16 de noviembre de 2016

Nueva revisión sobre el lenguaje




Antes de nada, debo confesar que padezco el molesto hábito de revisar continuamente todas mis ideas —y las de otros— a la luz de la razón y la evidencia. Sé que esto resulta escandaloso e incomprensible para muchos. Pero yo no puedo aceptar creencias de cualquier tipo sin someterlas a un escrutinio permanente de acuerdo a la lógica y a los hechos. Esto implica la posibilidad de modificarlas o suspenderlas o anularlas si no pasan el examen racional. Por supuesto que esto no me salva a mí, ni a nadie que hiciera lo mismo, de creer en cosas erróneas. Debido a que todos estamos siempre sujetos a la posibilidad de error es por lo que me parece imperativo que analicemos todas nuestras creencias sin excepción para comprobar su validez.

Es necesario que señale ese punto porque en este artículo pretendo corregirme a mí mismo en parte.

He dedicado varias entradas al tema del lenguaje. La reflexión sobre el lenguaje es una tema recurrente en filosofía, ya que el lenguaje es la única manera de expresar los conceptos que maneja la filosofía. En el siglo XX, la reflexión sobre el lenguaje ocupó un puesto predominante gracias a la corriente analítica y al trabajo de pensadores como Ludwig Wittgenstein.

En mi artículo «Lenguaje y Especismo», que escribí hace ahora siete de años, analicé la influencia del especismo en el lenguaje. En ese artículo concluyo, entre otras cosas, que decir animales para referinos a los animales no humanos es una forma errónea de expresión, porque esa división tiene un origen especista y contradice la ciencia, la cual establece que los humanos son un tipo de animales y son no una categoría separada de los animales. Bien, ya no estoy acuerdo con esta tesis. He revisado el razonamiento y he llegado la conclusión de que mi juicio no era del todo correcto. Ahora explicaré por qué he cambiado de parecer.

Los presupuestos de los que partía aquel razonamiento me siguen pareciendo correctos: [1] aquella división lingüística tiene un origen especista y [2] no concuerda con la ciencia. Esto sigue siendo acertado. Ahora bien, a partir de estas dos premisas no se puede derivar lógicamente un rechazo al uso del término animales como sinónimo de animales no humanos. 

A partir de la primera premisa, estaba cometiendo una falacia genética, que consiste en valorar un elemento atendiendo a su pasado originario, antes de que el elemento existiera como tal, en lugar de valorar el elemento como entidad singular que existe en el presente y tiene su propia historia. El hecho de que la expresión "animales", como sinónimo de no-humanos, naciera por causa de un pensamiento especista no equivale necesariamente a que la expresión en sí misma sea especista. Hay que valorar la expresión en sí misma, por lo que significa, y no sólo por la causa anterior que la originara.

A partir de la segunda premisa, estaba cometiendo un error categorial al creer que el lenguaje coloquial debe ajustarse o coincidir necesariamente con el lenguaje científico. Esto no tiene por qué ser así. Son categorías diferentes. No existe en realidad tal cosa como "el lenguaje" sino que existen lenguajes que son diferentes y adaptados a cada ámbito de la vida. El uso coloquial del lenguaje no equivale al uso científico del lenguaje. Son dos contextos diferentes. Esto no significa que la coloquialidad justifique contradecir la ciencia. Sólo significa que el uso coloquial no sigue el mismo patrón de rigurosidad y exactitud que el lenguaje científico, y es un uso en el que prevalece la economía y la sencillez de expresión como prioridades.

