16 de abril de 2014

«Argumentos no-especistas contra la experimentación animal»



Aquí pueden leer mi traducción de la transcripción de una conferencia de la doctorando en filosofía Christiane Bailey de la universidad de Montréal [Canadá], con quien establecí contacto personal a través de internet.

A pesar de lo que pueda sugerir el título, la conferencia no es monotemática y sólo menciona la experimentación animal como un ejemplo más de nuestra opresión sobre los demás animales. 

Nos encontramos ante un ensayo acerca del problema general del especismo y nuestra relación moral con los no-humanos. Por tanto, sigue un criterio teórico muy próximo al que yo asumo como base en este blog. 

Considero además que se trata de un texto argumentado muy claro y conciso que vale la pena conocer. Espero que os resulte de interés.

Las referencias bibliográficas y documentales han sido actualizadas a su versión en español.

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Aquí está la transcripción de mi presentación en la universidad McGill dentro de un debate sobre experimentación animal.

*Esta es una breve defensa deontológica de una teoría de derechos animales negativos inspirada en el trabajo de Tom Regan, Gary Francione y Sue Donaldson y Will Kymlicka en su libro Zoópolis, el cual ganó recientemente el premio bianual de la Asociación Filosófica Canadiense.

**Quisiera agradecer a Vincent Duhamel y Sue Donaldson por ayudarme a preparar esta presentación y agradecer a Linday Osso por invitarme a este debate.


Argumentos no-especistas contra la experimentación animal

Christiane Bailey

Estudiante del doctorado de Filosofía, AOS: Fenomenología de la Subjetividad Animal, Ética & Justicia Animal; Historia de las Representaciones Occidentales sobre los Animales y Estudios Críticos Animales.


McGill University, Rutherford Physics Building, room 112

24 de febrero, 2014 – 18:00-20:00


Soy una vegana ética y eco-feminista profundamente opuesta a la idea de que los otros seres sintientes existen para nuestro uso.

