24 de junio de 2016

Un "vegano" a favor de la explotación animal




Hace unos días la publicación Vice España publicó una entrevista a Sergio García Torres, que se presenta como "vegano y candidato animalista" a las elecciones dentro una formación política. Mi intención es comentar de forma concisa algunas declaraciones que realiza en dicha entrevista. Me salto toda la parte estrictamente política para ir directamente al problema de los animales no humanos.

En un momento dado, el entrevistador le pregunta: 
"¿Quienes se llevan las manos a la cabeza con la caza o los toros deberían dejar de comer carne para ser coherentes?"
Ante una cuestión así entiendo que la respuesta de un vegano debería ser que . Un vegano debería explicar que en efecto no hay una diferencia moral entre la caza, la tauromaquia y el consumo de productos animales. Un vegano debería explicar que todo uso de animales es injusto y que, además, no tenemos necesidad de comer animales ni consumirlos en general. !Ah, pero García Torres dice que no! No dice que debamos ser veganos sino que debemos ser antitaurinos:
«Creo que ser antitaurino es el primer paso hacia una conciencia respetuosa hacia los animales.»
¿En qué se basa para realizar semejante afirmación? No veo que tenga fundamento. En países como, por ejemplo, Estados Unidos, Gran Bretaña, Israel, Argentina, o Chile, no existe la tauromaquia y tienen un significativo y creciente porcentaje de veganos. He conocido a muchos veganos que no fueron antitaurinos —yo mismo incluido. Conozco veganos que fueron taurinos por haberse criado en ese contexto familiar y luego lo rechazaron. Lo que dice García Torres carece de sentido. No hay que pasar por el antitaurinismo para llegar al veganismo en ninguna forma o modo. Parece que él directamente extrapola su particular vivencia personal al resto de la gente sin pararse a reflexionar en lo que dice.

Justo a continuación de lo anteriormente dicho señala:
«La tauromaquia es matar animales por placer y divertimento, sin duda debe ser la primera de las formas de utilización de los animales en ser rechazada socialmente.»
Esta declaración me resulta tan incosistente como la anterior. El consumo de animales para alimento también implica matar animales por placer. Y lo mismo se puede decir el consumo para vestimenta. No hay pues diferencia con la tauromaquia. Aunque mucha gente crea erróneamente que necesita comer animales; los humanos no necesitamos comer animales. Así que sólo lo hacemos porque nos da placer y por costumbre. Exactamente lo mismo que sucede con la tauromaquia.

Con sus declaraciones, García Torres no ayuda a que la gente comprenda que ser aficionado a comer animales es moralmente lo mismo que ser aficionado a la tauromaquia. Su testimonio no ayuda en nada a que la gente deje de explotar animales. Más bien, sus declaraciones perjudican la concienciación en favor del veganismo. Él difunde la idea de que no tenemos la obligación moral de ser veganos y que debemos enfocarnos sólo en determinados usos de animales como la tauromaquia.

De hecho, el entrevistador en sus preguntas parece acercarse mucho más a lo que sería el pensamiento de un vegano que García Torres con sus terribles respuestas, el cual incluso llega a decir que él es vegano "en lo personal", en el sentido de que se trata de un asunto privado. Decir que alguien es vegano "en lo personal" —como si el veganismo pudiera ser una mera cuestión privada que no debe trasladarse al ámbito cultural, social y político— es como si alguien dijera que es vegano "cuando duerme" pero no el resto del tiempo de la vida. Parece un chiste. García Torres presenta así el veganismo como si fuera un chiste.

No obstante, estoy de acuerdo cuando dice García Torres que no deberíamos juzgar a las personas, pero que no debamos juzgar a las personas no significa que no podamos juzgar las ideas y las acciones de las personas. Por eso podemos juzgar que la tauromaquia está mal y que la explotación animal está mal. Que haya personas que necesiten un tiempo de transición para comprender y adoptar el veganismo no significa que no debamos señalar explícitamente que utilizar a los animales es una injusticia y que el veganismo es una obligación ética en tanto que los demás animales poseen un valor moral inherente.

El psicólogo Casey Taft argumenta en su trabajo que favorecer un cambio de conducta sólo puede producirse cuando explicamos a la gente de forma muy clara que el veganismo —y nada menos que el veganismo— es la única posición justa si queremos respetar a los demás animales y no tratarlos como objetos. De lo contrario, la gente tenderá a continuar con los hábitos adquiridos y a modificarlos superficialmente.