Esta teoría sobre la diversidad de lenguajes obviamente no es mía sino que remonta por lo menos al trabajo de Ludwig Wittgenstein. Así lo explica James Robinson en su artículo «Wittgenstein, Sobre El Lenguaje»:
«Wittgenstein afirmó que su concepción del lenguaje en el Tractatus era demasiado general, demasiado estrecha y demasiado esencialista. El lenguaje opera de diferentes maneras; intentar reducir el lenguaje a esencias que obedecían sólo una clase de lógica era, finalmente, una idea errónea y distorsionante sobre cómo el lenguaje opera en la realidad.»
«En pocas palabras, Wittgenstein rechazó su anterior idea de que las palabras se entienden por lo que designan en la realidad, ya sea como referentes empíricos o representaciones pictóricas en la mente. Wittgenstein no cree ya que exista una estructura lógica del lenguaje (y del pensamiento), que corresponda a la estructura lógica del mundo de modo directo. Por el contrario, el uso del lenguaje implica el uso de numerosos tipos de estructuras, de modo que el significado de una palabra o enunciado depende del contexto en el cual es usada. Como sucintamente lo dice Wittgenstein “el significado de una palabra es su uso en el lenguaje”.»
Mi explicación se basa en reconocer una división contextual en el lenguaje basada en diferentes niveles, ya sea el nivel científico, filosófico, coloquial, u otros.

Cuando decimos "animales" específicamente para referirnos a los animales no humanos no estaríamos expresándonos de forma incorrecta ya que ese término es el que se usa en coloquialidad para referirnos a los animales no humanos. Se trata de una cuestión de economía del lenguaje, que es el principio que rige el lenguaje coloquial, pero que no rige igual en el lenguaje científico.

En la ciencia, la división tripartita de los elementos de la naturaleza entre minerales, vegetales y animales ya no está vigente. En la actualidad, los seres vivos se dividen en cinco reinos. Sin embargo, esto es irrelevante para el nivel coloquial. ¿Por qué? Porque el nivel de la realidad que manejamos en el lenguaje coloquial no necesita de esa nueva división.

En el lenguaje coloquial llamamos vegetal a cualquier ser vivo que no sea un animal. Y también llamamos animal a cualquier ser vivo que pueda sentir, aunque la clasificación científica de los animales no se base en la sintiencia. En filosofía tampoco usamos los términos del mismo modo que en la ciencia. Así, el error consiste en confundir el nivel científico con el nivel coloquial del lenguaje. La expresión coloquial no coincide con la científica, pero, en este caso, esto no afecta a la comprensión ni a la lógica del significado que se pretende expresar.

Es conocido el postulado de Guillermo de Ockham acerca de la simplicidad explicativa; el cual dice así:
«Pluralitas non est ponenda sine necessitate»  
«La pluralidad no se debe postular sin necesidad.»
Si estamos de acuerdo con este postulado, ¿por qué no se habría de aplicar también en el lenguaje? Si la ciencia necesita ampliar la división ontológica más allá de la división mineral/vegetal/animal es correcto que lo haga. Pero si nuestra vida cotidiana no lo necesita entonces no hay que razón que justifique obligar al abandono de la división tradicional si ésta resulta operativa. El uso coloquial no niega la ciencia; sólo funciona a otro nivel.

A nivel coloquial, el lenguaje funciona basado en el principio de economía, y es correcto que sea así aunque no coincida con la clasificación científica. Esto se aplica para la distinción entre humanos y animales; y para la distinción entre animales y vegetales. Es por esto que a nivel coloquial no sería erroneo ni especista decir "animales" para referirnos específicamente a los animales no humanos. Lo mismo se aplica a expresiones como "productos animales" o "productos de origen animal" y similares.

Debo aclarar, por si acaso, que no estoy apelando a la tradición como argumento. No estoy diciendo que el uso sea el correcto porque es el tradicional y porque es el tradicional debe ser el correcto. Nada más lejos de mi postura. Si menciono que determinado uso coloquial es tradicional, lo señalo sólo como característica descriptiva; no argumentativa. A nivel coloquial sería correcta la expresión tradicional que diferencia entre animales y humanos, pero no es correcta porque sea tradicional sino que es correcta porque resulta operativa a nivel coloquial. 

Es por todo esto por lo que he cambiado de forma de pensar sobre este punto. No creo estar haciendo ninguna concesión al especismo. Sólo estoy reconociendo que los mismos términos pueden significar de forma diferente según el uso contextual. Pienso que no existe en realidad un lenguaje especista sino más bien un uso especista del lenguaje.

