20 de abril de 2014

Kepa no se entera

 


En el contexto actual, cuando un activista u organización se califica de "animalista" deberíamos anticipar que hay una alta probabilidad de que eso significará que es especista y partidaria de la esclavitud de los animales. De hecho, la concienciación que hacen las organizaciones animalistas se enfoca siempre a la manera en que explotamos a los demás animales. Es decir, se preocupan sólo por cómo practicamos esta esclavitud pero no los veremos denunciando la injusticia que es el hecho mismo de que tengamos a los otros animales sometidos a nuestra dominación.

En un blog animalista que no casualmente ha escogido su nombre del acto que representa la mera compasión, y no la justicia, por parte de un hombre que en ese momento ya no estaba en sus cabales —lo cual podría ser significativo— me he encontrado con un artículo de Kepa Tamames, a quien no se le ha ocurrido otra cosa que denunciar los zoos usando el ejemplo de un personaje animado en un artículo titulado: «Teo no se entera: los zoos son cárceles de animales». Pienso que la mediocridad argumental del artículo en cuestión es considerable, como veremos a continuación.

Por lo visto, a Kepa no le basta con descalificar al personaje que representa Teo llamándolo "ñoño", "repelente" e "ingenuo" —lo cual no ayuda en nada a esclarecer el asunto— sino que además le acusa de no enterarse. Pero resulta comprensible que un personaje que representa a un niño no pueda tener conciencia del problema moral que supone la existencia de los zoos y en general la esclavitud a la que hemos sometidos a los animales no humanos. La culpa de esta incomprensión no es de Teo —no es de los niños que acuden al zoo a divertirse— sino que en todo caso sería de los adultos que educan a esos niños. Ahora bien, ¿es solamente Teo el que no se entera o es Kepa en realidad el que demuestra más bien no enterarse del asunto?

Kepa Tamames acusa a los zoos de no cumplir el objetivo de "conservar las especies animales" y de que tampoco pretenden en verdad garantizar el bienestar de los animales que están alí encerrados. Pero, ¿es que acaso si los zoos sirvieran para conservar especies —o su práctica garantizar un bienestar a los animales que tienen en cautiverio— entonces sí sería moralmente correcto que existieran? ¿Es esto lo que pretende decir Kepa? No cabe duda de que eso será lo que muchos entenderán implícitamente al leerlo. No hay más que echar un vistazo a los comentarios en la página del propio blog en el que ha publicado su texto. Lo que está dando a entender es que si los zoos consiguieran cumplir con una función conservacionista, o proporcionaran un bienestar real a sus víctimas, entonces sí estarían legitimados a existir.

Por tanto, Kepa no se entera. Es decir, Kepa Tamames no se entera de que encerrar a alguien sin su consentimiento nunca se puede justificar éticamente con el fin de conservar su especie o de obtener un lucro a costa de su cautiverio aunque se garantizara su bienestar.

Kepa no se entera de que lo injusto no está sólo en las
condiciones de la esclavitud sino que lo injusto en primer lugar es la esclavitud en sí misma

Kepa no se entera de que con esos argumentos falaces lo que está consiguiendo es reforzar el prejuicio del especismo y promover la idea de una esclavitud "humanitaria" que incluye a los zoos.


Los zoos son centros de esclavitud en los que se explota y se asesina a los animales que están cautivos en ellos. Lo mismo que sucede en los mataderos, las granjas de esclavos, y todos los demás lugares en los que son explotados los animales.

Si argumentamos que el problema de los zoos es de tipo conservacionista o de tipo bienestarista entonces la gente entenderá lógicamente que debemos lograr que los zoos cumplan esas funciones. Pero Kepa no se entera de esto. 

Kepa menciona el caso de la jirafa Marius que fue asesinada en el zoo de Copenhague. Sin embargo, no explica que estos crímenes son consecuencia directa de considerar a los animales no humanos como recursos para beneficio de los humanos. ¿Si un recurso ya no sirve para cumplir su función entonces qué hacemos con ello? Podemos usarlo para otra finalidad en la que nos resulte de provecho. Y eso es lo que hicieron con Marius y es lo que hacemos diariamente con millones de animales inocentes.