No nací de ese modo. Fui educada en esa forma.
De hecho, fui criada bajo la idea de que los otros seres sintientes existen para nuestro uso. En mi mente, el mundo animal se dividía entre los animales de granja, los animales de compañía, las plagas, los animales de laboratorio, los animales salvajes, y demás. Fui educada para dividir a los animales según la respectiva utilidad que tenían para nosotros.
Mientras que resulta relativamente fácil convencer a la gente de que debemos preocuparnos por los animales domesticados utilizados para compañía y de que debemos respetar a los animales salvajes —al menos a aquellos que tienen un valor simbólico o ecológico— resulta difícil que la gente tenga compasión y respeto por los denominados animales de granja y los animales de laboratorio.
Al igual que los animales de granja, los animales de laboratorio técnicamente existen para nuestro uso. Su ontología —lo que son— y su teleología —para qué están hechos— consiste en ser instrumentos para nosotros: ellos son por tanto ratas de laboratorio o perros de laboratorio.
No pretendo debatir el valor instrumental o la utilidad de la experimentación animal para beneficiar a los seres humanos —lo cual suele ser el tema central de discusión en los debates sobre la ética de la experimentación animal.
Me gustaría comenzar preguntando por qué usamos a otros animales en experimentos invasivos, y que les privan de libertad, en lugar de usar a seres humanos. Obviamente, usar a seres humanos resultaría muchísimo más útil.
No los utilizamos porque sería moralmente incorrecto hacerlo. ¿Por qué? ¿Qué es lo que hace que sea moralmente erróneo experimentar en seres humanos sin su consentimiento informado para el beneficio de otros?
¿Se debe simplemente a que ellos son humanos? Apelar a un criterio biólogico ùcomo el de ser homo sapiens— sin explicar qué hace que esa característica sea moralmente relevante, ignora la cuestión.
Necesitamos explicar cuál característica compartida por todos los seres humanos hace que sea inapropiado usarlos como sujetos para experimentos invasivos y privativos de libertad sin su consentimiento.
¿Es porque los humanos son seres racionales? Esto no puede ser una respuesta. ¿Qué nos impide por tanto experimentar en seres humanos menos inteligentes, como es el caso de los discapacitados cognitivos?
Eso es algo que hicimos en el pasado y deberíamos estar profundamente avergonzados por ello. Aquello estuvo mal tanto si resultó útil como si no. Por lo que la inteligencia, la racionalidad o la capacidad para el razonamiento abstracto no puede ser la respuesta.
Si todos deseamos ser respetados, poder vivir, estar libres de tortura y cautividad, no es porque seamos seres racionales. Es porque somos seres sintientes, sujetos vulnerables que valoran su breve existencia en este planeta.
Todos los seres humanos, sin importar su edad, su capacidad para hablar o razonar, merecen protección respecto de sus intereses básicos. Los derechos inalienables y universales no están basados en una noción sofisticada de la personalidad sino en la mera posesión de subjetividad [Donaldson y Kymlicka, 2018].
Pero los demás animales son sujetos también. El valor de su vida no puede ser reducido al valor que ellos tienen para nosotros.
No importa cuán insignificante parezca la vida de alguna gente o la de otros animales vista desde fuera, en el momento en que reconocemos a otro sujeto, esto nos impone un fuerte deber de no dañar, esclavizar o matar a este individuo vulnerable.
Aquellos que piensan que podemos utilizar a otros animales porque las vidas humanas son más valiosas que las vidas de los demás animales necesitan comprender que "los juicios concernientes al valor de las vida no tiene nada que ver con los derechos fundamentales" [Donaldson y Kymlicka, 2018].
La muerte de un niño podría ser más trágica que la vida de una persona anciana, pero eso no significa que estemos justificados en matar al anciano para proveer de órganos a los jóvenes. El valor diferente que atribuimos a sus vidas no justifica sacrificar a uno para beneficio de otro.
La igualdad de derechos significa que debemos respetar los intereses básicos no solamente de la gente que amamos o apreciamos, sino también la de todos los individuos que consideramos inferiores, reemplazables, inútiles o sin ningún valor.
Por tanto, no necesitas creer que las vidas de los otros animales son tan valiosas como las de los humanos para reconocerles derechos básicos a existir, a vivir libres de tortura y cautividad —sólo necesitas reconocerlos como individuos, como sujetos.
Filósofos de la política como Will Kymlicka y Sue Donaldson explican que:
«La razón por la que los individuos tienen derechos básicos [...] se debe a que sus vidas son valiosas para ellos mismos, no para un observador externo. Tenemos derecho a la vida porque somos seres conscientes y nuestra vida significa todo para nosotros, independientemente del juicio de otros. [...] No es importante cuánto valoro yo tu vida. Es importante que tú valoras tu vida y que yo tengo la capacidad de respetar eso.» [Sue Donaldson y Will Kymlicka; Do We Need a Political Theory of Animal Rights?, 2012]
La subjetividad es la base de los derechos fundamentales negativos, y no una noción sofisticada de personalidad. Este reconocimiento clave es lo que ha hecho posible los avances en los derechos humanos universales durante las últimas décadas, así como los derechos de los niños y de la gente discapacitada.

Pero los otros animales sintientes son sujetos también. A menudo fallamos en reconocer que ellos tienen sus propias mentes. Sin embargo, cada ser individual puede ver, oír, saborear, sentir el tacto, recordar, anticipar, reconocer a otros y aprender a temer y confiar en ellos. Ellos pueden hacer amistades. Un animal sintiente es alguien y no algo.