Estoy de acuerdo con Igor Sanz en que debemos cuidar el lenguaje, porque el lenguaje conlleva ideas implícitas a los términos, pero yo no considero que el lenguaje establezca nuestra forma de pensar o nuestra forma de ver la realidad. El lenguaje es una mera herramienta del pensamiento; y el pensamiento existe y funciona de forma independiente a él. Cuando nos encontramos con nuevas realidades creamos nuevas palabras para describirlas.

No hay evidencia de que las palabras sean las que determinen nuestra forma de ver el mundo. No son las palabras las que modelan nuestra forma de pensar. En realidad son las categorías y los conceptos, a través de los cuales juzgamos los hechos materiales, los que vertebran nuestra mente. Las palabras se asocian a ideas y a experiencias, y surgen nuevas palabras para denominar a las nuevas realidades que conocemos.

Por ello considero que el lenguaje no es el asunto fundamental. El uso del lenguaje es sólo la consecuencia de una determinada forma de pensar, de una mentalidad. Tenemos tendencia a fijarnos más en las consecuencias que en las causas. Podríamos reformar completamente nuestro lenguaje pero aun así nuestra mentalidad quedaría intacta.

En un principio había pensado corregir aquel artículo que mencionaba al comienzo, pero me di cuenta de que eso no sería honesto, porque no se trataba de un mero error de escritura o de expresión, sino que era un cambio en mi pensamiento sobre este asunto. Así que decidí escribir esta nota al respecto. Además, siempre cabe la posibilidad de que me equivoque, y es mejor conservar diferentes perspectivas sobre una misma controversia para poder contrastarlas entre sí y seguir revisando las ideas.

Antes de cualquier debate debemos asegurarnos de que usamos los términos en el mismo sentido, o de lo contrario no podremos entendernos correctamente.

11 comentarios:

  1. ¿Esto significa, por ejemplo, que está bien —en un sentido coloquial— hablar del veganismo como una dieta, o que está bien hablar de “personas” sólo para referirnos a los humanos, porque es sobradamente usual y además es económico?

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    1. El veganismo no es una dieta sino un principio ético. Hablar del veganismo como sinónimo de dieta no es una expresión coloquial sino que es un error surgido de la falta de información sobre el propio veganismo. Por tanto, no me parece que eso esté bien. El sentido coloquial se justifica apelando al principio de economía, pero en ese caso no es el principio de economía la causa de hablar del veganismo como dieta sino que es el error y el desconocimiento sobre la idea que hizo surgir el término veganismo.

      Por otro lado, hablar de personas para referirmos específicamente a los humanos no veo que tenga nada de incorrecto. Los seres humanos sintientes son personas. Otra cosa es que en un mismo contexto habláramos de "animales y personas" excluyendo a los animales no humanos del concepto de persona y reservándolo sólo para los humanos. Considero que este tipo de expresión no sólo es errónea —porque los animales no humanos son personas en sentido moral aunque no lo sean todavía en sentido legal— sino que además contradice la ética. La ética señala que los demás animales también deben ser considerados personas. Creo que en ningún momento he señalado que una expresión coloquial pueda contradecir la ética

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    2. Sí, en el segundo ejemplo me refería al hecho de reservar la expresión “persona” para los humanos, excluyendo a los demás animales, como si fueran sinónimos. Es un hecho que en el lenguaje coloquial se le da exclusivamente este uso y también suele resultar más cómodo y sencillo decir “personas” que hacer especificaciones del tipo “humanas” y “no humanas” o tener que aclarar reiteradamente que ese término no es sinónimo de ser humano. En analogía, coloquialmente se habla de “animales” cuando en realidad quieren hacer referencia específicamente a los que se excluyen del género homo, debido a un desconocimiento en taxonomía biológica junto a las ideas erróneas influenciadas por el antropocentrismo.

      En ambos casos yo veo el mismo error. Ir en contra de los conocimientos científicos tiene implicaciones éticas también. Si científicamente se clasifica al género homo dentro del reino animal, no me parece correcto que se reserve dicho término para hablar exclusivamente de los que no son humanos amparándonos en la economía del lenguaje y en que es de uso corriente, así como no me parece correcto que se use la expresión “persona” como sinónimo de “ser humano” sin importar si es de uso cotidiano. En éste último caso veo que estás de acuerdo conmigo, pero en el otro no. ¿Dónde radica la diferencia? Estoy un poco desorientado.

