 de abril de 2014

«Argumentos no-especistas contra la experimentación animal»



Aquí pueden leer mi traducción de la transcripción de una conferencia de la doctorando en filosofía Christiane Bailey de la universidad de Montréal [Canadá], con quien establecí contacto personal a través de internet.

A pesar de lo que pueda sugerir el título, la conferencia no es monotemática y sólo menciona la experimentación animal como un ejemplo más de nuestra opresión sobre los demás animales. 

Nos encontramos ante un ensayo acerca del problema general del especismo y nuestra relación moral con los no-humanos. Por tanto, sigue un criterio teórico muy próximo al que yo asumo como base en este blog. 

Considero además que se trata de un texto argumentado muy claro y conciso que vale la pena conocer. Espero que os resulte de interés.

Las referencias bibliográficas y documentales han sido actualizadas a su versión en español.

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Aquí está la transcripción de mi presentación en la universidad McGill dentro de un debate sobre experimentación animal.

*Esta es una breve defensa deontológica de una teoría de derechos animales negativos inspirada en el trabajo de Tom Regan, Gary Francione y Sue Donaldson y Will Kymlicka en su libro Zoópolis, el cual ganó recientemente el premio bianual de la Asociación Filosófica Canadiense.

**Quisiera agradecer a Vincent Duhamel y Sue Donaldson por ayudarme a preparar esta presentación y agradecer a Linday Osso por invitarme a este debate.


Argumentos no-especistas contra la experimentación animal

Christiane Bailey

Estudiante del doctorado de Filosofía, AOS: Fenomenología de la Subjetividad Animal, Ética & Justicia Animal; Historia de las Representaciones Occidentales sobre los Animales y Estudios Críticos Animales.


McGill University, Rutherford Physics Building, room 112

24 de febrero, 2014 – 18:00-20:00


Soy una vegana ética y eco-feminista profundamente opuesta a la idea de que los otros seres sintientes existen para nuestro uso.

