«La Nueva Constitución» |
«Si [los animales] poseen alma, no digo ya un alma muy razonable, capaz de un gran número de ideas, sino una capaz tan sólo del más mínimo sentimiento; causarles daño sin necesidad es un acto de crueldad y una injusticia.» Pierre Louis Moreau de Maupertuis; Carta VI
El humanitarismo sostiene pues que no debemos infligir un daño intencionado sobre los animales si no se puede justificar porque lo necesitamos realmente por motivos de supervivencia o de autodefensa.
Quienes estén familiarizados con la filosofía moral kantiana enseguida podrán identificar esta distinción entre humanitarismo y veganismo siguiendo la distinción entre el imperativo hipotético y el imperativo categórico. Un imperativo hipotético nos diría que si no necesitamos utilizar a los animales entonces no debemos utilizarlos. Un imperativo categórico nos dice que nunca debemos tratar a los animales como medios para nuestros fines; sin importar si lo necesitamos o no. Luego es imposible deducir el veganismo del principio humanitario, ya que el principio humanitario acepta una hipotética posibilidad de que utilizar a los animales sea aceptable, mientras que el veganismo lo rechaza categóricamente.
No obstante, definir el veganismo como dieta no es menos erróneo que definirlo como una práctica general. El veganismo es una obligación moral y no una práctica. Es una obligación moral que conlleva en consecuencia una práctica pero no es una práctica en sí misma. El veganismo se define como el principio abolicionista sobre la explotación de los animales. Por esto, no sería correcto disociar el veganismo del abolicionismo. Veganismo y abolicionismo son pues sinónimos en el contexto animalista.
Dentro del ámbito animalista, el abolicionismo es la posición que propugna que deber ser abolido el uso de animales y cualquier forma de instrumentalización de animales. Fuera del contexto animalista, hablamos de veganismo para distinguir el animalismo abolicionista de otras posiciones abolicionistas, como el abolicionismo de la esclavitud humana. No obstante, nos encontraremos con animalistas que se denominan veganos sin ser abolicionistas, en tanto que apoyan la reforma bienestarista.
Así pues, en el ensayo que comento aquí, el profesor Francione interpreta el veganismo como la práctica de no usar animales, más concretamente con la práctica de no consumir productos de origen animal, y es por esto que él afirma que podemos asumir el veganismo sin aceptar al mismo tiempo la filosofía de los Derechos Animales, y que sólo tenemos que ser consecuentes con el principio de trato humanitario de los animales, porque está entendiendo el veganismo como una práctica, aunque en otros ensayos afirme que el veganismo es un imperativo moral. Como señalé anteriormente, Francione no siempre ha usado el término veganismo con el mismo significado claro.
A mi modo de ver, el veganismo no puede asumirse si no estamos situado dentro del contexto filosófico de los Derechos Animales, que defiende la existencia de derechos morales para todos los individuos. siempre que respetemos la definición original del veganismo como el principio ético de que los humanos debemos vivir sin explotar a los animales. Como ya expliqué anteriormente, el humanitarismo no obliga radicalmente a rechazar el uso de animales.
Considero que el veganismo forma parte de la filosofía de los Derechos Animales. Esta filosofía moral considera que hay determinadas acciones que nunca debemos cometer sobre los individuos: explotar, esclavizar, torturar, violar, asesinar. Todo acto que implica atentar contra la dignidad de la persona es siempre inaceptable bajo cualquier pretexto. Expresado de otro modo: ningún individuo debe ser tratado nunca como un simple medio para lograr alguna finalidad. Bajo esta perspectiva, la dignidad coincide con el valor moral inherente del individuo.
En conclusión, no podemos comprender ni asumir el veganismo sin al mismo tiempo comprender y asumir la ética de los Derechos Animales, si nos atenemos a la definición original de veganismo, puesto que el veganismo representa el derecho fundamental de los animales a no ser tratados como recursos o propiedades de los humanos, lo que conlleva consecuentemente que sean reconocidos como sujetos de derechos, es decir, como personas.
Acerca de promover el humanitarismo
Por otra parte, pienso que aclarar que el humanitarismo y el veganismo son conceptos diferentes no implicaría rechazar tajantemente el principio humanitario en nuestro activismo. Estoy en desacuerdo con el hecho de hablar de veganismo como una práctica pero no con el hecho de acercar a la gente al veganismo.
Creo que en el contexto actual difícilmente podremos difundir el veganismo en la sociedad si primero la gente no se toma en serio el principio humanitario. Creer que quienes ni siquiera se toman serio el principio de que no debemos dañar a los animales innecesariamente van a tomarse en serio el veganismo me resulta un pensamiento fantasioso —aunque pudiera ser que me equivoque. Yo defiendo plantear el humanitarismo como un puente para conectar la conciencia moral de la gente con la cuestión animalista y con el veganismo, pero definitivamente no deseo promover la confusión entre ambos.
Plantear un enfoque humanitario en el activismo no equivale a declarar que el humanitarismo es la posición correcta en nuestra relación con los animales sino que sólo significa explicar a la gente que ser coherente con el principio humanitario implica dejar de utilizar a los animales. Una persona que se tome en serio el humanitarismo estará es una posición muy favorable hacia el veganismo, puesto que dar el paso hacia el veganismo ya ni siquiera le supondría un cambio de hábitos y apenas una transformación de mentalidad.
Transicionar del humanitarismo al veganismo —transicionar de la idea de que no debemos dañar a los animales innecesariamente a la idea de que nunca debemos tratar a los animales como medios para fines humanos— resulta mucho más natural que llevarlo a cabo desde cualquier otra posición.
De hecho, pensar que, dentro de un contexto profundamente especista, existe alguna posibilidad de que un individuo que rechaza el humanitarismo pueda transicionar al veganismo me parece un planteamiento quimérico. Esto mismo se puede aplicar a la sociedad en general.