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    3. La diferencia es que persona es una categoría ética mientras que animal no lo es. Ahora explico por qué.

      Decir personas para referirte a personas humanas es perfectamente correcto. Pero decir personas para referirte sólo a los humanos excluyendo a los otros animales, en un mismo contexto, no es correcto porque excluimos a los demás animales de la condición de personas. Excluir a los otros animales de esta condición es una infracción ética y el principio de economía de lenguaje no justifica dicha infracción, ya que ni siquiera es un principio moral.

      Sin embargo decir animales para referirnos específicamente sólo a los animales no humanos no va en contra de la ética. El término animal pertenece a la ciencia; no a la ética. En ética, las categorías morales referidas a individuos son: sujeto de consideración moral o paciente moral; y también agente moral. Pero el término animal lo tomamos de la ciencia y del lenguaje coloquial. Digo ciencia en sentido muy amplio, remontándome a la Antigua Grecia y Roma. Por tanto, al decir animales no cometemos ninguna infracción ética.

      Por tanto, aunque en contexto moral digamos animales para referirnos a los no-humanos o a los seres sintientes, según sea el caso, este término no expresa una categoría moral. Es una forma coloquial para referirnos a los sujetos de consideración moral que no son humanos o a todos los sujetos de consideración moral, según sea el caso. La filosofía de los Derechos Animales se refiere a todos los animales incluyendo a los humanos.

      Aparte, decir animales para referirnos específicamente sólo a los animales no humanos tampoco va en contra de la ciencia. Casi todos los científicos se expresan de esa forma incluso en artículos académicos, sabiendo perfectamente que en realidad los humanos son animales desde un punto de vista taxonómico. Esto sucede así porque en el contexto en que lo hacen el uso coloquial no perjudica la comprensión científica.

      La clasificación taxonómica es un constructo cultural. No refleja categorías objetivas. Esta clasificación se basa en agrupar a los individuos por características comunes que comparten. Pero no refleja entidades auto-existentes. No confundamos la ciencia, que es un método, con los hechos empíricos objetivos, porque son cosas distintas. La especie es una abstracción conceptual; no es un hecho.

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    4. ¿No es una infracción moral ir en contra de las evidencias aportadas por la ciencia? La realidad es que somos animales. No es verdad que los animales sean sólo los que no son humanos: usar esa expresión en este sentido es incorrecto precisamente porque no corresponde con las evidencias. Que sea funcional y práctico coloquialmente no significa que sea correcto, ni científica ni moralmente (porque implica una falta a la verdad). Al menos así lo entiendo yo. De igual manera que se entiende perfectamente a qué se refiere la gente cuando habla de “dios”, no significa que esa expresión haga referencia a los hechos y las evidencias.

      “(...) decir animales para referirnos específicamente sólo a los animales no humanos tampoco va en contra de la ciencia. Casi todos los científicos se expresan de esa forma incluso en artículos académicos, sabiendo perfectamente que en realidad los humanos son animales desde un punto de vista taxonómico”. Que sea usual, incluso por científicos en contextos académicos, no significa que sea correcto y que no vaya en contra de la clasificación científica. En ese mismo párrafo estás señalando que “en realidad” somos animales, por mucho que eviten usar esa expresión con los humanos.

      Me da curiosidad saber por qué la taxonomía biológica te parece que es una construcción cultural. ¿Cómo es eso que no refleja categorías objetivas? No me parece nada subjetivo el hecho de distinguir y agrupar seres vivos por su genes y fenotipo. ¿La clasificación sexual es también una construcción cultural? En todo caso, ¿no son construcciones culturales todos los conceptos y expresiones? ¿No son todas las categorías abstracciones conceptuales?

      “Persona” y “objeto” también son conceptos abstractos; no existen en sí, pero refieren a ciertas características. No considerar “personas” a los animales que no son humanos es funcional y práctico coloquialmente, pero no corresponde con los hechos; de igual modo que no considerar “animales” a los humanos no corresponde con los hechos, los humanos seguimos siendo animales sin importar la expresión que se use, porque estamos biológicamente más emparentados con los otros animales que con los seres vivos de otros reinos. Nuestra condición de seres vivos y de seres sensibles no es más verdadera que nuestra condición de animales, aunque lo relevante en la consideración moral sea sólo nuestra condición de seres sensibles (personas).

