25 de junio de 2012

A contracorriente



A contracorriente

Dr. Charles Patterson

Diciembre 2012


¿Cuántas veces hemos oído esas críticas que dicen que los activistas por los derechos de los animales andan errados y tienen las prioridades equivocadas? De esto se deduce que quienes se preocupan por los animales son reacios e incluso hostiles a los valores humanos, siendo la opresión sobre los animales la más antigua y encarecidamente defendida prerrogativa humana. Las personas que critican los derechos de los animales se preguntan ¿cómo pudiera ser que los intereses de los otros animales sean, de alguna manera, tan importantes como los problemas humanos: la guerra, la pobreza, la enfermedad, el hambre, el racismo, el genocidio?

Quienes afirman que las vidas de los animales tienen poca o ninguna importancia evidencian el profundo especismo de nuestra sociedad. Lo que están haciendo es defender el statu quo de la supremacía humana tan fervorosamente como quienes defendían la esclavitud y la supremacía blanca, cuando aseguraban que las vidas de los esclavos tenían poca o ninguna importancia.

Otra profunda convicción de nuestra sociedad es aquella que afirma que, en lo que se refiere a otros animales, el poder es lo que da la razón. El activista Steven Simmons describía tal actitud de la siguiente manera:

«Los animales son las víctimas inocentes de esa visión que dice que algunas vidas son más valiosas que otras, que los poderosos están legitimados para explotar a los débiles, y que los menos capacitados deben ser sacrificados por un bien mayor.»

Esto no es otra cosa que simple y crudo fascismo. De hecho, la mayor encarnación del fascismo, Adolf Hitler, fue quien afirmó: «Quien carece de poder pierde su derecho a vivir.» Qué irónico resulta que esta visión hitleriana esté ahora resurgiendo en los Estados Unidos en donde billones de cerdos, vacas, ovejas, pollos y otros animales inocentes son asesinados cada día porque no pueden defenderse contra el poder de la especie dominante.

La gran división entre los seres humanos y el resto de animales comenzó hace unos 11.000 años en el Oriente Medio con la denominada «domesticación» de los animales. La esclavización de bueyes, ovejas, cabras, y otros animales, dio paso rápidamente a tratar a los humanos igual que se trataba a los otros animales mediante la esclavización de seres humanos. La esclavitud supuso un considerable incremento de crueldad, opresión y conflicto en la historia humana.

Esta práctica dio paso también a la caracterización y demonización de otros seres humanos equiparándolos con animales. Los europeos se referían a los americanos nativos como bestias, lobos, serpientes. Y los africanos secuestrados y llevados a América para ser vendidos como esclavos fueron tratados exactamente como se trataba a los animales domesticados. Durante la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses descalificaban a los japoneses llamándoles monos amarillos, perros, ratas y plaga que debía ser exterminada. El proceso de demonizar a seres humanos equiparándoles con otros animales conseguía que resultara muchos más sencillo asesinarles debido a que la mayoría de los humanos han sido adoctrinados desde niños para tener poca o ninguna consideración por las vidas de los animales.

En las memorias de los supervivientes del Holocausto, la frase más reiterada es «nos trataban como a animales». Las víctimas de los nazis fueron llevadas a los campos de exterminio hacinadas en pequeños vagones, y asesinadas en serie, del mismo modo que se asesinaba a los animales en los mataderos industriales de los Estados Unidos.

La amarga pero innegable verdad es que nuestra civilización está construida sobre la explotación y matanza de los animales; y a partir de esta opresión fundamental derivan todas las demás atrocidades. El abuso hacia los animales y la destrucción de la tierra son las claves en las que residen los errores de nuestra sociedad.

Quienes defienden los derechos de los animales y luchan por la liberación animal —activistas radicales en el sentido positivo de la palabra— están incidiendo de la manera más directa y efectiva sobre las raíces de la opresión humana. Afortunadamente hay personas que tratan de afrontar la causa central del problema con su activismo. Cada una de ellas son personas heroicas, y así es como serán juzgadas en el tribunal de la historia.

Me gustaría recordar una observación que la escritora Harriet Beecher Stowe, autora de La cabaña del tío Tom, señaló hace más de un siglo. Ella dijo: «La verdadera cuestión está en tomar partido por los débiles frente a los fuertes; algo que las buenas personas siempre han hecho.»

No permitas que nadie te diga que vivir y luchar a favor de la liberación de los animales, y contra el fascismo de nuestra sociedad, no es otra cosa que la más importante y urgente labor que debemos acometer. Nada es más importante. Y no te preocupes demasiado por las quejas y las críticas. Estás yendo a contracorriente de lo que la sociedad piensa, pero así es como debe ser. Citando al escritor alemán Goethe: «El mundo solamente progresa hacia adelante gracias a quienes se oponen a él.»


Charles Patterson es autor del libro Eterna Treblinka

Texto original en inglés: Against the Current

4 comentarios:

  1. Gandhi dijo que la historia de la humanidad es una eterna lucha de las minorías. Es triste que movimientos como éste sean tan lentos y necesiten tanto tiempo. Teniendo en cuenta el historial que arrastramos los humanos sería lógico pensar que estaríamos escarmentados, pero no. La sociedad prefiere vivir el presente mirando para otro lado, aunque eso sí, llevándose las manos a la cabeza cuando contempla el pasado.

    Por cierto, a pesar de que hoy en día se lo defina como vegetariano, Gandhi era vegano.

    Un abrazo.

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  2. Tienes toda la razón en que nuestra sociedad no ha aprendido mucho de los errores del pasado, puesto que los seguimos cometiendo en gran medida. Ése es uno de los temas que Charles Patterson trata en su libro Eterna Treblinka, cuya lectura siempre recomiendo encarecidamente:

    http://www.edmilenio.com/ESP/llibre_milenio2.asp?id=5&id_llibre=100#

    Respecto de Gandhi, su postura acerca del vegetarianismo puede leerse en este propio texto suyo:

    http://www.ivu.org/spanish/news/evu/other/gandhi2.html

    Un abrazo, Igor.

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  3. No hay mejor referencia para describir la situación actual del resto de animales a manos de los humanos que el genocidio nazi. Para ellos lo importante era la raza de la misma manera que hoy lo es la especie para la sociedad. Ambas ideas tomadas con la misma arbitrariedad y produciendo las mismas consecuencias (aunque no en cuanto a número de victimas, desde luego).

    En cuanto a Gandhi, en ese discurso reconocer tomar leche de vaca, pero está fechado en 1931 y en su autobiografía indica que finalmente renunció a ella.

    Por cierto, estoy deseando leer el artículo que has preparado para la revista de DefensAnimal.

    Un abrazo.

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  4. El intento de nuestra causa tiene q ser incesante y creativo, si por el lado de una comprensión racional y evidente no progresa nuestro propósito será la de reflejarles los estados de su propia salud y de la Madre Tierra, quizás más por lo primero lograran hacer el cambio; como las personas q fuman tabaco, a pesar de tener plena consciencia de lo q les hace a su propia salud, esperan a un diagnóstico negativo para cambiar el hábito, a no rendirse y a profundizar en este regalo de la vida , aho

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