El veganismo no es un "asunto personal"; es un imperativo moral. Lo que García Torres está diciendo que explotar a otros animales es un "asunto personal". Éste es precisamente el argumento que defienden los taurinos y los defensores de la explotación animal para intentar justificar su actividad. Ellos dicen que la tauromaquia y el consumo de animales debe ser considerado un asunto privado. García Torres se apunta a la corriente que pretende reducir el veganismo a ser una simple preferencia personal y no un tema de obligación moral que debe aplicarse en todos los ámbitos de la vida.

Sin embargo, el párrafo más terrorífico de todos todavía estaba por llegar; cuando le preguntan por el "sufrimiento en los mataderos" y él responde:
«En cuanto a animales de "consumo", sin duda la posición que podremos aportar a las directivas europeas serán en torno al control de mataderos, aumento de la calidad de vida de estos animales, fomentar el consumo responsable de productos de origen animal, una reforma de las ayudas de la PAC favoreciendo la cría extensiva sobre la intensiva y la producción responsable y local.»
Es decir, que García Torres explícitamente apoya la existencia de mataderos controlados, apoya la regulaciones del «Bienestar Animal», defiende que se debe fomentar el consumo "responsable" de animales y que estos animales sean preferentemente esclavizados mediante confinamiento extensivo en lugar de intensivo. Las propuestas de García Torres son indistinguibles del discurso de cualquier persona no-vegana en relación con este tema.

Veganismo es sinónimo de abolicionismo de la explotación animal. ¿Nos parece correcto que un autodenominado abolicionista de la esclavitud humana dijera que lo que debemos hacer es fomentar la esclavitud humana "responsable"? El veganismo es análogo al feminismo. ¿Nos parecería correcto que una autodenominada feminista dijera que lo que debemos hacer es fomentar el machismo "responsable"?

Que Sergio García Torres se autodenomine "vegano" es tan absurdo como que alguien que come animales se considere vegano. Sucede que hay personas que dejan de consumir productos de la explotación animal porque no están de acuerdo con las condiciones en que se realiza esta explotación. Pero si las condiciones cambian entonces su actitud puede cambiar y volver a participar en el consumo de animales. Esto es a lo que denominamos bienestarismo ideológico.

Sergio García Torres no es vegano; su posición es todo lo opuesto al veganismo. Es un activo defensor de la esclavitud de los animales y de la ideología bienestarista que pretende eliminar determinadas actividades consideradas especialmente crueles —y que califican de "maltrato"— al mismo tiempo que se encarga de reformar la explotación animal para que podamos continuar explotando animales con la conciencia más tranquila porque nos preocupamos por su "bienestar".

Desconozco lo que pasa por la mente de García Torres; pero lo que sí deduzco de sus declaraciones es que su idea de veganismo no tiene nada que ver con la mía ni con la definición original del veganismo. Su peculiar "veganismo" consiste en reducirlo a un asunto personal y en ignorarlo cuando se trata de cuestiones sociales y políticas. No hay diferencia con la persona que decide dejar de consumir animales por simple gusto y luego en el resto de su vida actúa siguiendo las mismas pautas ya establecidas. Esto es todo lo contrario de lo que el veganismo pretende lograr.

Si García Torres fuera vegano hubiera aprovechado la entrevista para promover el veganismo pero vemos que su retórica no se aparta del bienestarismo más tradicional que lleva prevaleciendo desde hace siglos y que en nada ha servido para ayudar a que los animales dejen de ser agredidos y esclavizados. Si esto es lo que deseamos —si queremos perpetuar la opresión sobre los demás animales— entonces no dudemos en darle nuestro apoyo.

El caso de García Torres no es por desgracia un caso aislado ni excepcional. De hecho, esto es algo más o menos habitual. A menudo encontramos gente que dice ser animalista, defensora de los animales, e incluso "vegana", que se posiciona a favor de la dominación sobre los demás animales, a favor de regular nuestra explotación sobre ellos, y que no cuestionan ni rechazan el especismo ni el estatus de propiedad al que están sometidos los no-humanos.

Para terminar, en el caso de que a alguien le surgiera la idea de que critico la posición de García Torres porque quiero apoyar al partido animalista, o alguna otra formación política, le sugiero que antes lea este artículo sobre mi postura respecto del ámbito político.

