8 de septiembre de 2012

La importancia de la teoría



Es probable que todos en algún momento nos preguntemos si quizás no estamos malgastando inútilmente nuestra energía cuando dedicamos parte de nuestro tiempo a cuestiones teóricas en lugar de enfocar nuestras acciones en actividades aparentemente más prácticas como salvar las vidas de personas.

Este cuestionamiento es muy lícito. El problema surge cuando se pretende utilizar este argumento para rechazar la propia reflexión, el diálogo y el debate y, por extensión, cualquier actividad que sea netamente teórica.

Muchos activistas están convencidos que "hay que actuar ya" del modo que sea, que lo único realmente importante es la acción externa sobre los problemas, sin importar ningún otro factor. Esta tendencia se ha diagnosticado como sobreestimación de la acción:

«En algunos casos se entiende el activismo como una sobreestimación exagerada de la vida activa, como un exceso de actividad incontrolada, que guarda elementos de obsesión o de distracción. El hombre, devorado por la fiebre de la acción, suponiendo que sólo a fuerza de acciones se producen los cambios o el mejoramiento, se entrega más y más a actividades exteriores desconsiderando la vida interior.»

Dentro del ámbito animalista existe un generalizado desprecio a las cuestiones teóricas que va acompañado del defecto mencionado anteriormente. El profesor y activista Gary Francione expone la cuestión de esta manera:

«Muchos defensores de animales parecen pensar que no necesitamos ninguna teoría. Sólo necesitamos actuar “por los animales”; nos podemos preocupar por la teoría más adelante. Este punto de vista está equivocado al menos en dos aspectos. Primero, si no tenemos una teoría, ¿cómo vamos a elegir qué cosas deberíamos promover? Si quiero hacer algo hoy para ayudar a los animales, y no tengo una teoría, como la relativa a la condición moral de los animales y qué cosas debo hacer, ¿cómo voy a elegir lo que voy a hacer? La respuesta es muy clara: no podemos hacer ninguna elección inteligente o informada si no tenemos ninguna teoría que guíe nuestra elección.»

Es cierto que la teoría, por sí sola, no soluciona los problemas. Pero, en primer lugar, para advertir dichos problemas necesitamos la teoría. Tal y como advierte el profesor Félix Duque:

«La filosofía no está para resolver problemas sino para hacer ver que hay problemas ahí dónde los demás no los ven.»

Para solucionar efectivamente los problemas necesitamos la razón práctica o instrumental que desemboca en la ciencia, la tecnología, el activismo y la acción política. La razón teórica sirve para que podamos reconocer y distinguir entre categorías [lo correcto, lo verdadero, lo bueno] a la hora de analizar la realidad, pero no puede aportar remedios prácticos por sí sola. No podemos vivir sin una visión teórica del mundo, En palabras de Thomas Nagel:

«Una vez que entramos en el mundo para nuestra estadía temporaria en él, no hay otra alternativa más que intentar decidir en qué creer y cómo vivir, y la única manera de hacerlo es intentando decidir qué es cierto y qué es correcto.» 

Sin embargo, toda teoría —toda idea, creencia o razonamiento— tiene una aplicación o un aspecto práctico en la vida, y asu vez toda práctica tiene una teoría detrás que es la que la motiva y condiciona en parte. Por ejemplo, no hay nada en el veganismo que sea pura teoría ya que todo tiene implicaciones prácticas directas, y no hay ninguna práctica relacionada con el veganismo que no esté basada en alguna teoría previa.

La separación radical entre teoría y práctica sería un error categorial que ignora el entrelazamiento esencial entre conocimiento y acción; el cual es utilizado además para evitar justificar con argumentos aquellas acciones que no se pueden sostener con razones. Por eso señalaba el conocido pensador Immanuel Kant que «Lo que por fundamentos racionales vale para la teoría, vale también para la práctica.» Esto es, no es posible que una teoría correctamente articulada de acuerdo a la lógica y los datos empíricos pueda conducir por ella misma a una práctica inútil o inefectiva.

