Uno de los conceptos clave que se ha defendido desde hace siglos en las reivindicaciones sociales de justicia es la igualdad. El lema de la Revolución Francesa era: «Igualdad, Libertad, Fraternidad». Desde entonces es un lugar común el afirmar que todos los individuos somos iguales, o debemos ser tratados o respetados de manera igual. El principio es definido asi de manera sucinta por el profesor Tom Regan:
«Este principio declara que los deseos, necesidades, esperanzas,'etc. de diferentes individuos, cuando son de igual importancia para estos individuos, son de igual importancia o valor sin importar quiénes sean los individuos: principe o indigente, genio o idiota, blanco o negro, masculino o femenino: humano o animal.»
La cuestión a tratar aquí es de qué hablamos cuando hablamos de igualdad en el contexto moral y por qué la igualdad es un principio moral que debemos asumir y defender, en lugar de, por ejemplo, la jerarquía. No sólo podemos sino que incluso racionalmente debemos cuestionar este punto; que entiendo que merece una respuesta razonada, no dogmática, al respecto.
El filósofo Isaiah Berlin, en un ensayo precisamente titulado «La igualdad», tuvo que reconocer que, a su juicio, el principio de igualdad no se podía fundamentar racionalmente, sino que había que tomarlo como si fuera un axioma a partir del cual derivar nuestros razonamientos morales. Pero es una conclusión con la que difícilmente puedo estar de acuerdo. Considero que la igualdad sí se puede fundamentar racionalmente, a partir de la lógica, como explicaré a continuación.
En primer lugar, la igualdad equipara dos elementos empíricamente distintos. La igualdad está basada en el principio lógico de identidad, es decir: A=A. Si tenemos un elemento A y también tenemos otro que es A, entonces podemos deducir lógicamente que son iguales: A=A, aunque podemos distinguirlos empíricamente. Así que la igualdad consiste en básicamente en identificar términos iguales dentro de un contexto en donde aparecen diferencias. Aunque cada uno de nosotros es un individuo único y diferente a los demás, hay rasgos o características en las que podemos establecer una cierta igualdad. Empezando por el hecho de que en efecto todos los seres sintientes somos igualmente individuos y tenemos los mismos intereses básicos.
Por tanto, la igualdad moral considera que aquellos elementos o características que sean iguales deben ser tratados de manera igual. Y su fundamento, como hemos visto, es la lógica. Luego aceptar la lógica implica aceptar la igualdad. No puede ser de otra manera si partimos de la idea de aplicar la lógica como criterio normativo a seguir en nuestra conducta. Claro que podemos elegir no hacerlo y guiarnos simplemente por nuestros deseos, o por lo que otros —como la tradición o la autoridad— nos digan, sin más fundamento. En ese caso no estaríamos actuando racionalmente ni éticamente.
Apelar a la igualdad por sí sola no es suficiente. Tenemos que concretar a qué igualdad nos referimos. Cuando doctrinas como el utilitarismo, y afines, hablan de igualdad no se está refiriendo a la igualdad que expongo y defiendo en este ensayo. El utilitarismo solamente defiende que los intereses de todos los individuos sean cuantificados por igual. Esto es, si el utilitarista considera que utilizar y matar a un individuo inocente beneficiará a muchos otros individuos entonces lo justo, según el utilitarismo, será utilizar y matar a ese individuo en cuestión. Así lo defienden autores como Peter Singer. Es por esto que el utilitarismo y la explotación animal resultan compatibles.
Del mismo modo, cuando hablamos de igualdad desde una perspectiva moral antropocéntrica estamos limitando el principio de igualdad solamente a los humanos sin ninguna razón que lo justifique. El solo hecho de ser humano no es moralmente más relevante que el hecho de ser rubio o moreno. Es una cuestión genética en que nada afecta a los hechos que sí son moralmente relevantes: el hecho de ser una persona —un ser consciente que posee voluntad e intereses. Creer que la especie tiene relevancia moral es el error básico del especismo.
Por otra parte, es importante no confundir igualdad con identidad. Todos los seres conscientes son iguales empíricamente en el sentido de que todos ellos poseen la capacidad de sentir, y son iguales moralmente en el sentido de que poseen un valor inherente, pero no son idénticos, puesto que cada individuo es único y singular —incluso aunque sean muy parecidos— y poseen su propia identidad personal.
Una distorsión del principio de igualdad es la idea de que todos debemos ser forzados a ser iguales en todos los aspectos relevantes. Reconocer y asumir el principio de igualdad implica ser igualitario, pero no conduce a adoptar una posición igualitarista. Un enfoque igualitarista no considera que todos debemos ser considerados y respetados de manera igual sino que todos debemos ser de hecho iguales en todo, aunque no lo seamos. El igualitarismo no toma la igualdad como principio sino como objetivo a imponer. El problema es que el igualitarismo vulnera el principio de igualdad. Con el fin de conseguir la igualdad plena de todos los individuos en todos los aspectos, el igualitarismo está a favor de explotar a los individuos para conseguir la igualdad. Es decir, aspira a aplicar la igualdad total como fin, pero no a aplicarla a sus medios. Sin embargo, los medios deben seguir lógicamente el mismo criterio moral que nuestros fines, pues no existe ninguna razón que justificara un tratamiento distinto entre ambos.