No nací de ese modo. Fui educada en esa forma.
De hecho, fui criada bajo la idea de que los otros seres sintientes existen para nuestro uso. En mi mente, el mundo animal se dividía entre los animales de granja, los animales de compañía, las plagas, los animales de laboratorio, los animales salvajes, y demás. Fui educada para dividir a los animales según la respectiva utilidad que tenían para nosotros.
Mientras que resulta relativamente fácil convencer a la gente de que debemos preocuparnos por los animales domesticados utilizados para compañía y de que debemos respetar a los animales salvajes —al menos a aquellos que tienen un valor simbólico o ecológico— resulta difícil que la gente tenga compasión y respeto por los denominados animales de granja y los animales de laboratorio.
Al igual que los animales de granja, los animales de laboratorio técnicamente existen para nuestro uso. Su ontología —lo que son— y su teleología —para qué están hechos— consiste en ser instrumentos para nosotros: ellos son por tanto ratas de laboratorio o perros de laboratorio.
No pretendo debatir el valor instrumental o la utilidad de la experimentación animal para beneficiar a los seres humanos —lo cual suele ser el tema central de discusión en los debates sobre la ética de la experimentación animal.
Me gustaría comenzar preguntando por qué usamos a otros animales en experimentos invasivos, y que les privan de libertad, en lugar de usar a seres humanos. Obviamente, usar a seres humanos resultaría muchísimo más útil.
No los utilizamos porque sería moralmente incorrecto hacerlo. ¿Por qué? ¿Qué es lo que hace que sea moralmente erróneo experimentar en seres humanos sin su consentimiento informado para el beneficio de otros?
¿Se debe simplemente a que ellos son humanos? Apelar a un criterio biólogico ùcomo el de ser homo sapiens— sin explicar qué hace que esa característica sea moralmente relevante, ignora la cuestión.
Necesitamos explicar cuál característica compartida por todos los seres humanos hace que sea inapropiado usarlos como sujetos para experimentos invasivos y privativos de libertad sin su consentimiento.
¿Es porque los humanos son seres racionales? Esto no puede ser una respuesta. ¿Qué nos impide por tanto experimentar en seres humanos menos inteligentes, como es el caso de los discapacitados cognitivos?
Eso es algo que hicimos en el pasado y deberíamos estar profundamente avergonzados por ello. Aquello estuvo mal tanto si resultó útil como si no. Por lo que la inteligencia, la racionalidad o la capacidad para el razonamiento abstracto no puede ser la respuesta.
Si todos deseamos ser respetados, poder vivir, estar libres de tortura y cautividad, no es porque seamos seres racionales. Es porque somos seres sintientes, sujetos vulnerables que valoran su breve existencia en este planeta.
Todos los seres humanos, sin importar su edad, su capacidad para hablar o razonar, merecen protección respecto de sus intereses básicos. Los derechos inalienables y universales no están basados en una noción sofisticada de la personalidad sino en la mera posesión de subjetividad [Donaldson y Kymlicka, 2018].
Pero los demás animales son sujetos también. El valor de su vida no puede ser reducido al valor que ellos tienen para nosotros.
No importa cuán insignificante parezca la vida de alguna gente o la de otros animales vista desde fuera, en el momento en que reconocemos a otro sujeto, esto nos impone un fuerte deber de no dañar, esclavizar o matar a este individuo vulnerable.
Aquellos que piensan que podemos utilizar a otros animales porque las vidas humanas son más valiosas que las vidas de los demás animales necesitan comprender que "los juicios concernientes al valor de las vida no tiene nada que ver con los derechos fundamentales" [Donaldson y Kymlicka, 2018].
La muerte de un niño podría ser más trágica que la vida de una persona anciana, pero eso no significa que estemos justificados en matar al anciano para proveer de órganos a los jóvenes. El valor diferente que atribuimos a sus vidas no justifica sacrificar a uno para beneficio de otro.
La igualdad de derechos significa que debemos respetar los intereses básicos no solamente de la gente que amamos o apreciamos, sino también la de todos los individuos que consideramos inferiores, reemplazables, inútiles o sin ningún valor.
Por tanto, no necesitas creer que las vidas de los otros animales son tan valiosas como las de los humanos para reconocerles derechos básicos a existir, a vivir libres de tortura y cautividad —sólo necesitas reconocerlos como individuos, como sujetos.
Filósofos de la política como Will Kymlicka y Sue Donaldson explican que:
«La razón por la que los individuos tienen derechos básicos [...] se debe a que sus vidas son valiosas para ellos mismos, no para un observador externo. Tenemos derecho a la vida porque somos seres conscientes y nuestra vida significa todo para nosotros, independientemente del juicio de otros. [...] No es importante cuánto valoro yo tu vida. Es importante que tú valoras tu vida y que yo tengo la capacidad de respetar eso.» [Sue Donaldson y Will Kymlicka; Do We Need a Political Theory of Animal Rights?, 2012]
La subjetividad es la base de los derechos fundamentales negativos, y no una noción sofisticada de personalidad. Este reconocimiento clave es lo que ha hecho posible los avances en los derechos humanos universales durante las últimas décadas, así como los derechos de los niños y de la gente discapacitada.

Pero los otros animales sintientes son sujetos también. A menudo fallamos en reconocer que ellos tienen sus propias mentes. Sin embargo, cada ser individual puede ver, oír, saborear, sentir el tacto, recordar, anticipar, reconocer a otros y aprender a temer y confiar en ellos. Ellos pueden hacer amistades. Un animal sintiente es alguien y no algo.