Lo cierto es que dependiendo de la teoría que asumamos nos comportaremos de una forma u otra. Además, la calidad de nuestra teoría —el hecho de que esté basada en hechos comprobados y argumentos válidos— también es relevante, porque dialogando de forma fundamentada con otras personas podremos influir en su forma de pensar y, por tanto, de actuar. Esta función de la actividad teórica la expresa acertadamente el filósofo Simon Blackburn:

«La reflexión es importante porque forma un continuo con la práctica: lo que pensamos sobre las cosas que hacemos influye en nuestro modo de hacerlas, o incluso en si las hacemos o no. Puede influir en nuestras investigaciones, en nuestra actitud hacia la gente que hace las cosas de un modo distinto a como las hacemos nosotros o, en fin, en el conjunto de nuestra vida.»

De hecho, no hay nadie que no actúe motivado por alguna teoría, por creencias y nociones mediante las cuales valora e interpreta su experiencia. Así lo señala Karl Jaspers:

«No hay manera de escapar a la filosofía. La cuestión es tan sólo si será consciente o no, si será buena o mala, confusa o clara. Quién rechaza la filosofía profesa también una filosofía, pero sin ser consciente de ella.»

Si tuviéramos que escoger: ¿qué sería más importante la teoría o la práctica? La teoría. Porque la práctica sin una teoría previamente correcta se hará inútil o inmoral. Todos actuamos en parte de acuerdo a una teoría. Y para saber si algo es malo o bueno, o si es correcto o incorrecto, necesitamos acudir a la teoría.

La teoría es una base imprescindible para poder actuar. De hecho, cuando empleamos términos como «injusticia» estamos teorizando. Estamos juzgando que hay cosas que están bien y otras que están mal. Estamos usando una teoría. Ahora bien, ¿cómo sabemos que es una teoría correcta y efectiva? Es posible que nos estemos equivocando. Para saberlo necesitamos realizar una análisis teórico, basado en la lógica y en los hechos.

¿No estaríamos siendo tal vez demasiado 'rígidos' al ajustarnos a una teoría? ¿No estaríamos actuando como 'robots'? No, porque al practicar la teoría precisamente estamos actuando al contrario de como lo haría un robot. Estamos ejerciendo nuestra capacidad racional y crítica como individuos conscientes de nuestros actos que somos. Una teoría siempre está sujeta a revisión para comprobar si concuerda con la lógica y con los hechos.

¿Pero acaso realmente necesitamos una teoría? ¿No sería suficiente con seguir el “sentido común”? En absoluto. El concepto de “sentido común” es vacío y relativo. Si “sentido común” significa actuar como hace la mayoría de la gente entonces nos limitamos a imitar lo que hacen otros, sin reflexionar críticamente sobre ello. “Sentido común” a menudo significa inercia y adaptarse a los prejuicios o costumbres establecidos.

Quienes se oponen a la importancia de la teoría en el activismo, y dicen que debemos centrarnos simplemente en actuar y hacer cosas —sin reflexionar sobre ello— adoptan una postura similar a aquellos que dicen que no debemos perder tiempo en aprender carpintería o arquitectura sino que que tenemos que ponernos ya mismo a hacer armarios o edificios. Este tipo de criterio irracional conduce inevitablemente al fracaso o al desastre. Así lo recordaba Gianni Vattimo, citando a su vez a Martin Heidegger, sobre el problema de la relación entre la filosofía y la transformación social:

«Entretanto también se le ha exigido a la filosofía que no se contente con interpretar el mundo y perderse en especulaciones abstractas, sino que trate de transformar el mundo de modo práctico. Lo que pasa es que una transformación del mundo así pensada exige previamente que se transforme el pensar, del mismo modo que tras la citada exigencia ya se esconde una transformación del pensar [véase Karl Marx, La ideología alemana: Tesis sobre Feuerbach, tesis 11 «Los filósofos solo han interpretado el mundo de maneras diversas; de lo que se trata es de transformarlo.»]. Pero ¿cómo puede transformarse el pensar si no se encamina hacia aquello que merece ser pensado?»

