30 de junio de 2015

¿Todos pueden ser veganos?


En este ensayo nos centraremos en una cuestión relacionada con la aplicación del principio del veganismo en la alimentación, aunque el veganismo se debe, y se puede, aplicar a cualquier otro ámbito de la vida: vestimenta, ocio, trabajo, activismo,...

Una aclaración previa

Ser vegano no significa llevar un tipo de alimentación. Ser vegano significa oponerse a la explotación animal por considerar que se trata de una injusticia equivalente a la esclavitud humana. Es una postura moral, la cual tiene implicaciones en la vida práctica.

Veganismo no significa consumir vegetales. Veganismo significa oponerse a la explotación de los animales y estar a favor de liberarlos de la esclavitud. Es un principio ético. Consumir vegetales es sólo una aplicación necesaria del veganismo en el contexto actual pero no es lo que significa veganismo. Alguien podría tomar la decisión de consumir sólo vegetales por algún motivo de salud personal, o por responsabilidad mediomabiental, sin tener para nada en cuenta el veganismo.

Así pues, ser vegano es oponerse a la explotación animal por ser una injusticia. Es injusto que los animales estén sometidos al dominio humano. Punto. Las demás cuestiones —ya sean medioambientales, nutricionales, políticas o de cualquier otra índole aparte de la ética básica— no fundamentan el veganismo.

El veganismo aplicado a la dieta es saludable

Recientemente la Academia Americana de Nutrición y Dietética, la asociación de nutricionistas más prestigiosa de Estados Unidos, ha confirmado los resultados que lleva publicando regularmente desde el año 1980: una dieta completamente vegetal, sin sustancias de origen animal, es apta y saludable en todas las etapas y circunstancias de la vida humana, siempre que esté bien planificada.

En definitiva, los seres humanos no necesitamos comer animales para vivir y tener una buena salud.

Me gustaría aclarar que cuando hablo de dieta vegana no sólo me refiero a una alimentación 100% vegetal, sin sustancias de origen animal. Me refiero a un tipo de alimentación que se adopta por rechazo moral a la explotación sobre los demás animales. La dieta vegana no se refiere al contenido sino al fundamento que la motiva: el veganismo. De lo contrario, hablemos sólo de dieta vegetal.

Ahora bien, la cuestión es: ¿si objetivamente una dieta vegetal es apta y saludable para todos ¿por qué hay personas que aseguran que adoptar esta dieta influyó perjudicialmente a su salud? 

Bueno, aceptando como punto de partida la sinceridad de esos testimonios, si aceptamos que esas personas no están mintiendo por algún oscuro motivo, dispongo de tres hipótesis que explicarían este suceso:

Posibles problemas al aplicar el veganismo a la dieta:

#1 Mala planificación

Obviamente la primera razón que explicaría un problema de salud sería el simple hecho de no haber planificado correctamente lo que comemos.

No es difícil planificar una dieta vegana equilibrada, pero quienes nunca hayan tenido necesidad de planificar lo que comen desde el punto de vista nutricional tendrán que aprender algunas nociones básicas que seguramente les sean desconocidas. Por suerte tenemos internet a nuestra disposición que nos permite acceder a esta información.

Eso sí, hay que acudir a fuentes confiables y fidedignas que nos asesoren correctamente. Lo mejor es consultar las páginas de dietistas profesionales que tengan conocimientos específicos sobre dietas vegetales.

Nunca se insiste lo suficiente en señalar que una dieta saludable requiere estar bien planificada. Esta planificación es sencilla y no tiene ninguna dificultad especial; pero hay que hacerla. La clave central reside en la variedad. 

Es indispensable incluir en nuestra alimentación todos los grupos alimenticios: frutas, semillas, legumbres, verduras, cereales, frutos secos. De este modo incluimos todos los nutrientes. La variedad es un elemento central de toda dieta vegana saludable. Todos los nutricionistas profesionales parecen coincidir en este punto. 

#2 (Auto)Sugestión psicológica

El poder que la sugestión de nuestra mente puede tener sobre la salud del cuerpo en general está documentado en varios estudios.

En particular existe el fenómeno conocido como placebo, mediante el cual la administración de una sustancia totalmente inocua sobre un individuo tiene como consecuencia similares efectos beneficiosos que si se tratara de un medicamento real cuando el individuo en cuestión está convencido de que está recibiendo dicho medicamento.

Pero también existe su lado negativo conocido como el efecto nocebo, que según los investigadores se define como «los efectos nocebo son los eventos adversos producidos por expectativas negativas y representan el lado negativo del placebo.»

Si uno se sugestiona continuamente, diariamente, pensando que a su cuerpo le faltan nutrientes y que eso está minando su salud, puede ocurrir que empiece a sentirse realmente mal y presente síntomas asociados a la desnutrición por el influjo de su propia mente.

#3 Defecto congénito

Aparte del caso específico de la vitamina B12, el resto de nutrientes que necesitamos incorporar se puede obtener directamente consumiendo vegetales. Hay otros nutrientes que nuestro propio organismo sintetiza por sí solo sin que necesitemos incorporarlos de forma exógena.

