29 de agosto de 2023

Acerca de una analogía inapropiada

En esta entrada tiene como propósito exponer una réplica razonada al argumento que afirma que consumir bienes de consumo involucrados en el abuso laboral sobre humanos es causalmente análogo a consumir productos que provienen de la explotación de los animales. Esta analogía es inapropiada por una sencilla razón que veremos a continuación de manera concisa.

Al consumir productos de origen animal estamos demandando que los animales sean explotados, esclavizados y asesinados. Sin otro motivo más que nuestro capricho personal. Si no existiera el consumo de productos de origen animal entonces no habría demanda social para la explotación animal y, por tanto, esta dejaría necesariamente de existir; al menos como actividad institucionalizada.

Sin embargo, en el caso de los abusos laborales a humanos en un sector determinado, como es el famoso caso de la explotación de niños africanos en la minería para la extracción de materiales destinados a la elaboración de tecnología, no es nuestro consumo lo que demanda esa explotación sino que es la estructura social y económica y política en la que están insertos esos seres humanos.

Si no existiera la minería entonces esos niños serían igualmente explotados en la prostitución, en la agricultura o en otra clase de trabajo forzados. La situación de pobreza, de maltrato e injusticia social en la que viven esos niños y sus familias —situaciones creadas por humanos— son los causantes de la explotación infantil y no el consumo de productos tecnológicos.

Aunque todos dejáramos de consumir tecnología electrónica, la explotación infantil seguiría intacta. Sin embargo, si todos dejamos de consumir productos de origen animal entonces la explotación de los animales necesariamente dejará de existir. Si nadie demandara carne, lácteos, huevos, miel, lana, y demás sustancias de origen animal, desaparecía la explotación de los animales para servirnos de alimento y demás fines. Pero creer que dejando de consumir dispositivos electrónicos acabaríamos con la explotación infantil es tan equivocado como creer que acabaremos con la explotación animal atacando a los explotadores institucionales. No están incidiendo en la causa que provoca la injusticia.

De este modo podemos inferir que quienes esgrimen aquella objeción contra el veganismo resulta que desconocen la realidad en el grave problema de la explotación infantil, que es muy dudoso que el abuso infantil en verdad les preocupe, y que más bien parece que utilizan la desgracia de esos niños para intentar excusar su violencia innecesaria e injustificada sobre los animales.

Aquella objeción antivegana alberga dos propósitos. Por una parte, pretende señalar una supuesta incoherencia en la conducta de los veganos. Por otra parte, pretende alegar que no importa consumir productos de origen animal puesto que a fin de cuentas ya estamos involucrados mediante nuestro consumo en la explotación humana. ¿Si no evitamos ésta porque deberíamos evitar la otra?

Si trasladamos la excusa antivegana al contexto intrahumano, estaríamos asumiendo que es correcto comer humanos porque igualmente ya tenemos alguna relación con el abuso sobre humanos a través del consumo de productos manufacturados. Si consumimos algodón de una plantación que ha utilizado niños como trabajadores entonces no importaría consumir zapatos hechos con piel arrancada a seres humanos que fueron criados y asesinados para servir de vestimenta.

Salvo que estemos de acuerdo en que el canibalismo es algo moralmente aceptable, y creamos que es aceptable utilizar humanos como prendas de vestimenta, entonces esta objeción antivegana incurre en un prejuicio especista. Si el antivegano rechaza moralmente el canibalismo, y rechaza utilizar a los humanos como prendas de vestimenta, pero al mismo tiempo se dedica a comer animales, y consumir trozos de sus cuerpos, entonces está discriminando moralmente según la especie. Más de medio siglo después de que Richard Ryder acuñara el término especismo, y miles de años después de que surgiera este prejuicio, todavía seguimos esperando una razón que justifique excluir a los animales no humanos de la comunidad moral.

Para terminar, supongamos por un momento que consumir dispositivos tecnológicos, o camisetas de algodón, fuera materialmente equivalente a consumir productos de origen animal. En este caso, los veganos estarían haciendo una cosa mala de esas dos que estarían igualmente mal y estarían evitando al menos una de ellas. Los antiveganos en cambio estarían haciendo las dos cosas malas, pudiendo al menos evitar una de ellas fácilmente; que es la de evitar el consumo de productos de origen animal. Una vez más, el antiveganismo lo hace todo mal.

En este ensayo no se pretende defender que el abuso sobre humanos no sea tan igualmente reprobable como lo es el abuso sobre los animales. La explotación humana es tan injusta como la explotación animal; y viceversa. Lo que se ha argumentado aquí es que materialmente no existe la misma causalidad, ni la misma clase de responsabilidad moral, entre la explotación sobre los animales motivada por el consumo y el abuso laboral sobre humanos en el ámbito de bienes de consumo. Nada más

9 de marzo de 2023

Lo opuesto al veganismo


En este blog hemos discutido durante varios años sobre lo que significa el veganismo como doctrina ética, pero no hay dedicada ninguna entrada específica a definir la doctrina opuesta al veganismo. Se me ocurren al menos tres conceptos para denominar a lo contrario al veganismo, aunque me parece que ninguna resulta completamente satisfactoria.