Hay otra diferencia entre un enfoque igualitario y uno igualitarista. Poner al mismo nivel nuestros intereses básicos y los intereses básicos de los otros individuos no significa que tengamos que preocuparnos por satisfacer los intereses de los otros del mismo modo que nos preocupamos de los nuestros. Sólo significa que satisfacer nuestros propios intereses no debe implicar vulnerar los intereses de los demás. En eso consiste la igualdad cuando decimos que debemos respetar igualmente a los demás animales. Si postulamos que estimados obligados a satisfacer los intereses de otros individuos por el simple hecho de que existan, o porque tengan necesidades, lo que estaríamos defendiendo es la explotación sobre los individuos, es decir, tratar a unos individuos como simples medios para los fines de otros.
Todos los seres que poseen capacidad de sentir son personas, poseen personalidad, no son objetos —son seres sensibles, que tienen consciencia e intereses propios. Si aceptamos el principio de igualdad entonces no podemos aceptar que un individuo sea sometido o explotado por un agente moral. Si obligamos a un individuo a satisfacer, o estar supeditado a, los intereses de otro individuo estamos violando el principio de igualdad. Por esto, la explotación de los individuos —incluyendo obviamente esa forma concreta de explotación que es la esclavitud — es una injusticia que no puede justificarse ni excusarse de acuerdo con la ética, si entendemos la ética como un sistema normativo puramente racional.
En definitiva, los puntos que más me importa resaltar son: [1] Que la igualdad, tal y como se expone aquí, debe ser aceptada si uno acepta la lógica y la razón; [2] Que la igualdad no implica forzar que todos seamos iguales en aquello en que no lo somos, sino que solamente implica reconocer que debemos ser considerados y respetados en aquello que de hecho somos iguales; [3] Que la igualdad no se aplica solamente a los intereses de los individuos sino a la consideración de los individuos en cuanto tales: mas propiamente en cuanto personas.
Para una exposición más detalla sobre el principio de igualdad en el contexto animalista, recomiendo vivamente la lectura del libro «Introducción a los Derechos Animales» del profesor Gary Francione.
Hola Luis, soy Igor Sanz.
ResponderEliminarQuizá te suene mi nombre por DefensAnimal. Yo había oído hablar de ti por boca de Cárol y curiosamente he llegado a tu blog por pura casualidad.
Me ha gustado muchísimo, a pesar de que sólo he podido ojearlo un poco. En cuando disponga de algo más de tiempo pienso leérmelo enterito, no lo dudes.
Un abrazo muy muy fuerte.
Hola, Igor. Encantado poder saludarte.
ResponderEliminarSí, Carol y Luis me han hablado de ti y de tu pareja. Lástima que la distancia no nos haya permitido hasta el momento conocernos en persona. Aunque escuché tu intervención el el programa especial de El Rincón Vegano y debo decir que me pareció que hiciste unos comentarios muy acertados e inteligentes.
Me encantará poder tenerte como lector y participante en el blog. Siéntete libre para hacer cualquier observación, crítica y sugerencia que estimes oportuna.
Te mando un abrazo.
¿Cuál es la relación entre principio de igualdad, principio de. Identidad y ética?
EliminarPues la relación es que el principio lógico de identidad fundamenta el principio moral de igualdad, el cual a su vez fundamenta la ética, junto con el principio de valor inherente.
EliminarGracias por lo de El Rincón Vegano. Fue una experiencia muy bonita, a pesar de los muchos problemas que tuvimos con el audio...
ResponderEliminarNo nos conocemos en persona, pero sí en lo fundamental. El resto ya llegará, sin duda.
Un abrazo fuerte.
Muy buen artículo, gracias por la reflexión, saludos desde Colombia.
ResponderEliminarHola, Luis.
ResponderEliminar-¿Existe alguna diferencia entre *igualdad moral* y *equidad*?
-No sabía en qué entrada poner esta pregunta, pero ¿cómo definirías *justicia*?
Espero puedas responderme.
Hola, Karla.
EliminarYo sí veo una notoria diferencia. Entiendo que son conceptos distintos.
La igualdad moral es el reconocimiento de la igualdad moralmente relevante. Esto es, tratar de forma igual aquello que sea igual. Por ejemplo: si somos iguales en el hecho de que poseemos un deseo de vivir, y ese deseo es moralmente relevante, entonces debemos tratar y considerar de forma igual ese deseo en cualquiera que lo posea, independientemente de cualquier otro criterio (sexo, raza, especie).
La equidad proviene del la noción de equilibrio. La equidad consiste en mantener un nivel equilibrado entre diferentes individuos e intereses. Por ejemplo: la concesión de becas a los estudiantes con menos recursos económicos es un ejemplo de equidad. El concepto de equidad busca igualar situaciones que no son iguales. Ésta es la diferencia esencial con la igualdad. El principio de igualdad apela a reconocer lo que es igual de facto; no a crear igualdades inexistentes. Por tanto, la noción de equidad no estaría basada en la igualdad sino en la solidaridad.
Por justicia entiendo básicamente el ámbito de acatamiento a las normas obligadas. Puede ser justicia moral (objetiva y universal) o puede ser justicia legal (relativa y convencional). Somos justos cuando nuestra conducta se ajusta a las normas que debemos acatar. La justicia engloba todo el área que pretende fomentar y conseguir ese ajuste a las normas imperativas.
Un saludo.