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    5. Mi exposición no está yendo en contra de las evidencias de la ciencia, así que no hay una infracción de ninguna clase. Creo que estás ignorando toda la argumentación que he expuesto en este artículo. Parece que no has entendido nada de lo que he explicado. No has entendido que una misma palabra, un mismo significante, puede tener varios significados diferentes según el contexto en que se utilice. ¿Entiendes la diferencia entre significado y significante? No hay un solo contexto lingüistico sino que hay varios. Hay varios tipos de lenguaje. En cada uno de esos tipos un mismo significante puede tener un sentido diferente según el contexto. Todo esto ya está explicado; pero no lo has entendido o no has prestado atención al contenido del artículo.

      Yo no he dicho que esté bien usar un término en cierto modo sólo porque los científicos lo hagan así. He señalado que los científicos también usan el término animal en sentido coloquial, incluso en un contexto académico, y que esto no dificulta la comprensión científica. No te inventes argumentos que no he expuesto.

      Las conceptos de la taxonomía no son objetivos porque no existen por sí mismos. Son inventados, y podrían ser de muchas formas distintas, según nosotros las organicemos. Los genes son hechos objetivos, pero que nosotros agrupemos esos genes en determinadas clasificaciones no es un dato objetivo sino que es una discriminación arbitraria que nosotros decidimos así.

      Estás en un error Las categorías de persona y de objeto no las hemos inventado nosotros. Existen por sí mismas. Nosotros las descubrimos mediante el razonamiento. las categorías no son abstracciones sino que reflejan hechos objetivos que no pertenecen al mundo material y que no se conocen mediante los sentidos sino mediante el razonamiento.

      El concepto de animal es un invento; no es un hecho objetivo. Se inventó para designar a los seres que podían moverse por sí mismos, pero no refleja una entidad auto-existente. La ciencia podría eliminar dicho concepto de su ámbito y no tendría ningún problema en seguir funcionando. De hecho, sólo se conserva ese concepto por tradición y por coloquialidad, pero a nivel puramente científico la noción de animalidad es irrelevante.

      Te sugiero encarecidamente que estudies con calma y atención el artículo y las referencias enlazadas, y que dediques un tiempo a reflexionar sobre ello, porque el problema de fondo es que no estás comprendiendo lo que aquí se argumenta.

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    6. “No has entendido que una misma palabra, un mismo significante, puede tener varios significados diferentes según el contexto en que se utilice”. Es precisamente por poner énfasis en ese punto que surgió mi primer pregunta. Si coloquialmente se habla de 'animales' y se excluye a los humanos de ese concepto, resulta que está bien porque el significado cambia según el contexto, aunque contradiga al de la ciencia. Resulta que “lo coloquial” está cargado de prejuicios antropocéntricos y sucede algo similar con la expresión 'persona'. El mismo argumento, el hecho de que un mismo significante puede tener significados diferentes según el contexto, puede ser usado para continuar reservando (a nivel coloquial) la expresión “persona” a los humanos, excluyendo a los demás animales, aunque contradiga el significado filosófico. Fue un ejemplo.

      En ningún momento quise sugerir que tu artículo contradiga las evidencias de la ciencia, sino que la expresión coloquial contradice el significado científico, lo cual no me parece correcto, por muy operativa que fuera dentro de ese contexto, más aún sabiendo que dicho contexto suele ser antropocéntrico.

      Me parece que estoy comentando más de lo necesario. Puede que esté errando por completo, así que voy a releer e intentar comprender mejor. Un saludo Luis. Gracias por tomarte el tiempo de responder.

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    7. El nivel coloquial no contradice la ciencia. El nivel coloquial usa el significante con un significado distinto. Sólo eso. Para contradecir la ciencia tendría que estar en el mismo nivel que la ciencia, pero no lo está. Supongo que no te has molestado siquiera en leer acerca de la teoría de Wittgenstein que explica cómo funciona nuestro lenguaje a varios niveles. Es una pena porque me parece muy útil para comprender la dimensión lingüística de nuestra comunicación. Pero no puedo obligar a nadie leerlo si no quiere o no le interesa.

