¿Y preguntan cuál es el problema con hacer campañas que discriminan entre especies y que, por tanto, no defienden los intereses de todos los animales?
En ensayos anteriores he tratado acerca del especismo en el ámbito animalista, exponiendo algunas de las razones por las cuales las campañas animalistas que discriminan entre especies son moralmente inaceptables y contraproducentes en la práctica. No es necesario estar dotado de una especial perspicacia para darse cuenta de que, en un contexto social especista como es el nuestro, el hecho de promover discriminaciones entre especies significa ignorar injustamente a una parte considerable de las víctimas de la opresión especista. Hacer una campaña a favor de los delfines tendría sentido si solamente los delfines fueran discriminados y explotados. Pero no es así.
Organizaciones que sin reparo alguno se dicen "defensores de todos los animales", como es el caso notorio AnimaNaturalis, promueven activamente este tipo de campañas. Un ejemplo representativo es la campaña como SOS Delfines, cuyos resultados ya estamos viendo. ¿Qué motivo justifica preocuparse solamente por los delfines cuando el resto de no humanos son igualmente víctimas de la esclavitud que ejercemos sobre todos los animales? Ya se trate de una preferencia meramente personal, o de un prejuicio antropocentrista ["los delfines son cercanos a los humanos en inteligencia"] no hay razón moral que pueda justificar esas campañas.
El especismo no es menos injusto aunque sea defendido por animalistas. Cada vez hay más personas concienciadas sobre el especismo, y también hay quienes comienzan a comprender que el especismo no debería ser tolerable tampoco cuando se trata de defender los derechos de los individuos no humanos. ¿Qué sentido tiene denunciar la injusticia que es discriminar a los no humanos de nuestra consideración moral al mismo tiempo que participamos y apoyamos campañas que discriminan injustamente entre las propias víctimas de la discriminación especista?
Pienso que deberíamos reflexionar profundamente sobre todo esto. Reflexionemos sobre la moralidad y las consecuencias de las campañas especistas promovidas por activistas que dicen que explotar a unos animales no está bien pero que no hay problema en explotar a otros. Esto es lo mismo que promover que violar a mujeres blancas no está bien pero que no hay problema en violar a mujeres negras.
Si estamos de acuerdo en que todos los animales sintientes poseen igual valor moral entonces estas campañas no merecen nuestra ignorancia ni nuestra tolerancia sino sólo nuestro rechazo. Ya sea una campaña exclusiva a favor de los delfines, o a favor de los perros, o a favor de los primates. La especie es irrelevante a nivel moral. Todos los seres seres sintientes, por el hecho mismo de ser sintientes, poseen un igual valor intrínseco, y, por tanto, merecen la misma consideración y respeto básico.
Las campañas especistas, sean del tipo que sean, contradicen la ética básica y sirven para reforzar aún más el prejuicio del especismo y para perjudicar a las víctimas de la explotación animal.
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