26 de junio de 2011

¿Cuánto de vegano es ser vegano?




En este artículo quisiera exponer mi postura acerca de una cuestión que muchos consideran importante y que me han preguntado en varias ocasiones: "¿Cuánto de vegano es ser vegano?" O dicho de otro modo: ¿Hasta dónde deberíamos aplicar el principio del veganismo en nuestra vida?

Aplicar el veganismo en la práctica: una propuesta razonable

Antes de nada, me gustaría aclarar que el veganismo no es una dieta o un "estilo de vida". El veganismo es un principio ético que ve a los demás animales como personas y rechaza que sean considerados como objetos o medios para nuestros fines. El veganismo postula que debemos vivir sin explotar animales. Ahora bien, ¿cómo aplicamos este principio en la práctica de nuestra vida cotidiana? Creo que esta cuestión no sería evidente de suyo y requiere ser razonada.

Sucede que la explotación animal rodea nuestras vidas. Por ese motivo algunas personas creen que intentar practicar un veganismo coherente es imposible o que en sí mismo no tiene sentido o que cada uno puede establecer caprichosamente cómo quiere aplicarlo. Pero estas conclusiones son consecuencia, a mi modo de ver, de un enfoque equivocado de la cuestión.

Los límites de la aplicación del veganismo no considero que sean una decisión "personal", sino con eso significa que deben quedar bajo el arbitrio privado. Pienso que el criterio de aplicación del veganismo debe ser establecidos siguiendo un criterio de coherencia mínima y de responsabilidad moral.

En el contexto actual, pienso que ese límite debe establecerse en el consumo de vegetales —o en el no consumo de sustancias de origen animal— en tanto que este consumo no demanda el uso de animales. Cuando digo "límite" no me refiero a que la aplicación del veganismo termine ahí sino, al contrario, que es al menos hasta ahí donde se debe aplicar el veganismo. A partir de aquí se puede ampliar en lo que podamos, pero no como exigencia imperativa. Cuando digo "límite" me refiero al mínimo exigible de coherencia; no al máximo.

Si creemos que la explotación de los animales es moralmente injustificada, entonces no deberíamos nunca consumir, llevar o utilizar cualquier producto que implique utilizar a los animales no humanos. Esto significa, por ejemplo, que debemos mirar las etiquetas de los productos —debido a la extendida presencia de productos animales— y que si vamos a un sitio de comida no-vegano debemos preguntar acerca de los ingredientes de la comida.

La práctica del veganismo en el contexto actual sería coherente siempre que lo que nosotros hagamos o consumamos no implique utilizar a otros animales. Por tanto, eso se refiere a lo que comemos, vestimos y hacemos en cada ámbito de nuestra vida. ¿Usas a otros animales en tu trabajo? ¿Llevas sustancias de origen animal en tu ropa o vestimenta? ¿Asistes a actividades de ocio que implican utilizar a otros animales? Si la respuesta es no, entonces eres básicamente coherente con el veganismo.

Eso es el mínimo exigible de coherencia práctica con el principio del veganismo. Y si todos hiciéramos esto, aunque sólo fuera esto, mañana mismo la explotación animal se vendría abajo en su totalidad.

La imposibilidad de una coherencia absoluta no conlleva que desaparezca la exigencia de coherencia. Hay que poner en el límite en algún punto donde la ética y la práctica puedan ser compatibles, y yo creo que ese punto está en la demanda, es decir, en si aquello que demandamos implica utilizar a los animales; y esto sólo se puede aplicar a las sustancias de origen animal. Por tanto, pienso que sólo deberíamos establecer como imperativo el hecho de no consumir sustancias de origen animal. Todo lo demás que se pueda evitar puede ser sin duda recomendable o estimable, pero no imperativo o exigible. Esto excluye a la cuestión de las trazas, puesto que no son ingredientes.

En esta publicación no trato sobre lo más que podemos hacer para evitar participar en la explotación animal sino acerca de lo mínimo que debemos hacer para ser coherentes con el veganismo. De esto trata. Sin duda, es bueno y estimable evitar en todo lo posible nuestra participación en la explotación animal, aunque sea indirecta, pero ése no es el punto que pretendo tratar aquí, sino que intento esclarecer cuál es lo mínimo exigible para ser coherentes con el veganismo, es decir, cuál es el criterio razonable para señalar que tal producto o actividad es apto o no apto para veganos.