      A no ser que rechaces la teoría de que existen diferentes niveles o tipos de lenguaje —cosa que no has hecho— entonces tu discurso carece de sentido. Si aceptas que las palabras cambian de significado según el contexto, entonces puedes aceptar que digamos animales en un sentido coloquial para referirnos a los individuos que no son humanos.

      Una vez que aceptamos la evidencia de que el lenguaje funciona a varios niveles. Hay tres argumentos en contra de la tesis de que es correcto decir animales para referirnos a los animales no humanos, que apelan a [1] el origen, [2] el contexto, y [3] el efecto. Los tres son erróneos. Por orden:

      Primero; el nivel coloquial no se basa en prejuicios sino en el principio de economía del lenguaje. Por eso, a veces decimos no-humanos en lugar de animales no humanos; por economía de lenguaje. Por esto mismo decimos coloquialmente animales en lugar de animales no humanos, por economía de lenguaje, no por especismo. ¿El origen de esta expresión podría tener relación con el especismo? Sí, podría ser, pero esto no es relevante para juzgarlo. El origen inicial de un elemento no vale para evaluarlo por sí mismo. Aunque el origen de un medicamento fuera la experimentación animal esto no desacredita el uso de dicho medicamento, salvo que el medicamento en cuestión involucre usar animales para elaborarlo. Pensar que el origen de un elemento es relevante para juzgar su validez es un error que se conoce como falacia genética.

      Segundo; la mayoría de la gente que dice animales para referirse a los no-humanos no cree que los humanos no sean animales en sentido científico. Incluidos los propios científicos individuales. Sin embargo, el uso exclusivo del término persona para referirse sólo a los humanos no se produce por economía de lenguaje sino por creer realmente que los otros animales no son personas o no deben ser considerados como tales. Así que se trata de casos distintos y tu analogía no es válida.

      Tercero; mantener el lenguaje coloquial no impide ni dificulta explicar el problema del especismo y la explotación animal. A todos los que tomamos conciencia del especismo, y nos hicimos veganos, el lenguaje coloquial no nos impidió ni nos dificultó en nada para comprender la injusticia que padecen los demás animales. Sólo después empezamos a creer y decir que el lenguaje coloquial también debía ser cambiado. Pero nuestra propia experiencia demuestra que es erróneo creer que el lenguaje es causa o apoyo del especismo. Asimismo es erróneo pensar que seguir hablando en forma coloquial tiene como efecto reforzar el especismo.

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  2. Hola, Luis:

    Tras leer tu artículo me ha surgido una reflexión: ¿Cuáles argumentos objetivos hay para justificar una separación entre tipos de lenguaje según el contexto? ¿La adaptación del emisor al receptor exige *necesariamente* aplicar la economía del lenguaje y dejar a un lado la exactitud de los términos empleados?

    Considero que tu razonamiento es valioso para comprender los motivos que nos llevan socialmente a esta suerte de reduccionismo y desechar la idea de que un origen especista implique forzosamente la subjetividad de un término; sin embargo, no me convence a la hora de realizar activismo porque, en el contexto actual, significa no aprovechar una circunstancia puntual para señalar hechos que no conocen otros seres humanos o no han sopesado lo suficiente. La mención de "animales no humanos" puede servir para indicar que nosotros también somos animales; algo que mucha gente no acepta por ignorancia o creencias religiosas.

    Hablar de "animales y seres humanos", incluso en un contexto coloquial, transmite la falsa idea de que los humanos no estemos dentro de dicho clado. Mi crítica a tus argumentos no son absolutas; sino *circunscritas* al momento histórico en que nos encontramos. Así como lo es la necesidad propia del activismo en los tiempos que corren. En un futuro vegano no lo vería como una especie de silenciamiento o discriminación hacia las víctimas reforzado por un prejuicio.