15 de junio de 2016

El negocio animalista en apoyo de la industria del huevo


Al igual que existe una industria que explota a los animales, también existe una industria que se dedica a explotar la explotación animal. Esto es, existe una serie de corporaciones animalistas cuya labor consiste en publicitar determinados aspectos de esta explotación considerados especialmente 'crueles' y pedir dinero a la gente con la excusa de que ellos pueden reformarla para ser más 'humanitaria' o menos 'cruel'. Aquí veremos un ejemplo notable de ello.

La organización 'IgualdadAnimal' ha anunciado en su página que:

»La industria del huevo de EE. UU. dejará de triturar vivos a millones de pollitos macho.«

Con esto quiere referirse al hecho de que la organización norteamericana Humane League afirma haber convencido a la industria avícola para que aplique una técnica que permite identificar y desechar los huevos que contengan embriones masculinos. El propósito es incubar sólo los que contengan embriones femeninos para que se desarrollen como gallinas y poder quitarles los huevos que produzcan. Los pollitos macho no pueden poner huevos así que son asesinados al poco de nacer.

'IgualdadAnimal' apoya, difunde y celebra esta medida calificándola como un 'progreso', pero ¿un progreso hacia dónde?

Los explotadores institucionales reconocen que esta medida es 'comercialmente viable' según declara la propia Humane League para el periódico Washington Post , es decir, que esto no supone ninguna amenaza a su beneficio económico ni a su existencia como industria. Por tanto, esto no es algo que ayude a progresar hacia la abolición de la explotación animal.

Además, la reforma no se implantará hasta dentro de cuatro años, y puede que para entonces ni siquiera se adopte, dado que se trata de un mero compromiso verbal. Es probable que sea una pura maniobra publicitaria. Los grupos animalistas corporativos necesitan anunciar periódicamente supuestas 'victorias' para animar a la gente a que les donen más dinero. Es un negocio. Estos grupos animalistas muestran escenas de 'crueldad' y piden dinero a la gente alegando que ellos lo van a solucionar. Pero en realidad no solucionan nada. Sus medidas no detienen la violencia contra los animales.

Incluso aunque se llegara realmente a implementar esa medida, no se salvaría ni un solo animal. Lo único que sucedería es que, en lugar de incubar machos y hembras, se incubarían sólo hembras. Y todas las gallinas que nazcan vivirán sometidas para producir huevos y luego ser enviadas al matadero. Ni un solo animal se salvaría de la explotación. Por tanto, se trata de publicidad engañosa. Tal y como informa La Vanguardia:

«El culling debería ser sustituido por la ‘selección in-ovo’, una técnica que permite seleccionar los huevos antes de que se desarrolle el pollito. De esta manera, se dejarían desarrollar sólo las hembras, mientras que los huevos que contengan machos serían utilizados para otros fines, como la producción de alimentos para animales y la experimentación científica, lo que también reduciría la presión productiva hacia las gallinas ponedoras.»

Ahora, imaginemos un grupo de proxenetas que tuviera a mujeres secuestradas para inseminarlas forzosamente con la intención de que tengan niñas a las que explotar para el comercio sexual, pero que matara a los niños varones porque no les sirven para su propósito. ¿Alguien piensa que sería aceptable asesorar a los proxenetas sobre una técnica que les permitiera abortar a los embriones varones y así poder conseguir que todos los nacimientos sean niñas? Esto es obsceno y repudiable. Sin embargo, los grupos animalistas adoptan como norma esta labor de complicidad con los explotadores.

La reforma bienestarista sólo sirve para tranquilizar nuestra conciencia; pero no sirve para evitar la injusticia que infligimos a los animales. De hecho, todo el concepto de 'bienestar animal' está ideado para reforzar y perpetuar la explotación sobre los individuos no humanos mejorando su rendimiento económico y ayudando a tranquilizar la conciencia de la gente para que no se inquieten sobre la moralidad del uso de animales.

Si en verdad no quisiéramos causar un daño innecesario e injustificado a los demás animales entonces nos haríamos veganos —y difundiríamos el veganismo como imperativo moral. Todo los demás no son más que medidas inútiles, y éticamente reprobables, que no afectan al problema en nuestra relación con los animales ni a su situación de esclavitud.

Hacia lo único que están consiguiendo progresar los grupos bienestaristas es hacia una reforma de la esclavitud animal que permita que la gente se sienta más cómoda consumiendo productos de la explotación animal y fomentar la creencia de que podemos explotar a otros animales de forma 'humanitaria' y 'feliz'.