El rechazo a la teoría en el fondo no es más que otra teoría diferente de quien pretende evitar el cuestionamiento de sus propias ideas y creencias, para poder actuar libremente sin que nadie critique o valores sus acciones. Evitar el pensamiento, el estudio, el aprendizaje, y la reflexión sobre lo que hacemos solamente puede traer consecuencias perjudiciales y dañinas.

El error es inherente a nuestra vida; es inevitable hasta cierto punto. Lo que no es inevitable es la voluntad de advertir y corregir esos errores mediante una mentalidad abierta y crítica que revise de forma constante todo lo que pensamos y hacemos.

Aparte, dedicar tiempo a cuestiones teóricas —filosofía moral, nutrición, estrategia— no significa necesariamente que no se pueda emplear otra parte igual del tiempo a actividades enfocadas en la práctica: estar en la calle difundiendo el veganismo, cuidar de animales refugiados,... Es un falso dilema suponer que si dedicamos parte del tiempo a la teoría entonces no podemos dedicar también otra parte de nuestro tiempo a otro tipo de actividades no teorizantes pero que también son útiles y necesarias.

La teoría determina nuestra forma de pensar, y nuestra forma de pensar es causa de nuestra forma de actuar. Porque toda teoría es una forma específica de práctica: teorizar —pensar, reflexionar. Y toda práctica es la aplicación de una determinada teoría. O como expone el propio Leon Tolstoi:

«Siempre me sorprendo cuando oigo decir que una cosa es buena en la teoría pero no lo es en la práctica, como si la teoría no fuera más que bonita colección de palabras, necesarias para conversar, y no constituyera la base de toda acción práctica. La teoría es lo que el hombre sabe, y la práctica lo que hace. ¿Cómo puede ocurrir que el hombre piense de una manera y obre de otra? La práctica se ciñe inevitablemente a la teoría y, si he comprendido la cuestión sobre la que he estado reflexionando, no puedo proceder sino en conformidad con mis ideas.»

El paradigma especista predominante en nuestra sociedad es la causa de que exista la explotación animal. Ese tipo de mentalidad que promueve y permite la esclavitud de los animales no humanos, provocando miles de millones de víctimas. El especismo es un problema de teoría. Es un problema que atañe a las creencias y las formas de pensar de los individuos. Según lo expresa Peter Singer:

«Para poner fin a la tiranía hay que comprender, primero, en qué consiste. Desde un punto de vista práctico, el dominio del animal humano sobre otros animales [...] se expresa en prácticas relacionadas, como matar a animales salvajes por deporte o por sus pieles. Estos hechos no deben considerarse aberraciones aisladas. La única forma de llegar a entenderlos es considerarlos como manifestaciones de la ideología de nuestra especie, esto es, las actitudes que nosotros, como animal dominante, sostenemos ante los otros animales.»

Para acabar con la violencia hacia los demás animales hay que analizar y comprender por qué sucede y, en base a este análisis, proponer medios efectivos para remediarla. No es posible que solucionemos una injusticia si primero no comprendemos su naturaleza, sus causas, y sus posibles remedios.




A través del activismo educacional, que está basado en fundamentos teóricos, cambiamos la mentalidad que origina la violencia y evitamos que miles de millones de animales sean explotados y masacrados en el futuro. Animales que serían traídos al mundo para ser esclavizados, o animales que viven sus vidas libres en la naturaleza. Como diría el profesor Werner Heisenberg:

«A menudo, un planteamiento adecuado representa más de la mitad del camino hacia la solución del problema.»

Cuando hablamos de ayudar a los animales también podemos referirnos a algo distinto, cuando hablamos de rescatar y dar refugio a determinados individuos concretos. Esta actividad sin duda puede resultar algo muy beneficioso para esos individuos, pero en modo alguno soluciona el problema de fondo del especismo y la explotación animal.

Por analogía: cuando se produce una enfermedad puede ser apropiado tratar de aliviar los síntomas y las consecuencias de dicha enfermedad, pero lo más responsable y conveniente es enfocar las energías sobre todo en intentar anular la causa de la enfermedad.