    Por otra parte, deseaba señalarte que la separación en reinos también está quedándose antigua y que en un futuro (si los expertos desean invertir tiempo) se clasificará a todos los organismos según clados u árboles genealógicos gracias a la secuenciación completa de sus cromosomas.

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    1. Hola, Adrián.

      La respuesta a la primera cuestión puedes encontrarla leyendo a Wittgenstein. Yo me baso en su teoría sobre los usos del lenguaje. Si después de leerlo hay algún punto que no comprendes, siempre puedes consultarme e intentaré aclararlo.

      La respuesta a la segunda cuestión es que hablar en sentido coloquial no es una exigencia para hacer activismo, es sólo una recomendación. Es recomendable usar el nivel coloquial para ayudar a la comprensión de nuestro mensaje, siempre que dicho nivel no perjudique la comprensión. Se trata de que la gente comprenda bien lo que decimos. De esto trata el activismo educacional.

      Tienes que pensar una cosa: aclarar que los humanos somos un tipo de animal no ayuda a concienciar. Es irrelevante, desde el punto de vista moral, que seamos animales. Lo relevante es que somos seres sintientes. Lo relevante es ayudar a comprender que los demás animales también son sintientes. Esto es lo que importa; no el hecho de que seamos animales. Los científicos ya saben que somos animales, ¿ese conocimiento ha provocado que dejen de ser especistas y de explotar a los demás animales? No.

      En resumen; ¿decir animales para referirnos específicamente a los animales no humanos es una expresión que contradiga la ética? No, porque la animalidad no es una categoría moral en sí misma. Lo explico en mis comentarios anteriores. ¿Decir animales para referirnos específicamente a los animales no humanos es una expresión que contradice la ciencia? No, porque esa expresión funciona a nivel coloquial. Los propios científicos se expresan de esa forma. ¿Decir animales para referirnos específicamente a los animales no humanos es una expresión que dificulte la comprensión de nuestro mensaje? No, todo el mundo entiende más o menos bien a qué nos referimos, aunque siempre hay que explicar que nos referirmos a animales sintientes. ¿Decir animales no humanos sistemáticamente en lugar de animales ayuda a mejorar la comprensión de nuestro mensaje y a concienciar a la gente? No, porque la gente no habla de esta forma y, además, saber que los humanos somos un tipo de animal no tiene relevancia propiamente moral. Es usar más palabras de las necesarias.

      ¿Tú quieres decir sistemáticamente animales no humanos? Bien, puedes hacerlo. No hay una objeción imperativa en contra de esa forma de hablar. Pero tampoco hay una obligación en hacerlo así, ya fuera moral o de tipo activista, por las razones que he señalado.

      La clasificación en reinos, al igual que el concepto de especie, es un constructo cultural creado por la ciencia. No referencia una entidad objetiva, aunque esté construido a partir de evidencias empíricas. Tener en cuenta esto nos ayuda a comprender que el concepto de animal es algo que hemos creado nosotros. Quienes existen realmente en sí mismos son los sujetos —los individuos sintientes.

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    2. Hola, Luis. Te contesto de nuevo para corregirme a mí mismo. Después de pensarlo en estos dos años continúo usando "animales no humanos" por un instinto de precisión; pero ya no considero incorrecto el uso de "animales" a secas. La falacia genética, que bien explicas, nos condiciona involuntariamente para aceptar ciertos términos o no según connotaciones. Considero que el motivo que nos llevaba a rechazar "animales" reside en que hasta ahora se utiliza con tintes denigrativos (he tenido una asignatura de filosofía antropológica y ya te imaginarás...). Sin embargo, como señalas, no existe ninguna razón objetiva para rechazarlo. De hecho, tiene antecedentes históricos como el caso de la palabra "maricón" que, cuando los propios homosexuales empezaron a alzarla como signo de orgullo, fue perdiendo gran parte de sus connotaciones peyorativas. Esto lo he traslado asimismo a mi obra (que te regalaré un día si lo quieres) en forma de unas reflexiones sobre las palabras "ganado" y "res" en el contexto de unas bestias altamente inteligentes que se arrogan tales términos para enorgullecerse de sí mismos y cortar por la raíz cualquier intento de humillación por sus condiciones biológicas.

      Un saludo amistoso.

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