No obstante, tal y como ha advertido el doctor Michael Greger, resulta que hay algunos individuos que poseen una anomalía genética que impediría a su organismo sintetizar ciertos nutrientes esenciales —como son la taurina o la carnitina— al igual que el resto de seres humanos. Esos nutrientes en concreto no estarían presentes en los vegetales. Tal circunstancia parece ser algo muy excepcional; aunque es difícil saberlo dado que entre gente que consume productos animales no suelen aparecer síntomas si su dieta incorpora dichos nutrientes.

Como hemos visto, la casi totalidad de problemas que surgen con la dieta vegana estarían causados por mala planificación, falta de información correcta o por sugestión psicológica. Pero puede suceder que, a pesar de haberlo hecho todo bien, excepcionalmente alguien tenga de verdad problemas de salud si padece aquella anomalía genética. En tal caso, si no obtuviera esos nutrientes del exterior entonces su organismo simplemente enfermaría y moriría.

Sin embargo, no nos encontramos ante ninguna dificultad insalvable. Este problema se puede resolver mediante suplementación. Hoy en día es posible sintetizar artificialmente aquellos nutrientes e incorporarlos a la dieta sin tener que recurrir a sustancias de origen animal.

Conclusión

Todas estas hipótesis se refieren a cuando sucede un problema real de salud; no puramente imaginario.

No se refieren a las personas que eventualmente decidieran dejar de comer animales y luego vuelven a consumir productos de la explotación animal alegando la falsa excusa de que una dieta vegana es perjudicial para la salud. Estoy hablando de personas que tienen en mayor estima su comodidad o goce personal que las vidas de otros animales. Personas que tuvieron un momento de compasión pero que luego echaban de menos un determinado sabor y decidieron consumir productos animales incluso sabiendo que esto implica causar muerte y sufrimiento a otros animales por mero placer.

Por cierto, aparte del tema nutricional, quien crea que la cocina vegana no es variada y sabrosa es porque no la conoce o no se ha molestado en conocerla. Dejar de comer animales no significa en ningún caso dejar de disfrutar con los sabores de la comida.

Al elegir el veganismo no renunciamos a la salud, la calidad de vida y el placer de comer. Sólo renunciamos a explotar a los demás animales.

Una dieta vegana es aquella que elimina el consumo de productos de origen animal, pero existen diversas formas de llevarla a cabo. Comer sólo maíz es una dieta vegana, pero no es una dieta saludable. Son dos categorías diferentes. También es diferente la dieta vegana básica, que se refiere sólo a lo que estrictamente necesario para tener los nutrientes mínimos, y sobre la cual es muy fácil encontrar toda clase de información nutricional en páginas de nutricionistas diplomados, que la dieta vegana óptima, que es la que aporta el máximo valor nutricional posible. También hay dietas veganas especiales para colectivos específicos, como los deportistas de élite o personas con determinada enfermedad o trastorno, no diseñadas para la población en general. Existen diferentes recomendaciones sobre cómo llevar una dieta vegana para una salud óptima. La más actualizada que conozco, y la que parece tener mayor fundamento científico, es la dieta recomendada por el doctor Michael Greger.

Como señalé al comienzo; la alimentación vegana bien planificada es saludable, cubre todas nuestras necesidades nutricionales y requerimientos energéticos. Pero sólo tiene ese efecto. Adoptar una dieta puramente vegetal no te proporciona empatía y decencia moral. Si alguien es egocéntrico en el sentido de que sólo se preocupa por sí mismo, y no le importa pisotear los derechos de los animales, no hay dieta que pueda resolver ese problema.

No hay obstáculo real o imaginado que no se pueda solventar finalmente si nos importan los demás animales y reconocemos que ellos tienen un valor moral. Ésto es lo fundamental. Si cumplimos este requisito, todo lo demás viene rodado.

Posdata

El tema de la alimentación es el que más controversia causa. Sin embargo, los usos de animales no se limitan a la alimentación sino que abarcan toda clase de fines. Se usa la excusa de una supuesta necesidad pero, ¿qué supuesta necesidad tenemos de vestir con trozos de cuerpos de animales o de asistir a zoológicos para pasar una tarde divertida? Ninguna en absoluto. La apelación a la necesidad es nada más que una excusa.

¿Qué posibles inconveniente puede tener alguien para prescindir de utilizar a otros animales como vestimenta o como entretenimiento? No concibo ninguno ni siquiera mínimamente razonable. El hecho de que sigan existiendo formas de explotación animal que no se pueden justificar de ninguna manera apelando a la necesidad indica que no es la necesidad lo que motiva la opresión sobre los demás animales sino que es principalmente el prejuicio y la inercia lo que está detrás de estos comportamientos.

Cualquier agente moral puede ser vegano, si le preocupan los animales y se toma en serio respetar sus intereses, pero nuestros prejuicios, hábitos adquiridos y presiones sociales pueden dificultarnos reconocer nuestra obligación moral de no explotar a los animales; de asumir el veganismo. Por eso, debemos ver a cualquier no-vegano como un potencial-vegano, y comprender que la educación y la evolución moral es un proceso gradual en el que debemos centrar nuestros esfuerzos con la mejor actitud y paciencia.