Los argumentos en favor de los Derechos Animales no están basados en la religión o en la mala ciencia. Es justo al contrario. Están basados en la ciencia más rigurosa que tenemos disponible [Ver: Declaración Cambridge de la Conciencia]
Por otra parte, el uso de animales en investigación se basa en asumir prejuicios teológicos; tales como el excepcionalismo humano y la supremacía humana —ambas son creencias diferentes pero relacionadas. El excepcionalismo humano es la idea de que los humanos son esencialmente diferentes de los otros animales. La supremacía humana es la idea de que los humanos son fundamentalmente superiores a los demás animales y tienen derecho a dominarlos.
¿Cómo es posible que todavía creamos que hay una brecha metafísica entre humanos y otros animales, y que los demás animales existen para nuestros fines, como creen los supremacistas humanos?
Darwin nos ha enseñado que sólo hay diferencias de grado entre humanos y otros animales. A día de hoy, la investigación etológica aporta evidencias convincentes acerca del hecho de que los demás animales tienen ricas vidas emocionales, cognitivas y sociales.
Lo que estamos haciendo con los animales no humanos en los laboratorios es injusto y moralmente erróneo. Dañar a inocentes e indefensas criaturas porque tenemos el poder de hacerlo, y nos beneficia, es lo opuesto a la justicia y la moralidad.
No creemos, cuando se trata de seres humanos, que "el poder otorga el derecho". No creemos que los individuos más poderosos pueden imponer legítimamente su voluntad sobre los menos poderosos, incluso si se hace para beneficio de otros.
Comprendo que los investigadores quieran mejorar las vidas humanas, y esto es admirable, pero el deber de ayudar no se impone al deber de no dañar a otros. No sólo respecto de quienes nos agraden, sino respecto de cualquier otro que podemos reconocer como un sujeto, como un individuo vulnerable.
La historia de la humanidad está llena de gente con buenas intenciones haciendo cosas horribles a otros que consideran inferiores, inútiles y sacrificables.
Se nos da muy mal reconocer el valor en las vidas de otros cuando ellos viven una vida diferente a la nuestra. Esto es especialmente cierto cuando podemos beneficiarnos de su muerte.
En respuesta a las cuestiones planteados hoy por los ponentes:
* Considero que la investigación que involucra a otros individuos animales debe seguir los mismos criterios y requisitos de aprobación que implican a los sujetos humanos —por ejemplo: niños pequeños incapaces de dar consentimiento informado.
* La investigación invasiva y privativa de libertad y los experimentos en animales cautivos debe ser realizada por motivos terapéuticos —por ejemplo para ayudar al individuo en sí mismo, no a su especie. Esto excluye la idea de que la experimentación animal podría justificarse en beneficio de "los animales no humanos" como categoría general.
* Necesitamos ser transparentes acerca de la investigación animal en el campus y crear santuarios para los animales que sobreviven tras dejar de ser útiles en el laboratorio. Todo esto debe ser documentado: de dónde provienen los animales, el tipo de procedimientos al que son sometidos, y así sus cuidadores podrán encargarse mejor de ellos y que se comprenda que cada uno de ellos es un individuo que valora su propia vida como la cosa más importante del mundo —incluso aunque esa vida nos resulte insignificante a nosotros.
En conclusión, para terminar me gustaría decir que la mayoría de nosotros nunca tomamos de forma consciente la decisión de dañar, esclavizar y matar a otros seres sintientes. Otros decidieron por nosotros, en las generaciones pasadas. Pero cada uno de nosotros puede ahora usar el pensamiento crítico para entender las injusticias que se están cometiendo y rechazar el promover nuestra carrera académica a costa de dañar animales.
Comprendo que a los estudiantes de ciencia les implica mayor esfuerzo oponerse a la ancestral creencia metafísica en la supremacía humana que a los estudiantes de filosofía, pero los estudiantes de ciencia son quienes pueden cambiarlo todo para estos animales escogiendo otros métodos para progresar en el conocimiento.
La violenta y opresiva experimentación sobre seres sintientes que tienen vidas emocionales, cognitivas y sociales debería, a mi modo de ver, pertenecer a nuestro pasado.
Gracias por vuestra atención.