Si elegimos un criterio de máximos esto implicaría que no podríamos consumir nada, porque en todos los productos hubo algún proceso de explotación animal involucrado en la existencia de dicho productos. En todos elllos. Incluso en los productos totalmente vegetales vendidos por empresas veganas. Por ejemplo; las empresas veganas pagan impuestos —que son parcialmente utilizados para subvencionar la explotación animal— y negocian con profesionales que no son veganos para sacar sus productos. Así que un criterio de máximos nos obligaría a ser ermitaños en el bosque salvaje y vivir sólo de frutos que recojamos. Aunque es posible que ese bosque esté protegido o intervenido desde fuera por personas que no son veganas, con lo que ya estaríamos involucrados otra vez en la explotación animal.

El veganismo postura claramente que los humanos debemos vivir sin explotar a los animales, por lo que excluirnos de la sociedad humana contradice el propio sentido del veganismo. Así que un criterio de máximos que nos obligue a rechazar todo consumo y nos conduce a salirnos de la sociedad es lo opuesto a lo que el veganismo pretende.

Si el producto no contiene sustancias de origen animal entonces es apto para veganos. Ése es el único criterio exigible para nuestro consumo, es decir, el no demandar productos de origen animal. Ahora, si sucede, por ejemplo, que algunos veganos no quieren consumir un vino porque fue clarificado con sustancias de origen animal, y quieren promover que las compañías no usen sustancias de origen animal al elaborar bebidas, eso es estimable pero no es imperativo.

Lo que sí sería imperativo es promover que la gente se haga vegana. Si la gente se hace vegana dejará de usar sustancias de origen animal, de la misma manera que los veganos que elaboran bebidas no usan sustancias de origen animal. Creo que se está perdiendo la perspectiva de lo que es el veganismo si sólo nos preocupamos de evitar en lo posible participar en la explotación animal y no nos preocupamos por hacer activismo para difundir el veganismo y lograr que cada vez haya más veganos para lograr abolir la explotación animal.

El veganismo no es una cuestión personal sino moral, por lo tanto no consiste sólo en ser coherentes con el principio del veganismo en nuestra vida personal sino también en educar a los demás en el veganismo para que lo asuman igualmente como su paradigma moral, y de este modo conseguir lograr progresivamente una sociedad libre de explotación animal.

Evitando la confusión: ni perfeccionismo ni bienestarismo

Por otro lado, muchas personas alegan a menudo que dado que es imposible vivir sin provocar la muerte de algunos animales —por ejemplo, algunos mueren debido al cultivo de la tierra— entonces no importa si intencionadamente consumimos animales, es decir, si comemos, llevamos o usamos productos no-veganos, por lo que ser un vegano consecuente no importa porque no podemos vivir siendo "perfectos". Este punto de vista incurre al menos en dos graves errores.

El primer error está en creer que el veganismo significa "no matar animales" o "no dañar animales". No es así. El veganismo signfica no explotar animales. Al veganismo sólo concierne el uso de animales. ¿Hay otros problemas morales además de la explotación animal de los que debemos preocuparnos? Por supuesto, pero el veganismo como tal se refiere a un solo problema concreto. El veganismo surgió para denunciar y erradicar la explotación de los animales por parte del hombre. Por tanto, el veganismo se refiere sólo a un daño concreto y específico —la explotación animal— aunque nuestra consideración moral debe incluir también la evitación de causar otras clases de daños, aunque no conlleve explotación.

El segundo error consiste en confundir el daño deliberado con el daño accidental. Decir que no vale la pena ser vegano porque eso no evita todo el daño que causamos a los animales es exactamente lo mismo que decir que si al construir una carretera somos conscientes de que cierto número de gente morirá usando esta carretera entonces está bien matar a gente porque toda la actividad humana en general provoca indirectamente la muerte de cierto número de personas. El daño no es intencionado, deliberado ni directo. Muchos miles de seres humanos mueren cada año indirectamente por causa de la contaminación que provocamos todos nosotros. Pero eso no justifica que además comamos a seres humanos o los utilicemos como simples recursos, ¿verdad?

Decir que como no evitamos, o no podemos evitar, cualquier clase de daño o perjuicio a otros animales —sin diferenciar siquiera si es intencional o directo— entonces no habría obligación en ser veganos, es exactamente lo mismo que decir que como no evitamos, o no podemos evitar, cualquier clase de daño o perjuicio a otros humanos entonces no hay problema moral en practicar el canibalismo o la violación sexual.