Los argumentos en favor de los Derechos Animales no están basados en la religión o en la mala ciencia. Es justo al contrario. Están basados en la ciencia más rigurosa que tenemos disponible [Ver: Declaración Cambridge de la Conciencia]
Por otra parte, el uso de animales en investigación se basa en asumir prejuicios teológicos; tales como el excepcionalismo humano y la supremacía humana —ambas son creencias diferentes pero relacionadas. El excepcionalismo humano es la idea de que los humanos son esencialmente diferentes de los otros animales. La supremacía humana es la idea de que los humanos son fundamentalmente superiores a los demás animales y tienen derecho a dominarlos.
¿Cómo es posible que todavía creamos que hay una brecha metafísica entre humanos y otros animales, y que los demás animales existen para nuestros fines, como creen los supremacistas humanos?
Darwin nos ha enseñado que sólo hay diferencias de grado entre humanos y otros animales. A día de hoy, la investigación etológica aporta evidencias convincentes acerca del hecho de que los demás animales tienen ricas vidas emocionales, cognitivas y sociales.
Lo que estamos haciendo con los animales no humanos en los laboratorios es injusto y moralmente erróneo. Dañar a inocentes e indefensas criaturas porque tenemos el poder de hacerlo, y nos beneficia, es lo opuesto a la justicia y la moralidad.
No creemos, cuando se trata de seres humanos, que "el poder otorga el derecho". No creemos que los individuos más poderosos pueden imponer legítimamente su voluntad sobre los menos poderosos, incluso si se hace para beneficio de otros.
Comprendo que los investigadores quieran mejorar las vidas humanas, y esto es admirable, pero el deber de ayudar no se impone al deber de no dañar a otros. No sólo respecto de quienes nos agraden, sino respecto de cualquier otro que podemos reconocer como un sujeto, como un individuo vulnerable.
La historia de la humanidad está llena de gente con buenas intenciones haciendo cosas horribles a otros que consideran inferiores, inútiles y sacrificables.
Se nos da muy mal reconocer el valor en las vidas de otros cuando ellos viven una vida diferente a la nuestra. Esto es especialmente cierto cuando podemos beneficiarnos de su muerte.
En respuesta a las cuestiones planteados hoy por los ponentes:
* Considero que la investigación que involucra a otros individuos animales debe seguir los mismos criterios y requisitos de aprobación que implican a los sujetos humanos —por ejemplo: niños pequeños incapaces de dar consentimiento informado.
* La investigación invasiva y privativa de libertad y los experimentos en animales cautivos debe ser realizada por motivos terapéuticos —por ejemplo para ayudar al individuo en sí mismo, no a su especie. Esto excluye la idea de que la experimentación animal podría justificarse en beneficio de "los animales no humanos" como categoría general.
* Necesitamos ser transparentes acerca de la investigación animal en el campus y crear santuarios para los animales que sobreviven tras dejar de ser útiles en el laboratorio. Todo esto debe ser documentado: de dónde provienen los animales, el tipo de procedimientos al que son sometidos, y así sus cuidadores podrán encargarse mejor de ellos y que se comprenda que cada uno de ellos es un individuo que valora su propia vida como la cosa más importante del mundo —incluso aunque esa vida nos resulte insignificante a nosotros.
En conclusión, para terminar me gustaría decir que la mayoría de nosotros nunca tomamos de forma consciente la decisión de dañar, esclavizar y matar a otros seres sintientes. Otros decidieron por nosotros, en las generaciones pasadas. Pero cada uno de nosotros puede ahora usar el pensamiento crítico para entender las injusticias que se están cometiendo y rechazar el promover nuestra carrera académica a costa de dañar animales.
Comprendo que a los estudiantes de ciencia les implica mayor esfuerzo oponerse a la ancestral creencia metafísica en la supremacía humana que a los estudiantes de filosofía, pero los estudiantes de ciencia son quienes pueden cambiarlo todo para estos animales escogiendo otros métodos para progresar en el conocimiento.
La violenta y opresiva experimentación sobre seres sintientes que tienen vidas emocionales, cognitivas y sociales debería, a mi modo de ver, pertenecer a nuestro pasado.
Gracias por vuestra atención.