Puntos de discusión:
[1] ACERCA DE LA «NECESIDAD» DE LA EXPERIMENTACIÓN ANIMAL
Una acción sólo es necesaria respecto de conseguir un fin u objetivo específico [Nobis, 2010]. La experimentación animal no es causalmente "necesaria" para avanzar en el conocimiento científico y médico en sentido amplio —se puede progresar mediante otros métodos— y no es necesario para el aprendizaje de la medicina —hay médicos y personal sanitario altamente cualificados que no practicaron usando animales. Sin embargo, pudiera ser cierto que la investigación en animales —humanos o no humanos— fuera necesaria para avanzar hacia un objetivo específico. Pero esto no evidencia que sea moralmente permisivo: «Que una acción sea "necesaria" para conseguir un objetivo, incluso un objetivo muy valioso, no implica en sí mismo que sea permisible.» [Nobis, 2010]
Los alemanes también pensaron que era necesario someter a los judíos a experimentos de hipotermia porque los aviones alemanes estaban siendo derribados en medio del Mar del Norte y los aviadores morían a causa de la hipotermia. Era un deber moral salvar las vidas de sus soldados. El hecho de que una acción sea necesaria para lograr una finalidad —una incluso una finalidad muy importante— no significa que sea moralmente aceptable.
Como regla general, el deber de ayudar no se impone al deber de no dañar a otros. El deber de beneficiencia es menos estricto que el deber de no-maleficiencia.
[2] ACERCA DE OTRO POSIBLE CRITERIO PARA DISCRIMINAR A LOS ANIMALES —COMO SERÍA LA PERTENENCIA A UN GRUPO.
¿Lo relevante es que los individuos pertenezcan a nuestra comunidad? Si es así, ¿por qué no usar a los extranjeros? Podríamos alegar que todos los humanos pertenecen a una "comunidad universal" y que está mal privar a nuestros semejantes humanos de su libertad, encerrarlos en jaulas para experimentar sobre ellos y mejorar así las vidas de otros. Pero una comunidad no se define mediante características biológicas —ya sea un sexo específico, una raza, o una especie— sino a través de relaciones: nuestra sociedad es una comunidad inter-especie. Los animales cautivos en jaulas del campus McGill pertenecen a nuestra comunidad. Ellos están aquí, en alguna parte, aunque no los veamos. Ellos están mantenidos en cautiverio, convenientemente ocultos a nuestra vista, y procurando que no puedan escapar y apelar a nuestra compasión y sentido de la justicia.
[3] ACERCA DE LA AGENCIA ANIMAL Y LA RESISTENCIA ANIMAL
A menudo estamos atrapados en una perspectiva que solamente nos permite ver a los otros animales sintientes desde el punto de vista de su valor instrumental. Una lectura de la investigación etológica y psicológica sobre los demás animales ayuda a tomar conciencia sobre la subjetividad y la intersubjetividad en las vidas de los otros animales, dejando de contemplarlos como víctimas pasivas, para verlos como agentes y sujetos que experimentan una vida propia repleta de significado.
Es la única manera de ver lo que está en mal no sólo en el hecho de causar dolor y el sufrimiento sino en la privación de libertad y en el acto de matar.
Los demás animales no son colaboradores; ellos no tienen elección y no dan su consentimiento. Sólo tenemos que abrir un laboratorio para comprender esto: que está saturado de información acerca de como evitar que los animales muerdan y se escapen. Los animales no solamente son seres pasivos y vulnerables, sino que son agentes que resisten nuestra violencia contra ellos.
El poder que nosotros, como individuos, instituciones y empresas, ejercemos sobre estos animales es tiránico. Sus vidas, su integridad física y psicológica y su libertad significan apenas nada comparada con nuestro deseo de incrementar nuestro conocimiento, nuestros beneficios y nuestro poder. Esto no es ético; esto no es justicia: esto es tiranía.
[4] ACERCA DE LA CONCIENCIA ANIMAL
Teniendo en cuenta la continuidad evolutiva, la evidencia conductual y evidencia neurológica, no hay forma científicamente respetable de negar la conciencia animal.
La Declaración de Cambridge firmada por muchos científicos estipula que — teniendo en cuenta nuestro actual conocimiento— hay evidencias de peso para considerar que los otros animales —como mínimo, al menos los mamíferos, aves y reptiles— son seres conscientes que experimentas estados afectivos y son capaces de comportamientos intencionales.

