«Hasta que no reduzcamos el especismo en la sociedad, seguiremos tratando los síntomas en vez de curar la enfermedad. Al final, sólo un descenso sustancial del especismo puede emancipar a los no-humanos.» Joan Dunayer
En el contexto cultural antropocentrista en el que vivimos actualmente existe una categoría moral para los individuos humanos y otra para los individuos no-humanos.
Esa diferencia radical supone que el problema del especismo y la explotación de los nohumanos tenga un carácter peculiar que no se parece a ninguna situación estructural en la se vean afectados los humanos.
El planteamiento correcto es pedir respeto para todos los animales sin distinción. Esto son los Derechos Animales. Las razones por las cuales los demás animales merecen respeto son las mismas por las que los humanos merecen respeto. Son las mismas. Porque la especie no tiene relevancia ética a la hora de establecer la consideración moral.
Si no cambiamos primero esa forma de pensar, nada va cambiar para las víctimas del especismo. La explotación animal es un efecto directo de ese prejuicio.
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¿Por qué el especismo sigue predominando en el ámbito animalista?
El motivo por el que existen ese tipo de campañas puede deberse a varias causas. En algunos casos, se debe a prejuicios personales y subjetivos de los propios activistas. A ellos les importa más lo que les ocurre a los perros —o a los toros o las focas— que lo que les ocurre a los peces, a las serpientes o a las medusas. A pesar de que todos los no-humanos son igualmente discriminados y explotados.
En otros casos, lo hacen en base a criterios corporativos porque así entienden que sus organizaciones conseguirán más apoyo y dinero de la gente. La gente será más receptiva si les hablas sólo de de perros, que de otros no-humanos sobre los que apenas tienen conocimiento o empatía. No actúan como activistas o como ONG´s sino como empresas de captación de dinero y clientes, con muy poca ética.
Asimismo, hay activistas que piensan que las campañas especistas pueden servir como «puerta de entrada» a la cuestión general del especismo. El mismo argumento que se suele utilizar para defender la promoción del vegetarianismo. Sin embargo, los hechos indican más bien que ese tipo de campañas sirven justamente para lo contrario: distraen la atención del problema principal para focalizar toda la atención en una muy determinada forma de explotación animal que se considera especialmente "cruel" o innecesaria. No hay más que hablar con la gente o leer los comentarios en páginas y foros. Ese tipo de estrategia no sólo es moralmente reprobable, sino que sería también una táctica inútil y contraproducente.
Todos esos motivos que he expuesto no son excluyentes entre sí. Pero sí son igualmente erróneos. A mi modo de ver, lo que deberíamos hacer es posicionarnos claramente en contra del activismo especista. Al contrario de lo que afirman muchos animalistas, criticar lo que otros hacen es perfectamente legítimo y necesario. Quienes reaccionan de forma hostil, no hacen más que repetir la misma actitud de las personas que reaccionan de forma hostil al mensaje del veganismo porque contradice sus prejuicios o sus hábitos.
Un activismo ético no puede aceptar el especismo
El veganismo debe aplicarse coherentemente. Si somos veganos y nuestra alimentación, vestimenta,... es vegana, entonces ¿por qué nuestro activismo no deber ser igualmente vegano? Lo único coherente es hacer un activismo vegano. Es decir, un activismo que incluya siempre a todos los animales que son víctimas de la explotación especista.
Un activismo abolicionista que sea especista es tan injusto y erróneo como un activismo bienestarista. Este último pide jaulas más grandes o jaulas más cómodas en lugar de exigir que las jaulas desaparezcan. Pero el activismo especista, aunque supuestamente sea abolicionista, es igual de injusto porque solamente pide que unos animales de cierta especie salgan de esas jaulas en lugar de que todos ellos —sin distinción de especie— sean igualmente liberados de nuestra explotación.
Mientras no promovamos los derechos de todos las víctimas del especismo, la lista de abusos permanecerá interminablemente larga y nuevas formas de abuso continuarán apareciendo. Si alguien se considera partidario y defensor de los Derechos Animales, debería rechazar cualquier forma de discriminación especista.
El veganismo abarca a todos los animales no humanos, pues todos ellos son injustamente discriminados y son explotados por la opresión especista. Discriminar entre ellos en función de la especie es utilizar un criterio especista que refuerza el prejuicio de que algunos animales son más, o menos, importantes que otros. Esto es especismo.
En definitiva, si alguien apoya este tipo de campañas entonces considero que no está concienciado sobre la injusticia que reside en nuestra actual relación con los demás animales, por mucho que se autodenomine «vegano», porque está apoyando el especismo. Veo que muchos animalistas parecen tener en general una actitud que rechaza cualquier tipo de crítica; como si ellos no pudieran equivocarse o cometer errores. Sin embargo, todos por igual estamos sujetos al equívoco y al error; y si apoyamos campañas especistas considero que nos estamos equivocando gravemente.