Puntos de discusión:
[1] ACERCA DE LA «NECESIDAD» DE LA EXPERIMENTACIÓN ANIMAL
Una acción sólo es necesaria respecto de conseguir un fin u objetivo específico [Nobis, 2010]. La experimentación animal no es causalmente "necesaria" para avanzar en el conocimiento científico y médico en sentido amplio —se puede progresar mediante otros métodos— y no es necesario para el aprendizaje de la medicina —hay médicos y personal sanitario altamente cualificados que no practicaron usando animales. Sin embargo, pudiera ser cierto que la investigación en animales —humanos o no humanos— fuera necesaria para avanzar hacia un objetivo específico. Pero esto no evidencia que sea moralmente permisivo: «Que una acción sea "necesaria" para conseguir un objetivo, incluso un objetivo muy valioso, no implica en sí mismo que sea permisible.» [Nobis, 2010]
Los alemanes también pensaron que era necesario someter a los judíos a experimentos de hipotermia porque los aviones alemanes estaban siendo derribados en medio del Mar del Norte y los aviadores morían a causa de la hipotermia. Era un deber moral salvar las vidas de sus soldados. El hecho de que una acción sea necesaria para lograr una finalidad —una incluso una finalidad muy importante— no significa que sea moralmente aceptable.
Como regla general, el deber de ayudar no se impone al deber de no dañar a otros. El deber de beneficiencia es menos estricto que el deber de no-maleficiencia.
[2] ACERCA DE OTRO POSIBLE CRITERIO PARA DISCRIMINAR A LOS ANIMALES —COMO SERÍA LA PERTENENCIA A UN GRUPO.
¿Lo relevante es que los individuos pertenezcan a nuestra comunidad? Si es así, ¿por qué no usar a los extranjeros? Podríamos alegar que todos los humanos pertenecen a una "comunidad universal" y que está mal privar a nuestros semejantes humanos de su libertad, encerrarlos en jaulas para experimentar sobre ellos y mejorar así las vidas de otros. Pero una comunidad no se define mediante características biológicas —ya sea un sexo específico, una raza, o una especie— sino a través de relaciones: nuestra sociedad es una comunidad inter-especie. Los animales cautivos en jaulas del campus McGill pertenecen a nuestra comunidad. Ellos están aquí, en alguna parte, aunque no los veamos. Ellos están mantenidos en cautiverio, convenientemente ocultos a nuestra vista, y procurando que no puedan escapar y apelar a nuestra compasión y sentido de la justicia.
[3] ACERCA DE LA AGENCIA ANIMAL Y LA RESISTENCIA ANIMAL
A menudo estamos atrapados en una perspectiva que solamente nos permite ver a los otros animales sintientes desde el punto de vista de su valor instrumental. Una lectura de la investigación etológica y psicológica sobre los demás animales ayuda a tomar conciencia sobre la subjetividad y la intersubjetividad en las vidas de los otros animales, dejando de contemplarlos como víctimas pasivas, para verlos como agentes y sujetos que experimentan una vida propia repleta de significado.
Es la única manera de ver lo que está en mal no sólo en el hecho de causar dolor y el sufrimiento sino en la privación de libertad y en el acto de matar.
Los demás animales no son colaboradores; ellos no tienen elección y no dan su consentimiento. Sólo tenemos que abrir un laboratorio para comprender esto: que está saturado de información acerca de como evitar que los animales muerdan y se escapen. Los animales no solamente son seres pasivos y vulnerables, sino que son agentes que resisten nuestra violencia contra ellos.
El poder que nosotros, como individuos, instituciones y empresas, ejercemos sobre estos animales es tiránico. Sus vidas, su integridad física y psicológica y su libertad significan apenas nada comparada con nuestro deseo de incrementar nuestro conocimiento, nuestros beneficios y nuestro poder. Esto no es ético; esto no es justicia: esto es tiranía.
[4] ACERCA DE LA CONCIENCIA ANIMAL
Teniendo en cuenta la continuidad evolutiva, la evidencia conductual y evidencia neurológica, no hay forma científicamente respetable de negar la conciencia animal.
La Declaración de Cambridge firmada por muchos científicos estipula que — teniendo en cuenta nuestro actual conocimiento— hay evidencias de peso para considerar que los otros animales —como mínimo, al menos los mamíferos, aves y reptiles— son seres conscientes que experimentas estados afectivos y son capaces de comportamientos intencionales.