El especismo es un trastorno moral y la explotación institucionalizada de los animales no humanos es su consecuencia directa. Para que no haya más víctimas hay que atajar la verdadera raíz del problema, es decir, el prejuicio que nos hace creer que está bien considerar a los demás animales como medios para nuestros fines.

8 comentarios:

  1. Una entrada estupenda. En ocasiones me siento algo ofendido cuando encuentro este tipo de comentarios (ser vegano no es suficiente, hablando no se salvan vidas, etc...) pero siempre llego a la misma conclusion que tu expones:

    "Cuando se produce una enfermedad puede ser apropiado tratar de aliviar los síntomas y las consecuencias de dicha enfermedad, pero lo más responsable y conveniente es enfocar las energías sobre todo en intentar anular la causa de la enfermedad."

    Por no decir que no todo el mundo es igual de valioso haciendo determidas cosas: puede que mi tiempo este mejor invertido "teorizando" y debatiendo temas, que en la puerta de una granja, o con un cartel en plena calle.

    Para mi, cualquier cosa que hagas a partir de la linea de no seguir siendo parte del sistema especista me parece igualmente valiosa.


    Un saludo!

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    1. !Gracias! Me alegra que te haya gustado.

      La verdad es que es casi habitual que en cualquier conversación, discusión o debate dentro del contexto animalista haya personas que desprecien el diálogo, los argumentos y el hecho mismo de teorizar acerca de la realidad. Esta sorprendente actitud irracional es, en cambio, muy poco frecuente, o casi inexistente, en otro tipo de contextos (ateísmo, feminismo, liberalismo, marxismo,...) en donde he tenido la ocasión de asistir y participar. Tal vez ésta sea una de las razones, entre otras, por las que el movimiento animalista ha sido un fracaso casi absoluto. Renunciar a pensar es renunciar a comprender la realidad y actuar eficazmente sobre ella.

      Este rechazo por la intelectualidad les conviene especialmente a todos aquellos que repudian el disentimiento y la crítica racional, y que solamente quieren que todos sigamos uniformemente un único patrón autoritario. Les conviene especialmente a ciertas organizaciones jerárquicas que no desean que seamos activistas críticos que pensemos por nosotros mismos, sino meros peones que obedezcan sus órdenes.

      Tienes toda la razón en señalar que que cada persona tiene capacidades y habilidades diferentes. Aunque, a pesar de estas diferencias, todos igualmente deberíamos estar correctamente informados sobre cuestiones básicas de teoría, como, por ejemplo, la radical diferencia entre abolicionismo y bienestarismo. Comprender estas nociones teóricas no es una cuestión meramente filosófica sino una cuestión vital para los animales que son esclavizados y que dependen enteramente de nosotros para lograr su emancipación del dominio humano.

      En lo que no estaría de acuerdo con lo que expones es sobre que "cualquier cosa" sea igualmente valiosa, siempre que sea contraria al especismo. Porque existe una gran diferencia moral y práctica entre combatir el especismo y la explotación a través de la violencia, a través de reformas legislativas, o a través de la educación vegana. "Cualquier cosa" que trate de erradicar el especismo y la violencia sobre los demás animales no es automáticamente valiosa (en el sentido de buena o de útil) sólo porque su finalidad sea bienintencionada. El fin no justifica los medios. Los medios que empleemos para lograr un determinado fin debe ser igual de justos que el propio fin que pretendemos alcanzar.

      Un saludo.

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    2. Hola.

      Creo que el texto está bien escrito y, en general, estoy de acuerdo con lo que en él pone. Gracias.

      Luis, al final de tu comentario dices: "El fin no justifica los medios. Los medios que empleemos para lograr un determinado fin debe ser igual de justos que el propio fin que pretendemos alcanzar."

      Quizás es que tengamos diferentes definiciones sobre qué es la Ética y qué es la Justicia, pero voy a decir que no estoy de acuerdo con esto que dices, y voy a explicar por qué.

