«Cada Vez Más Vigente»
Claudia Adorno Jacquet
16 de abril de 2015
"Cuando en un país civilizado el ridículo falla al intentar matar un movimiento es entonces cuando éste comienza a ganar respeto." - Mahatma Gandhi
Tuve la posibilidad de participar de un debate sobre alimentación vegana y durante el mismo pude aclarar que ser vegano no es una dieta, ni una moda, ni es “cool” ni es “new age”. Es una postura ética que rechaza toda forma de explotación hacia los animales, que se expresa en la acción a través de una alimentación libre de ingredientes de origen animal, no se usan prendas de este tipo, ni productos que hayan sido testeados en animales y no se asiste a espectáculos en donde se los utilice como entretenimiento.
Me llamaron "extremista".
Pregunto, ¿por qué la palabra extremista es vista como algo negativo? Yo estoy extremadamente en contra de cualquier tipo de opresión a los seres sintientes, estoy extremadamente en contra de la opresión a las mujeres y extremadamente en contra del abuso a los niños.
O se está a favor de la opresión o se está en contra. No hay término medio. Y ante hechos de injusticia y de abusos sistemáticos es necesario tomar posturas extremas.
Me llamaron "fanática".
El fanatismo, según la RAE es defender con tenacidad desmedida y apasionamiento creencias y opiniones. Los que estamos a favor de los derechos de los animales, nos basamos en hechos, no en dogmas o en creencias infundadas. Hacemos una denuncia constante de una realidad que ocurre segundo a segundo sobre seres con capacidad de sentir dolor.
La causa por los derechos de los animales no puede ser equiparada sin caer en la ridiculez y en la ignorancia, a la religión, porque se sustenta en un axioma tan evidente como lo es el sufrimiento y la explotación de los animales no humanos. Ese es un hecho claro y notorio.
Mientras los ataques sean hacia mi persona, con adjetivos descalificativos personales, los recibo con la completa seguridad de que si se recurre a eso es porque no pueden atacar la causa.
Y la causa es más que una sola persona, este movimiento por los derechos de los animales es algo imparable. Es un camino de evolución sin retorno. El ordenamiento jurídico es un sistema dinámico y la tendencia mundial es que el reconocimiento de los derechos morales de los animales llegará tarde o temprano.
Muchas veces fantaseo con la época en la que la lucha por los derechos de las mujeres y de los de raza negra era incipiente, y estoy segura de que sus pioneros también fueron tratados de extremistas y fanáticos. Eso ocurre siempre que se quiere quebrar un sistema establecido. Los avances en el reconocimiento de los derechos de cualquier segmento desprotegido se dieron luego de muchos reveses.
Muchos me cuestionan, qué hago defendiendo algo que no voy poder cambiar. Y siempre respondo, que aunque no lo pueda cambiar, aunque no llegue a ver el cambio, no voy a estar nunca más del lado opresor.
¿Y vos, de qué lado elegís estar?
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