5 de enero de 2021

Reflexiones minimalistas


Filosóficamente, el minimalismo podría ser entendido algo así como una extensión del principio de Ockham, que prescribe que no debemos multiplicar los entes sin necesidad. Si algo no es justificablemente necesario, ¿para qué producirlo o adquirirlo? El principio de Ockham es sin duda una invocación a la simplicidad y la sencillez. Este principio no afirma que todo deba ser reducido a su forma más simple sino que no deberíamos aumentar la cantidad o la complejidad sin una razón suficiente que lo justificara. Así, el minimalismo promueve que antepongamos lo esencial frente a lo superfluo, lo sencillo frente a lo enrevesado, lo importante frente a lo secundario.

Me parece que ya hay unas cuantas páginas en español dedicadas al minimalismo como filosofía y estilo de vida, así que los interesados sólo tienen que echarle un vistazo. Me gustaría aprovechar para relatar un caso privado en el que he seguido la filosofía minimalista.
 
Una de las formas en las que he aplicado el minimalismo tiene que ver con mi afición a la lectura. Al cabo de muchos años de comprar en librerías, llegué a tener una colección de más de cuatrocientos libros, lo que se acabó convirtiendo en un importante problema de espacio en casa. Hasta que me di cuenta de que no tenía sentido acumular tantos volúmenes, que me había dedicado a comprar de manera un poco compulsiva, algunos de los cuales ni siquiera tenía intención de volver a leer. Así que me puse a regalar, donar o vender todos aquellos que no eran especialmente relevantes para mí o de las que ya poseía una copia digital de buena calidad; llegando de este modo reducir el número a la mitad. Para este año voy a limitar mi colección física a cien ejemplares. La mayoría de los que conservo son de formato reducido o de bolsillo por lo que el problema de espacio se ha solucionado bastante; aunque no se trata sólo de una cuestión de espacio. Soy un gran aficionado a la lectura pero la energía y el tiempo es limitado y hay que centrarse en lo importante. Por cierto, hablando de libros, si alguien busca bibliografía en español sobre veganismo y filosofía animalista en general, pueden encontrar un listado clicando aquí.

Tal vez algunos lectores estarán pensando, ¿para qué nos cuenta su vida privada si hemos venido aquí a leer sobre veganismo? Pues no les falta razón. Así pues, ¿hay alguna conexión entre veganismo y minimalismo? Yo creo que alguna podemos encontrar. Ser partidario del minimalismo no obliga o conduce al veganismo; si bien el veganismo es una posición muy compatible y convergente con el minimalismo.

Algunas personas argumentarían que la perspectiva minimalista conduce al veganismo en el sentido de que los datos indican que llevar el veganismo a la práctica significa consumir menos recursos naturales que a través de la explotación animal y también conlleva que menos animales sufran y mueran por causa de nuestro consumo. Este razonamiento tiene sentido desde un punta de vista puramente empírico, pero quizás no tanto desde un punto de vista moral, porque, como ya he razonado en ensayos anteriores, el veganismo es un principio ético y no una conducta determinada. Por supuesto que asumir el veganismo obliga lógicamente a no consumir productos de origen animal, a no utilizar a los animales en cualquier ámbito de nuestra vida, pero aunque la consecuencia final de aplicar el veganismo fuera todo lo contrario de lo que es en realidad, es decir, que su resultado conllevara supuestamente gastar más recursos naturales, o que murieran más animales por causa de la agricultura, igualmente el veganismo seguiría siendo nuestra obligación moral.

Nuestra primera obligación moral es no tratar a los seres conscientes como simples medios para nuestros fines. Después de esto deberíamos también preocuparnos por reducir y evitar el daño que les causamos al vivir; lo cual incluye daños que son accidentales o indirectos como la contaminación. El principio de evitar el daño está subordinado al principio de respetar a los seres dotados de sensibilidad como personas, y no al contrario. Si primero no reconocemos a los seres conscientes como personas entonces ni siquiera tendríamos racionalmente una obligación moral de intentar evitar infligirles daño.

En ocasiones se ha aclarado que el veganismo es lo mínimo que podemos hacer por los animales, y no lo máximo, en el sentido de que el veganismo es una cuestión de ética básica. Podríamos decir que el veganismo se trata de un minimalismo moral, entendido como una doctrina que se centra en lo esencial que debe ser la ética en nuestra relación con los otros animales: no tratar a los individuos no humanos como objetos a nuestra disposición. Por otra parte, si tenemos en cuenta que normalmente no necesitamos utilizar a los animales para vivir, y gozar de salud y una buena calidad de vida, esto significa que estamos supeditando los intereses vitales de los animales para satisfacer nuestros caprichos y frivolidades. Esto es claramente contrario al minimalismo, si en efecto entendemos el minimalismo como dar prioridad a lo esencial frente a lo trivial. No obstante, este enfoque sería en verdad más coincidente con el humanitarismo que con el veganismo.

Hay otro enfoque minimalista, más compatible todavía con el veganismo, basado en la idea de que si la violencia es algo moralmente malo entonces debemos tratar de evitar la violencia, y parece claro que incorporando el veganismo vivimos una vida menos violenta respecto de los animales, en tanto que rechazamos tratarlos como recursos y propiedades. Hay una conexión entre veganismo y noviolencia. El veganismo no implica nada más que esto, pero si rechazamos la creencia de que los animales son objetos para nuestro beneficio y reconocemos que ellos son sujetos de derechos, esta base es fundamento y motivación para extender nuestra consideración moral a otros ámbitos y acciones en los que también afectamos a los animales aunque no conlleven utilizarlos.

En aras del minimalismo finalizo la entrada aquí. Deseo un feliz y vegano año a todos.