      Por ejemplo, la defensa propia ante una agresión es un fin justo, pero utiliza medios no éticos, pues no se respeta al agresor (imaginemos una agresión que compromete nuestra integridad y vida). Con esto no estoy diciendo que, para ser éticos, no debamos defendernos, pues permitiríamos una injusticia, todo lo contrario, tenemos todo el derecho a defendernos en la justa medida. La defensa propia es éticamente incorrecta pero es justa. Por ello, el fin sólo justifica los medios cuando es justo.

      La Ética sin Justicia está indefensa, como una ley sin espada. La Ética, como puede verse claramente en el caso de la defensa propia, está subordinada a la Justicia. Pero la Justicia, a su vez, debe tener presente a la Ética a la hora de combatir lo injusto: la Justicia consiste en dar a cada uno lo que merece, con la vista siempre puesta en la Ética.

      La injusticia que hoy viven los animales no-humanos a escala macrosocial no se soluciona con violencia. La justicia que pretende hacer suya la realidad necesita ir de la mano con la razón, para encontrar la manera de cambiarla. Lo racional es mantener la sangre fría y trabajar de la manera más adecuada para alcanzar una justicia absoluta y eterna, en lugar de justicias parciales contraproducentes.

      Saludos.
      David.

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    3. Estoy de acuerdo en que no compartimos las misma definiciones de los términos. Creo que eso sería lo único con lo que estaría de acuerdo contigo. El problema es que cuando no se comparten las definiciones de los conceptos que se debaten entonces difícilmente se puede dialogar provechosamente sobre un tema. Así me lo parece.

      Ese tipo de separación radical que haces entre Justicia y Ética no me parece legítima en ningún caso. No comprendo ni acepto que algo pueda ser supuestamente justo pero que no sea acorde con la ética. No tiene sentido. Ni veo que lo expliques ni lo razones.

      Bajo mi punto de vista, (y creo que es el punto de vista común), la justicia es simplemente ajustar nuestros actos con lo que es éticamente correcto. Y la ética es una serie de normas morales - basadas en la lógica - que tenemos la obligación de cumplir. La justicia ocurre, por tanto, cuando vivimos de acuerdo con la ética, con el veganismo.

      La defensa propia no tiene por qué ser contraria a la ética en modo alguno. Ni tampoco tiene que implicar faltar al respeto de nadie. La defensa propia puede respetar al agresor y al mismo tiempo evitar su agresión. Todo depende de cómo se haga. Existen muchas formas de defensa propia que son no-violentas y se limitan a reducir al agresor sin hacerle daño.

      Tu último párrafo me confunde sobremanera. No puede haber ninguna "justicia absoluta y eterna". Eso me parecen expresiones religiosas. La ética racional solamente pretende que quienes somos agentes morales (personas conscientes y responsables de nuestros actos)vivamos cumpliendo una serie de normas morales. No pretende ajustar la realidad toda a un ideal ético. Pretende sencillamente darnos una pauta racional a nuestra conducta.

      Disculpa si digo que tu alegato tiene muchas afirmaciones pero poca argumentación, además de una especie de tono místico-religioso que personalmente no comparto ni apoyo.

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  2. Con "cualquier cosa" tenia en mente sobretodo no utilizar a los animales, difundir informacion, educar... todo dentro de una filosofia de respeto, no violenta, pero esta bien esa ultima anotacion.

    De todas formas podría ser interesante reflexionar sobre en que contexto puede estar justificado el uso de metodos violentos, no para combatir el especismo en su conjunto, si no como ultimo (o unico) recurso para defender a una victima en algunos casos, ya que desgraciadamente no siempre la ley o la educacion es de utilidad o puede actuar a tiempo.

    Podriamos poner alguna situacion sencilla: un señor apedreando gatos salvajes o propinandole una paliza a su propia mascota. Es mas, ni siquiera una paliza, simplemente manteniendo atados y desnutridos a algunos perros en un terreno de su propiedad, que es algo muy comun. O el crimen que se va a cometer mañana en Tordesillas (ciudad de psicopatas).

