9 de julio de 2010

La terrible fuerza de la inercia


«Por regla general, las sociedades humanas no son innovadoras sino más bien jerárquicas y ritualistas. [...] El tradicionalismo que exhiben muchas sociedades estáticas tienen una misión adaptativa. Las formas culturales que rigen en ella se han desarrollado trabajosamente a lo largo de muchas generaciones y se sabe que cumplen a satisfacción sus propósitos.» [Los Dragones del Edén, Carl Sagan, 1977]

Podemos encontrar al menos cuatro motivos principales por los que la gente sigue comiendo animales —y explotándolos en general— a pesar de que se trata de una práctica cuyo análisis objetivo muestra que se trata de una acción dañina sobre los animales; materialmene innecesaria y éticamente injustiificable.

El primero está en el hecho de que comer animales no es una conducta que haya sido elegida racional y libremente. Se trata más bien de un condicionamiento cultural que se nos inculca desde la infancia. Se enseña a los más jóvenes que deben consumir animales, que esto está bien, y que necesitan hacerlo para poder vivir y estar sanos. Así lo incorporamos a nuestra mentalidad y nuestros hábitos sin darnos cuenta, y al convertirnos en adultos lo seguimos inculcando a las siguientes generaciones.

El segundo radica en la presión social. La naturaleza humana parece tener cierta tendencia al gregarismo. Necesitamos sentirnos parte de un grupo, y los miembros del grupo sólo nos reconocen como parte de él cuando asumimos determinadas ideas y costumbres comunes. Esa tendencia impide que nos cuestionemos seriamente nuestra mentalidad y nuestra conducta —a pesar de que tomemos conciencia de que es dañina para los animales— porque no queremos desentonar de la corriente predominante en la que estamos inmersos y de la que depende nuestra vida social.

El tercer motivo lo encontramos en el hecho que la gente encuentra placer en el consumo de los productos animales. Ese placer refuerza todavía más el hábito inculcado. Con el transcurrir de los años cuesta más esfuerzo cambiar los hábitos que hemos adquirido. Por eso, los más jóvenes son los más proclives a dar el paso al veganismo, porque su cerebro es más flexible y su mente todavía dispone todavía de bastante capacidad de aprendizaje y adaptación que se suele ir perdiendo  paulatinamente al entrar en la madurez.

El cuarto se refiere a una serie de mecanismo psicológicos, explicados por el psicólogo Albert Bandura, mediante los cuales evadimos la responsabilidad de nuestros actos; ya sea desplazando la culpa a otras entidades, creyendo que el mal que hacemos es un bien, no pensando en los efectos que provocan nuestras acciones, obedeciendo mandatos irreflexivamente, o cosificando a nuestras víctimas, entre otros.


El habitus es uno de los conceptos centrales de la teoría sociológica de Pierre Bourdieu. Por tal podemos entender disposiciones o esquemas de obrar, pensar y sentir asociados a la posición social.​ El habitus hace que personas de un entorno social homogéneo tiendan a compartir estilos de vida parecidos.

Si nuestra sociedad explota a los animales no se debe a que sus miembros hayan tomado esa decisión después de una análisis racional sino a que están motivados por una mentalidad especista que recibieron e impulsados por la inercia de una tradición basada en la dominación sobre los demás animales.

Sin embargo, ninguno de aquellos motivos es moralmente válido. Ni la tradición, ni la conveniencia, ni el placer, pueden justificar éticamente que inflijamos daño a los animales; que los tratemos como objetos, recursos y propiedades a nuestra disposición.

Tampoco esos motivos tienen fundamento empírico que los justifiquen: no necesitamos consumir animales para poder vivir y estar sanos.

Si estamos de acuerdo en que no debemos infligir daño a los animales sin una necesidad o razón que lo justifique, entonces también deberíamos estar de acuerdo en que no debemos explotarlos. No necesitamos utilizar a los animales para poder vivir y tener una buena calidad de vida, y utilizarlos implica causarles daño y sufrimiento. Participar en la explotación animal resulta una contradicción con nuestra preocupación moral sobre los animales.

Ahora bien, incluso habiendo comprendido que algo está mal; la fuerza que la inercia de los hábitos y las creencias inculcadas tiene sobre nosotros puede conducirnos a seguir cometiendo el mismo mal del que hemos tomado conciencia. Pero no debemos dejarnos vencer por el pesimismo. La mentalidad puede cambiar. Las ideas pueden ser modificadas y los hábitos creados pueden ser cambiados por otros distintos. ¿Acaso muchos de nosotros no lo hicimos ya?

Los estudios realizados sobre el cambio de conducta señalan dos puntos:

[1] Que a la hora de eliminar un hábito resulta más efectivo erradicarlo de raíz que reducirlo.

[2] Que para evitar que el mal hábito pueda retornar, debe ser sustituido por otro que no sea nocivo y que proporcione un beneficio similar.

La transición al veganismo puede funcionar bajo esta misma pauta. Por ejemplo, no se trata sólo de eliminar carne, lácteos, huevos y miel, sino que debemos sustituirlos por productos y recetas veganas en su lugar. Aunque lo más fundamental para lograr el cambio es que internamente nos importe ser respetuosos con los demás animales y queramos evitar infligirles daño.

No hay ningún argumento racional ni tampoco ninguna realidad empírica que se oponga a la defensa del veganismo como nuevo paradigma moral y cultural. No se trata en realidad de si podemos ser veganos sino que se trata de si queremos serlo.

Entiendo que, si nos importa la ética, sólo debería ser cuestión de tiempo y esfuerzo el que consigamos reformar nuestra cultura para reconocer a los demás animales como sujetos de consideración moral.

3 comentarios:

  1. El veganismo ha sido una "dulce bofetada" para mi. Este blog es espectacular Luis. Agradezco toda la información y lucidez con que escribes. Saludos desde República Dominicana. p.d también consumo agua de mar, asi que te invito a conocer todos sus beneficios, si aún no estás familiarizado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Guillermo. Muchas gracias por tu comentario.

      Es una gran alegría para mí saber que este blog te ha resultado de ayuda para conocer el veganismo.

      Respecto del consumo de agua mar, es mi obligación señalar que esto no tiene ninguna relación con el veganismo. Por desgracia, todavía mucha gente sigue asociando el veganismo con cuestiones que no tienen nada que ver con lo que el veganismo representa. Por eso, es importante que todos evitemos fomentar esta confusión para no perjudicar el mensaje del veganismo.

      Gracias por tu atención, Guillermo. Siempre estoy a tu disposición para lo que necesites.

      Un saludo.

      Eliminar
  2. Brindas mucha educacion, el cambio de el sistema empieza apartir de la planificacion de cada uno de nuestros platos

    ResponderEliminar

LOS COMENTARIOS ESTÁN MODERADOS

Todos los comentarios serán revisados antes de ser publicados para comprobar si se ajustan a la temática del blog y las normas de convivencia. En ningún caso se permite el uso de palabras en mayúsculas —equivalen al empleo de gritos en una conversación— ni tampoco el uso de insultos, amenazas o cualquier forma de violencia verbal. Si desea participar en el foro, por favor, respete las normas de este blog.

Gracias por su atención.