REFERENCIAS E INFORMACIÓN RELACIONADA

Tom Regan; La Cuestión de los Derechos Animales [vídeo]
Gary Francione; El Enfoque Abolicionista
Sue Donaldson y Will Kymlicka; Zoópolis [2018]
Sue Donaldson y Will Kymlicka; “Do We Need a Political Theory of Animal Rights?” [2012]
Dosis Máxima Tolerada ["Documental galardonado que trata acerca de la experimentación animal desde el punto de vista de la gente que participó en ella y decidió rechzarla. El documental narra las vidas de humanos y nohumanos que han experimentado de primera mano el testado sobre animales, junto con el testimonio de científicos y técnicos de laboratorio que decidieron escoger otras vías por razones éticas, así como inquietantes y conmovedoras historias de los animales que han estado a ambos lados de las jaulas."] Dirigido por Karol Orzechowski.
Acerca de la investigación sobre empatía en ratas ver: Ben-Ami Bartal, Decety and Mason (2011), «Empathy and Pro-Social Behavior in Rats», Science 9 December 2011: 334 (6061), 1427-1430. [DOI:10.1126/science.1210789: http://www.sciencemag.org/content/334/6061/1427]
Para más información sobre la sintiencia animal: Animal Sentience: An Interdisciplinary Journal on Animal Feeling
Nobis, Nathan, The Harmful, Nontherapeutic Use of Animals in Research Is Morally Wrong, The American Journal of the Medical Sciences, 342, 4, October 2011.
Stop UBC Animal Research : http://stopubcanimalresearch.org/
Queen’s Animal Defense Fund : http://queensanimaldefence.org
Michael Allen Fox es un filósofo que, tras publicar un libro defendiendo la experimentación animal, cambió su pensamiento al tomar conciencia acerca de «la arbitrariedad de una teoría ética patriarcal, jerárquica y antropocéntrica que yo había asumido y defendido durante mucho tiempo y que no había tenido el coraje de examinar completamente»; «Después de escribir el libro, me torné profundamente insatisfecho con el enfoque que había adoptado, basado en los derechos de propiedad y en una errónea definición de la comunidad moral. [...] No hay un fundamento que no caiga en la arbitrariedad desde el cual argumentar que las diferencias entre humanos y no-humanos, que sean moralmente relevantes, convierten a los humanos en moralmente superiores y a los demás animales en moralmente inferiores o formas de vida carentes de valor.» Comprendió que ese mismo tipo de argumentos justificarían el sexismo y el racismo. Su libro se volvió «algo vergonzoso»: «Ahora veo esas opiniones con consternación. ¿Cómo es posible que alguien razonablemente inteligente y sensible pueda mantener semejantes ideas?» Más información en el blog de Frederic Côté-Boudreau
Próxima conferencia sobre investigación animal desde una perspectiva crítica: Thinking Outside the Cage. Towards a Nonspeciesist Paradigm for Scientific Research [Queen’s University, Kingston, Canada March 27-28, 2014].
Próxima conferencia Critical Animal Studies en McGill (28-30 March 2014) habrá una charla de Salomé Pollet sobre "Métodos alternativos al testeo en animales".
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7 de abril de 2014

Derechos Animales y Bienestarismo: Una Diferencia Esencial





Dentro del ámbito animalista encontramos dos posiciones ideológicas que se apartan del tradicional antropocentrismo que ha predominado desde el siglo XIX entre animalistas. Estas dos posiciones son: el Bienestarismo y los Derechos Animales

Aunque ya he hablado sobre ellas varias ocasiones, en esta nota intento presentar de nuevo una breve introducción a cada una de ellas centrándome en cuál es la diferencia esencial que las distingue y separa.

Por un lado, los animalistas que asumen el bienestarismo buscan aliviar o eliminar el sufrimiento de los animales pero sin cuestionar moralmente nuestra dominación y explotación sobre ellos.

En cambio, los defensores de la filosofía de los Derechos Animales asumen como como principio fundamental que los animales nunca deben ser instrumentalizados para nuestros fines, es decir, sometidos a explotación.

Es importante señalar que aunque la ética de Derechos hable principalmente de derechos, y el bienestarismo se refiera al bienestar, esto no quiere decir en modo alguno que la ética de Derechos Animales sea incompatible con el respeto y el fomento del bienestar de los individuos.

Precisamente uno de los fundamentos de los Derechos Animales se basa en proteger el deseo de bienestar al que aspira todo ser que posee capacidad de sentir. Sin embargo, esta postura moral parte del reconocimiento de una serie de derechos básicos e inherentes a cada persona —humanas y no humanas— y no puede aceptar que el bienestar de nadie se anteponga al respeto por los derechos individuales de todos. Es decir, si para lograr el bienestar de la mayoría fuera necesario vulnerar los derechos básicos de un solo individuo, la ética de Derechos se opondría tajantemente a ello.