¿Cuáles son las respuestas de los defensores de los zoos? Como podemos ver en los comentarios al propio artículo, ellos afirman que los zoos cumplen con la función de conservar las especies y, además, que hay que mejorar el grado de bienestar de los animales que están esclavizados en ellos. Por tanto, ¿dónde está el cuestionamiento sobre el especismo y la existencia de la explotación animal? !En ninguna parte! Al contrario, lo que hace Kepa Tamames en ese artículo es reforzar aún más la idea de que el problema no es el hecho mismo de que explotemos a los demás animales sino que el problema está sólo en la manera en que los explotamos. Este planteamiento es ya especista, porque acepta la dominación humana sobre el resto de animales, que son discriminados e la comunidad moral, pero es también bienestarista, porque sólo le importa el bienestar de los animales pero no reconoce que ellos tienen un derecho a vivir y a ser libres —a no ser nuestra propiedad.

Aparte de esto, considero que el hecho de denominar "cárcel" a un zoo resulta problemático. Porque si una cárcel es, por definición, un sitio en donde se encierra a criminales y un zoo no tiene esa función, entonces ¿cómo puede ser apropiadamente denominado cárcel? No parece tener sentido. Así, el calificativo de "cárcel" no se ajusta correctamente a lo que sería un zoo.

Un zoos es un centro de explotación animal; un lugar de cautiverio y una actividad esclavista. Pero no sería propiamente una cárcel, puesto que no se encierra allí a los animales por haber cometido un supuesto delito. Claro que podemos decir que ellos han cometido "el delito de no ser humanos". Pero esa expresión no deja de ser retórica y, aunque emotiva, no me parece que ayude a comprender cuál es el problema intrínseco a la existencia de los zoos y el resto de la explotación especista.

En definitiva, Kepa no se entera de ninguna de estas importantes cuestiones, pero sin embargo pretende aparentar que él nos está aclarando o solucionando algo al respecto, cuando lo que consigue más bien es agravar y perpetuar el problema que supuestamente denuncia.

Por tanto, el problema de fondo no son los Teos que han sido adoctrinados en el especismo, y que con educación vegana podrían superar su prejuicios respecto de los otros animales; al igual que hemos hecho muchos de nosotros. 

El problema real son los Kepas que de forma consciente y deliberada se empeñan durante años y años y años en no querer revisar sus ideas asumidas, y que pretenden estar el lado de las víctimas —se autodenominan nada menos que sus "defensores"— al mismo tiempo que siguen asumiendo el error original que ha originado toda esa situación: la idea de que los animales no humanos son seres inferiores que no merecen respeto por sí mismos y existen para beneficio de los humanos.

¿Son éticamente justificables los zoológicos? Si reconocemos que los animales poseen derechos —particularmente los derechos a la libertad y a la vida— entonces la respuesta es que los zoológicos no pueden ser éticamente justificables. Así como tampoco puede serlo ninguna instrumentalización que hagamos de los animales.

1 comentario:

  1. Hola, Luis:

    Este artículo tuyo, tan esclarecedor, me ha recordado una vez más cuántos supuestos educadores, filósofos y pensadores variopintos se suben a la tribuna para sentar cátedra sobre la «defensa de los animales» al mismo tiempo que validan la violencia sistemática contra ellos y racionalizan todos sus prejuicios sociales. En esencia, estos individuos son voceros de un «sentido común» basado en la mediocridad social, la inercia colectiva y la pereza intelectual.

    Hace unos días escribí una crítica al libro «Carta abierta a los animales», de Frédéric Lenoir:

    https://derechosanimalesya.org/critica-a-carta-abierta-a-los-animales-de-frederic-lenoir/

    Este «filósofo», con un tono insidiosamente condescendiente, dedica un ensayo endulcorado a racionalizar sus prejuicios y a inventarse hechos científicos con que probar la superioridad del ser humano. Lo irónico del asunto está en que se autodenomina «defensor de los animales» mientras justifica la ganadería ecológica y afirma «congratularse» de que cada vez haya más animales utilizados en terapias porque eso asegura su «conservación».

    A veces me pregunto si les dan voces a estos autores por intereses ganaderos, si ellos escriben por mendicidad económica, o bien vivimos en un mundo de idiotas que escriben para idiotas. Un poco de todo, imagino.

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