17 de septiembre de 2011

La cuestión de fondo no es el *cómo* sino el *qué*


Hace poco me preguntaba alguien:

«¿Pero no es posible consumir huevos y leche sin dañar o explotar al animal?, o sea, una especie de interacción biológica mutual. No lo veo anti-ético, creo. Mi abuelo tenía un campo con gallos y gallinas, las cuidaba bien, no estaban encerradas ni maltratadas, y comía sus huevos... Claro, es difícil cuando uno no dispone de espacio, y vive en la ciudad.» 

En respuesta a esta cuestión me gustaría comenzar citando unas palabras del profesor Bob Torres:

«Incluso si fuera posible de alguna manera producir leche y huevos que no provocaran la muerte de miles de millones de animales cada año, el explotador tendría que seguir aún confinando y controlando a los animales a fin de obtener dichos productos para sus consumidores.»

Lo que explica el profesor Torres es que aunque pudiéramos supuestamente utilizar a los animales sin causarles muerte ni sufrimiento —algo que es virtualmente imposible— seguiría siendo una acción errónea, porque estaríamos tratándolos como recursos para nuestro beneficio, y no como personas que son, y que merecen el mismo respeto básico que deseamos para nosotros.

En el ejemplo expuesto, el motivo por el que aquella persona cuidaba de esos animales era que deseaba obtener un producto de ellos que le beneficiaba. Me atrevo a suponer que cuando por algún motivo dejaban de producir leche o huevos seguramente los mataba para poder comerlos. Esto es lo que habitualmente ocurre en un contexto de explotación como consecuencia de ver a los otros animales como objetos para satisfacer nuestros deseos y no como sujetos que poseen un valor inherente.

Es prácticamente imposible consumir huevos o lácteos, o cualquier otro producto de origen animal, sin  dañar a otros animales. Explotar a alguien significa utilizarlo como un mero recurso —como un simple medio para conseguir un fin. Por eso la explotación de seres sintientes es inmoral independientemente de la forma en que se lleve a cabo. El asesinato, la tortura, la violación, la esclavitud, son acciones moralmente  erróneas en sí mismas aparte de la forma concreta en que se realicen

¿Consideramos que el problema del asesinato es el método con que sea realiza? ¿Consideramos que el problema de la violación es método con que sea realiza? ¿Consideramos que el problema de la esclavitud es el método con que sea realiza? Y si no es así, si comprendemos que asesinar, violar y esclavizar son acciones intrínsecamente injustas sin importar la forma en que se haga, entonces ¿por qué aplicamos un criterio diferente cuando las víctimas de las mismas acciones son los animales? La especie no es un criterio más relevante que la raza o el sexo en lo que se refiere a la consideración moral de los individuos.

La cuestión moral fundamental está en el qué —en lo que les hacemos a los animales— y no en el cómo —en cómo se lo hacemos. Aunque fuera cierto que en determinadas situaciones los animales explotados sufrieran poco, o fueran mejor tratados que en otros casos, el hecho mismo de utilizarlos ya es explotación. Cualquier uso de animales es un abuso, porque lo llevamos a cabo siempre sin su consentimiento y a costa de vulnerar su libertad y su vida para nuestro beneficio.

Desde una perspectiva humanitaria, si alguien sinceramente deseara no causar daño y sufrimiento innecesario a otros animales, entonces la única forma real y efectiva de conseguirlo es dejar de utilizarlos —dejar de consumirlos. No necesitamos utilizar a los animales para alimentarnos ni para satisfacer nuestras necesidades en general.

Hay una razón por la cual no comemos cadáveres y secreciones de seres humanos incluso aunque al hacerlo supuestamente no dañáramos a nadie. La razón es que esa conducta en apariencia inocua favorece la idea en nuestra mente de que los humanos son comida. Esa conducta favorece la cosificación de seres humanos. Ésta es una de las razones por la cual aquella conducta se comenzó a proscribir hace siglos y es también otra de las razones por las cuales debemos rechazar tajantemente el consumo de animales, si de verdad queremos terminar con su explotación.

Si nos basamos en la justicia, respetar a los demás animales sólo puede tener una opción razonable: veganismo

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