27 de junio de 2018

El día de la bestia



Dentro de unos días, en la celebración conocida como 'Rapa das Bestas' ["El rapado de las bestias"], nos encontraremos de nuevo con otro evento que consiste en una escenificación festiva de la dominación del hombre sobre los demás animales

El acto de dominación es real y ritual al mismo tiempo. Se representa cómo los humanos someten mediante la fuerza a unos animales libres para cosificarlos como instrumentos al servicio de los humanos; para esclavizarlos. Al mismo sometimiento ejercido contra seres humanos que denominamos esclavitud, cuando se trata de otros animales lo denominamos tradicionalmente «domesticación».

La base de nuestra cultura está asentada sobre este principio de dominación antropocéntrica, que considera a los otros animales como objetos, recursos y propiedades de los seres humanos. En nuestra sociedad, a los animales sólo se les reconoce un valor instrumental: son medios para fines humanos. No se les reconoce un valor inherente que impediría que sacrificáramos su individualidad y sus intereses para beneficio de los humanos.

Este festival pertenece a la misma categoría que otras escenificaciones de dominación similares, como la tauromaquia. A pesar de su carácter festivo, no se trata de simple entretenimiento o diversión. El principal propósito y sentido de este tipo de eventos es ensalzar la dominación humana sobre los otros animales e inculcarnos la idea de que los humanos somos superiores a los demás animales y tenemos legitimidad en esclavizarlos para nuestro beneficio.

Muchos animalistas critican el acto porque les parece algo 'cruel' pero no cuestionan la creencia que lo fundamenta: la idea de que los humanos tienen derecho a someter a los otros animales como medios para fines humanos. Por ejemplo, en el blog El caballo de Nietzsche se denuncia exclusivamente la 'brutalidad' en la manera en que los caballos son tratados. Asimismo, un reportaje del periódico The New York Times sobre esta celebración recoge la opinión de Laura Duarte, una militante y candidata del partido animalista PACMA:

«No criticamos lo que hacen sino cómo lo hacen, porque causa un terrible estrés a los animales que viven en la naturaleza y no están acostumbrados al contacto humano»

Más claro, el agua. Es otro ejemplo que muestra que los bienestaristas no cuestionan a la dominación humana sobre los demás animales. Ellos no se oponen a la esclavitud animal. Sólo les preocupa las condiciones en que se realiza esta esclavitud, en tanto que conlleve, a su juicio, un excesivo sufrimiento a los animales. Todo lo demás les resulta secundario o incluso indiferente. En la misma línea se sitúan las organizaciones Libera! y la Fundación Franz Weber proponiendo recientemente regular esta violencia infligida sobre los animales.

En oposición a todo esto, la perspectiva vegana, dentro del contexto de la filosofía de los Derechos Animales, considera que el problema central de estas acciones no está en la forma concreta en que se llevan a cabo, ni tampoco en el sufrimiento que causan, sino que juzga que el hecho mismo de coaccionar a otros animales para nuestro beneficio, y considerarlos como medios para nuestros fines, ya es un error moral fundamental, independientemente de las condiciones particulares en que se ejerza.

Si estamos de acuerdo en que los animales poseen un valor moral inherente entonces la única respuesta coherente que debemos ofrecer ante la injusticia que representa la dominación humana sobre los demás animales es exigir la abolición, y no la regulación, de esta esclavitud. Por supuesto que esta exigencia no tiene obviamente fuerza material si carece del apoyo de la sociedad, y es por esto que nuestra energía debería centrarse en la educación vegana y el activismo social para lograr así que la opinión pública comprenda el grave error moral que es nuestra explotación sobre los animales.


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