    Claro, estos casos son mas bien ejemplos de maltrato que de explotación, y por ello se desvirtua un poco el tema, pero a donde quiero llegar es que en segun que casos la violencia esta justificada, incluso aunque actuemos fuera de la ley.

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  3. Me parece correcta tu precisión. Es importante aclararlo, porque muchas personas cuando dicen "cualquier cosa" se refieren literalmente a cualquier cosa. Es decir, a que el fin justifica los medios. O dicho de otro modo: que para lograr un objetivo harán "cualquier cosa" con tal de lograrlo. En filosofía moral ese tipo de ideología se llama consecuencialismo.

    A mi modo de ver, no considero que la violencia puede estar moralmente justificada en ningún caso. Creo que la violencia es lo contrario de la ética. Cuando actuamos de modo violento estamos completamente fuera de la ética.

    En los casos que expones no considero que haya que recurrir a la violencia para conseguir salvar a una víctima de su desgraciada situación. Existen formas éticamente aceptables (como los rescates) que pueden solucionar este tipo de problemas. En la vida real, hay pocas situaciones de verdad en las que no tengamos opciones no-violentas. Si no las hay, normalmente la violencia tampoco soluciona el problema sino que ayuda a perpetuarlo.

    En todo caso, entiendo que cuando se trata de establecer lo que está bien o mal, la legalidad jurídica es irrelevante. Lo que digan las normas jurídicas no influye ni tiene relevancia alguna. Es decir, el hecho de obedecer o desobedecer una ley jurídica nunca puede ser por sí mismo algo moral o inmoral. Solamente la ética puede establecer si lo que hacemos está bien o mal.

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  4. Luis, Cordial Saludo
    Interesante artículo...
    Agradecería por favor fuera posible me contaras la diferencia que hay entre abolicionismo y especismo. Por otro lado este fin de semana estuve pensando mucho en esa analogía de la enfermedad que meniconas y me ha sorprendido gratamente encontrarla citada aquí. Gracias

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  5. Hola, Lu.

    Cuando hablo de especismo me suele referir tanto al especismo en sentido general, es decir, al hecho de discriminar moralmente en base a la especie del individuo; como al especismo en el sentido concreto de especismo antropocéntrico o antropocentrismo moral. Esto último es la idea de que el ser humano tiene legitimidad para dominar y explotar, para su propio beneficio, a los demás animales que no son humanos.

    Cuando hablo de abolicionismo me refiero tanto a su sentido general de postura ética que considera que todo aquello que sea un mal moral debe desaparecer (es decir, ser abolido), como en su sentido concreto - dentro del contexto animalista - de postura que se opone radicalmente a cualquier forma de explotación animal, de uso de animales nohumanos, y busca hacerla desaparecer desde su raíz hasta sus consecuencias.

    Por tanto, la diferencia entre especismo y abolicionismo es que son posturas radicalmente opuestas, dentro del contexto de la ética animal. No sé si con esto he aclarado tu duda. He intentado exponer la diferencia de la manera más concisa posible.

    Me gustaría señalar que yo diferencio entre abolicionismo y prohibicionismo. Esto último es aquella actitud que meramente busca prohibir, reprimir, determinadas cosas que considera erróneas, pero sin profundizar en la raíz del problema (educación, contexto social,...). Tengo pendiente publicar una entrada en el blog en donde explico con más detalle esta cuestión.

    La analogía de la enfermedad creo que ilustra bastante bien la dinámica del especismo en nuestra sociedad. Aunque seguramente quienes sean partidarios del especismo se sentirán ofendidos al deducir que estamos diciendo que ellos están enfermos. Pero no creo que haya motivo justificado para considerar que la analogía sea incorrecta. Si por salud entendemos tener capacidad de empatía y de razonar lógicamente, podemos ver que el especismo distorsiona y anula ambas capacidades, por lo tanto es, metafóricamente, una enfermedad. De la cual, por suerte, es posible sanar.

    Un saludo.

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