REFERENCIAS E INFORMACIÓN RELACIONADA

Tom Regan; La Cuestión de los Derechos Animales [vídeo]
Gary Francione; El Enfoque Abolicionista
Sue Donaldson y Will Kymlicka; Zoópolis [2018]
Sue Donaldson y Will Kymlicka; “Do We Need a Political Theory of Animal Rights?” [2012]
Dosis Máxima Tolerada ["Documental galardonado que trata acerca de la experimentación animal desde el punto de vista de la gente que participó en ella y decidió rechzarla. El documental narra las vidas de humanos y nohumanos que han experimentado de primera mano el testado sobre animales, junto con el testimonio de científicos y técnicos de laboratorio que decidieron escoger otras vías por razones éticas, así como inquietantes y conmovedoras historias de los animales que han estado a ambos lados de las jaulas."] Dirigido por Karol Orzechowski.
Acerca de la investigación sobre empatía en ratas ver: Ben-Ami Bartal, Decety and Mason (2011), «Empathy and Pro-Social Behavior in Rats», Science 9 December 2011: 334 (6061), 1427-1430. [DOI:10.1126/science.1210789: http://www.sciencemag.org/content/334/6061/1427]
Para más información sobre la sintiencia animal: Animal Sentience: An Interdisciplinary Journal on Animal Feeling
Nobis, Nathan, The Harmful, Nontherapeutic Use of Animals in Research Is Morally Wrong, The American Journal of the Medical Sciences, 342, 4, October 2011.
Stop UBC Animal Research : http://stopubcanimalresearch.org/
Queen’s Animal Defense Fund : http://queensanimaldefence.org
Michael Allen Fox es un filósofo que, tras publicar un libro defendiendo la experimentación animal, cambió su pensamiento al tomar conciencia acerca de «la arbitrariedad de una teoría ética patriarcal, jerárquica y antropocéntrica que yo había asumido y defendido durante mucho tiempo y que no había tenido el coraje de examinar completamente»; «Después de escribir el libro, me torné profundamente insatisfecho con el enfoque que había adoptado, basado en los derechos de propiedad y en una errónea definición de la comunidad moral. [...] No hay un fundamento que no caiga en la arbitrariedad desde el cual argumentar que las diferencias entre humanos y no-humanos, que sean moralmente relevantes, convierten a los humanos en moralmente superiores y a los demás animales en moralmente inferiores o formas de vida carentes de valor.» Comprendió que ese mismo tipo de argumentos justificarían el sexismo y el racismo. Su libro se volvió «algo vergonzoso»: «Ahora veo esas opiniones con consternación. ¿Cómo es posible que alguien razonablemente inteligente y sensible pueda mantener semejantes ideas?» Más información en el blog de Frederic Côté-Boudreau
Próxima conferencia sobre investigación animal desde una perspectiva crítica: Thinking Outside the Cage. Towards a Nonspeciesist Paradigm for Scientific Research [Queen’s University, Kingston, Canada March 27-28, 2014].
Próxima conferencia Critical Animal Studies en McGill (28-30 March 2014) habrá una charla de Salomé Pollet sobre "Métodos alternativos al testeo en animales".
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3 comentarios:

  1. Excelente!!! gracias a Christiane Bailey ´por su trabajo y a vos Luis Tovar por la traducción y así facilitar la difusión.

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  2. Muchas gracias Luis por esta entrada!

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  3. Muchas gracias por facilitar el acceso a estas ideas

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