Ese tipo de razonamiento es incorrecto en un contexto humano. Nadie razonable puede estar de acuerdo con ese razonamiento porque es evidentemente absurdo. No hay ninguna intención o propósito por nuestra parte de causar la muerte a otros humanos. Del mismo modo que no la hay al consumir productos cuya elaboración accidentalmente causara la muerte a otros animales. Por lo tanto no incurramos en especismo y apliquémoslo igualmente en el contexto de nuestra relación con los demás animales.

Del mismo modo, aunque indirectamente dañemos a otros animales, eso no justifica que sigamos causando sufrimiento y muerte, de forma directa y deliberada, cuando podemos perfectamente evitarlo. Y todos los usos que hacemos de otros animales son evitables.

Además, podemos debatir, por ejemplo, sobre si los pesticidas que matan animales en la agricultura son, o no, necesarios, pero lo que no es necesario en ningún sentido es comer animales, ni vestirnos con trozos de sus cuerpos ni divertirnos a costa de causarles sufrimiento y muerte.

No podemos vivir de manera moralmente perfecta. Incluso si compramos comercio justo, consumimos lo menos posible y reciclamos. Cualquier modo de vida siempre causará daño indirectamente a muchos animales. Ahora bien, el hecho de que no podamos vivir de manera perfecta no implica que estemos legitimados en causar un daño deliberado cuando lo podemos evitar. El hecho de que no podamos de vivir de manera perfecta —sin causa ninguna clase de daño— no justifica que inflijamos un daño que es éticamente injustificable. El veganismo no es un perfeccionismo sino una posición ética básica de mínimos. El veganismo sólo pretende que el rechazo moral a acciones que son inmorales porque implican la explotación de individuos —como la esclavitud y el canibalismo— se extienda también a nuestra relación con los animales. 

Los bienestaristas, en cambio, tienen una visión muy diferente sobre este asunto, aunque ellos digan ser "veganos". Los bienestaristas se dicen "veganos" porque supuestamente no consumen productos de origen animal, pero no reconocen el veganismo como un principio ético. Ellos afirman que el veganismo es nada más que un modo de "reducir el sufrimiento" y que, por tanto, no sería algo esencialmente diferente de elegir comer huevos de corral o pollos camperos porque esto último, según ellos, también supone "reducir el sufrimiento de los animales." Para los bienestaristas todo se centra en reducir el sufrimiento y dicen que mantener el veganismo como principio sería "fanático". La perspectiva bienestarista juzga todo de acuerdo al grado en que supuestamente aumenta o reduce el sufrimiento. Pero ¿es ésta una visión éticamente correcta? A mi modo de ver no lo sería.

Imaginemos que alguien dijera:
«Yo soy partidario de los derechos de las mujeres el 95% del tiempo. Sólo agredo y violo a una mujer al mes como mucho. Pero no os fijéis en lo que hago mal sino en la parte positiva del 95%»
En ese caso ¿tendríamos que felicitarle por lo que hace y decirle que está evitando el sufrimiento de muchas mujeres?

El veganismo no es una cuestión de grado ni de porcentajes

Ser vegano no es una cuestión de cantidad sino de categoría. O lo eres o no lo eres. O estás de acuerdo en que los demás animales merecen ser respetados como personas o no estás de acuerdo con esto. Si alguien viola a alguna mujer de vez en cuando —una vez al mes o una vez al año— entonces no respeta a las mujeres y punto. No es "un feminista al 50%". No hay porcentajes ni términos medios cuando se trata de principios éticos.

Dar nuestro apoyo a quienes quieren hacerse veganos se puede hacer de muchas maneras, pero sin necesidad de decirles que no-ser-veganos es algo que está bien. Si el 95% del tiempo alguien no explota a los demás animales pero sí los explota el otro 5% entonces sigue cometiendo un mal. Está en camino, quizás, pero no ha llegado a la base mínima de respeto que merecen los animales no humanos.

Por supuesto, es bueno que alguien esté en camino hacia el veganismo; pero aun así no sería correcto decir que es vegano o que es "95% vegano". No lo es. Pero deseo que lo sea muy pronto y cuenta con mi apoyo, y el de otros muchos veganos, para conseguirlo.