La filosofía de los Derechos Animales postula que todos los animales, en tanto que seres sintientes, poseen derechos básicos, empezando por el más fundamental derecho de no ser propiedad. Esto significa que no debemos utilizar a los animales como medios para nuestros fines, puesto que ellos no tienen interés en ser utilizados para servir a los humanos.

En cambio, la doctrina conocida como bienestarismo es una postura ideológica surgida del utilitarismo que considera que lo único relevante es el supuesto nivel de placer y sufrimiento que experimenta cada individuo; así como la suma del bienestar general. El bienestarismo aspira a reducir el sufrimiento y aumentar el placer; sin importarle el consentimiento ni el sometimiento de unos por encima de otros.

Debo aclarar, sin embargo, que el bienestarismo y el 'Bienestar Animal' son dos nociones diferentes.

El 'Bienestar Animal' es la posición que promueve la regulación de la explotación de los animales para minimizar los daños y sufrimientos de los animales explotados principalmente con el fin de rentabilizar su aprovechamiento económico en beneficio de los humanos. Pero el bienestarismo como ideología no conlleva necesariamente el apoyo a la regulación del 'Bienestar Animal'; sólo conlleva la preocupación y el balance del bienestar de los animales. De hecho, he conocido a bienestaristas que opinaba que lo mejor para los animales era la abolición y que la regulación realmente no aliviaba su sufrimiento. Así pues, la postura regulacionista que se denomina 'Bienestar Animal' es diferente de la posición ideológica del bienestarismo, aunque en la práctica es cierto que estén relacionadas.

Por tanto, aquí distinguimos entre ambas posturas —Bienestarismo y 'Bienestar Animal'— dejando claro que no son lo mismo, aunque se trate de categorías entrelazadas en la práctica. Un bienestarista ideológico es alguien que asume la filosofía utilitarista, o alguna versión derivada de ella, pero hay partidarios del 'Bienestar Animal' que no suscriben el bienestarismo sino que parten meramente de un antropocentrismo que se preocupa por el bienestar de los animales sólo en tanto que esto afecta a los humanos. Por tanto, pienso que habría que distinguir entre bienestarismo ideológico, como una corriente de pensamiento derivada del utilitarismo, y el 'Bienestar animal'. Pueden existir y funcionar de manera independiente. 'Bienestar Animal' y Bienestarismo sería conceptos diferentes, tal y como lo son Derecho Animal y Derechos Animales, aunque sus etiquetas sean tan parecidas.

De este modo, la política del 'Bienestar Animal' puede ser enfocada desde dos perspectivas distintas: una perspectiva antropocéntrica —a la que denominamos ideológicamente como proteccionismo— y una perspectiva utilitarista, que es a la que denominamos como bienestarismo ideológico. El proteccionismo es antropocéntrico y considera que el daño sobre los animales sólo es relevante si perjudica de alguna manera a los humamos. Mientras tanto, el bienestarismo sí reconoce un valor moral al bienestar de los animales en sí mismo, independientemente de las consideraciones humanas al respecto.


Desde una perspectiva no especista, a los partidarios del bienestarismo ideológico solamente les importa conseguir que todos los animales sintientes gocen de felicidad en el mayor grado posible y evitar que sufran —sin importarles si dan su consentimiento para ello o si para conseguirlo tienen que dominarlos en contra de su voluntad. Este bienestarismo ideológico proviene de la filosofía del utilitarismo y es una ideología que se ha venido aplicando específicamente a los animales no humanos utilizados por el hombre.

El bienestarismo no tiene problema alguno con la existencia de la explotación o la esclavitud. Al bienestarista lo único que les importa es, en general, reducir el sufrimiento o aumentar la felicidad. Sin embargo, los hechos demuestran que sus resultados en el ámbito animalista han conseguido justo lo contrario de lo que se proponía. 
El sistema industrializado que se comenzó a implantar en el siglo XX dentro de la explotación animal ha permitido un aumento extraordinario en el número de animales explotados y que sus condiciones de esclavitud sean, si cabe, todavía más terribles. 

Aparte de promover una serie de leyes de «Bienestar Animal» que trataran de garantizar simbólicamente su bienestar —o más bien el bienestar de los consumidores de la explotación animal— el movimiento bienestarista, en lo que se refiere a garantizar el bienestar de los no-humanos esclavizados, ha desembocado empíricamente en un fracaso. Desde el punto de vista puramente práctico, la postura bienestarista es un rotundo fiasco en sus propios términos.