El primer concepto sería el especismo. Durante mucho tiempo hemos hablado de especismo para denominar a lo contrario al veganismo. Sin embargo, esto no sería estrictamente correcto porque uno puede ser vegano y ser especista al mismo tiempo. ¿Cómo es posible? Pues imaginemos a alguien que asume el veganismo que se opone totalmente al uso y dominación sobre los animales pero que está a favor de matar a determinados animales en caso de conflicto. Un ejemplo más concreto: te encuentras con una cucaracha en tu casa y la matas. Si no actuarías así al encontrarte con un humano o con un gato o un pájaro entonces se trata de un caso de especismo —de discriminación moral basada en la especie. Recordemos que el veganismo no se opone al hecho en sí mismo de matar animales sino a utilizar animales en cualquier forma, modo o propósito.

El segundo concepto sería el antropocentrismo. A menudo cuando hablamos de especismo nos referimos por defecto al especismo antropocéntrico, por la sencilla razón de que en el mundo cotidiano no conocemos ningún especismo que no sea antropocéntrico, aunque teóricamente pudiera haberlo. El antropocentrismo es la creencia de que la humanidad es el centro del universo, incluyendo el universo moral, y todos los seres deben estar supeditados a los intereses humanos. El antropocentrismo parece pues más apropiado para referirnos a lo opuesto al veganismo. No obstante, puede haber una versión bondadosa del antropocentrismo que, aunque asume que los humanos son especiales, también considera que los animales deben ser tratados humanitariamente y no se les debe dañar sin necesidad.

El tercer concepto sería el supremacismo humano. El supremacismo humano establece que los humanos están legitimados en dominar a los demás animales, en controlarlos y utilizarlos. Este supremacismo presupone el antropocentrismo, pero no sólo defiende que los humanos somos el centro del universo sino que somos superiores a los demás animales y debemos aprovecharnos de ellos a costa de sus vidas y su libertad. Aquí se fomenta no sólo la jerarquía sino la opresión contra los animales. También podemos encontrarnos con alguna versión compasiva del supremacismo humano que postula que debemos dominar y controlar a todos los animales del mundo por su propio bien, para evitar que sufran y mueran.

Por supuesto, en este ensayo no podía faltar que nombrara al bienestarismo. El bienestarismo es una doctrina que sí tiene dedicadas varias entradas en este blog, así que no nos extenderemos al respecto. El bienestarismo es claramente opuesto al veganismo, pues el bienestarismo postula que es correcto que los humanos utilicemos a los animales si lo hacemos preocupándonos por su bienestar. El bienestarismo como doctrina autónoma defiende que lo que más importa es el bienestar y que todo lo demás es muy secundario e incluso irrelevante. No obstante, pienso que el bienestarismo no se puede desligar de los conceptos anteriormente citados y que se constituye como una ideología ancilar a ellos.

Algunos activistas han propuesto el término «no-veganismo» para denominar lo opuesto al veganismo, pero opino que no sería apropiado.

El término 'no-vegano' es meramente contextual y sólo indica que no hay veganismo. ¿La química es vegana o no vegana? Vegana no es porque su fundamento no reconoce el veganismo luego es no-vegana. Pero aun siendo no-vegana no se opone ni contradice el veganismo. ¿Los tejones son veganos o no-veganos? No son veganos; son no-veganos. Los tejones no reconocen el valor moral intrínseco de los animales, porque no pueden efectuar la operación mental que les permite conceptualizar ese valor. Así pues, serían no-veganos. Por esto pienso que aquella expresión no sirve para denominar correctamente  a lo que se opone al veganismo.

No decimos que lo opuesto al feminismo sea 'no-feminista' sino que hablamos de sexista o machista. De forma análoga, lo correcto para denominar la posición que se opone al veganismo sería especismo o,  más específicamente, antropocentrismo o, todavía más específicamente, supremacismo humano; en tanto que están a favor de que la humanidad domine y utilice a los animales. Esto es precisamente a lo que se opone el veganismo.

Incluso si rechazamos todos los conceptos anteriormente señalados, lo correcto para denominar a la posición que considera que los animales son medios para fines humanos no sería 'no-veganismo' sino que sería en todo caso 'antiveganismo'. Si apoyas la explotación de los animales entonces estás yendo en contra del veganismo; luego eso sería antivegano.

Veganismo significa la doctrina de que la humanidad debe vivir sin utilizar animales. Si utilizo animales, si participo directamente en la explotación animal, o la apoyo voluntariamente de alguna manera —como sería apoyar la regulación de la explotación animal entonces actúo en contra del veganismo.