Es cierto que hay algunos partidarios del bienestarismo que dicen oponerse a la explotación animal, por haberse dado cuenta de que no es posible garantizar un bienestar real en tanto que los animales sean explotados. Los bienestaristas, sin embargo, no están de acuerdo en que los animales tengan derechos morales; empezando por el derecho fundamental de no ser propiedad. Sólo les importa el bienestar [mayor felicidad & menor sufrimiento] y no se oponen al concepto de explotación de seres sintientes en sí mismo.

También es necesario señalar que aunque el bienestarismo proviene del utilitarismo, hay versiones del bienestarismo que se apartan en algunos puntos fundamentales del utilitarismo. Esto se puede comprobar en el caso de Richard Ryder, quien ha defendido una teoría propia donde la única característica moralmente relevante es el dolor y entiende que nuestra obligación moral consiste en evitar provocar dolor a otros individuos, pero que al mismo tiempo rechaza el agregacionismo intrínseco al utilitarismo, es decir, la idea de que es posible sumar el sufrimiento o la felicidad de los individuos e hipostasiar esa hipotética suma en una entidad mayor que supera el valor del individuo y que justificaría sacrificar a unos en beneficio de otros. Ryder rechaza esta perspectiva agregacionista, que sí defiende Peter Singer. Si bien, el pensamiento de Ryder se sigue encuadrando dentro de la corriente ideológica que denominamos bienestarismo, pues su foco central es el bienestar o la felicidad, y no el valor inherente del individuo y sus derechos morales.

Por otra parte, aunque las organizaciones bienestaristas a veces se autodenominen como organizaciones de "derechos animales" solamente les veremos denunciando el sufrimiento y jamás hablarán de violaciones de derechos, ya que obviamente no creen en los derechos morales. Y como además los animales no humanos carecen de derechos legales entonces no habría por tanto, desde su perspectiva, derechos que vulnerar.

Las evidencias nos muestran que por lo general las vidas de los animales explotados por el hombre son ejemplos de miseria y horror en todas sus formas. Pero incluso aunque fuera posible que pudiéramos proporcionar a nuestros esclavos una vida de mínima felicidad, esta circunstancia no haría que su explotación fuera moralmente aceptable. Una ética basada en los derechos morales considera que cada individuo merece ser considerado y respetado como persona. Esto implica que nunca, bajo ninguna circunstancia, puede estar moralmente justificado el tratarlo como un simple recurso o una propiedad nuestra.

Esta reflexión, lejos de ser un simple ejercicio intelectual, es una forma de exponer cómo las ideas que cada uno tenemos en nuestra mente condicionan o determinan nuestra conducta. Aquí he expuesto brevemente dos visiones morales diferentes e incompatibles. A mi modo de ver, el hecho de que nos posicionemos a favor de una o de otra es lo que va a decidir en parte el futuro de la continuidad o abolición definitiva de la esclavitud que hemos impuesto a los animales. Tenemos que elegir cual teoría debe regir nuestro comportamiento respecto de los animales.

Si creemos que los individuos sintientes no son personas, que poseen un valor moral inherente como sujetos, sino que son meros receptáculos de placer y dolor ["sufrir y disfrutar" es la expresión que suelen utilizar los bienestaristas] y que lo que realmente importa es intentar aumentar forzadamente el número de individuos felices, aunque fuera a costa de esclavizarlos a todos ellos, entonces estamos de acuerdo con el bienestarismo

Pero si creemos que todo ser con capacidad de sentir es una persona con derechos básicos que merecen siempre ser respetados, independientemente de las circunstancias y las consecuencias, entonces nos corresponde defender la ética de Derechos Animales, dentro de la cual se encuadra el veganismo: el rechazo fundamental a la explotación de animales no humanos par fines humanos.

Asumir el veganismo en nuestra vida —y educar y ayudar a otros a hacer lo mismo— es el primer y más importante paso necesario para lograr abolir, desde ya mismo, la explotación de los animales y conseguir un mundo más justo para todos en donde la injusticia de la esclavitud ya no exista.