28 de julio de 2021

Contra la esterilización: una respuesta a Elizabeth Collins



Tengo por costumbre intentar no publicar entradas en el blog sobre temas que ya hayan sido tratados en entradas anteriores, para así no multiplicar excesivamente el número de entradas, pero puntualmente hago excepciones.

En este caso, voy a tratar el especialmente polémico tema de la esterilización de animales —que a menudo se refiere eufemísticamente a la castración, porque hablar de mutilación de genitales no suena bien— replicando a un discurso de una activista llamada Elizabeth Collins, que es bilingüe y autora de un podcast en inglés y español, quien pretende defender que ser abolicionista no sólo es compatible con esterilizar animales sino que incluso es un deber. Por supuesto, yo estoy en desacuerdo con la esterilización de animales, como ya argumenté en un ensayo anterior, y no voy a centrarme en explicar por qué esa práctica no es moralmente aceptable salvo por estrictas razones médicas, sino que me centraré en sintetizar por qué esa posición es radicalmente incompatible con el enfoque abolicionista de los derechos de los animales.

En el artículo de Gary Francione que enlaza Collins no dice nada explícitamente en favor de la esterilización. Lo que argumenta Francione en ese artículo es que debemos detener la domesticación de animales, pero de ahí no se deduce que la esterilización sea moralmente aceptable. De todos modos, aunque el profesor Francione es quien ha desarrollado teóricamente el enfoque abolicionista, lo relevante no es el hecho de sí se posiciona a favor o en contra de tal cosa sino los argumentos que exponga al respecto.

Esterilizar a los animales es un atentado contra su integridad física. Los animales tienen un interés básico en proteger la integridad de su cuerpo, así como tienen un interés en continuar viviendo, en evitar el daño o en disfrutar de un bienestar. Si ellos tuvieran alguna conciencia de los quieren esterilizar probablemente se opondrían con todas sus fuerzas, al igual que los humanos se oponen a ser esterilizados sin su consentimiento. Estar en contra de la esterilización porque atenta indebidamente contra la integridad física de los animales no es producto de 'un sentimiento noble', sino que es una cuestión de responsabilidad moral.

Esterilizar a los animales no es ningún 'trabajo duro'. Eso no supone ningún trabajo ni esfuerzo ni perjuicio para el que la realiza. Más bien parece todo lo contrario; mediante la esterilización nos quedamos con la conciencia tranquila porque se autoconvence de que has hecho un 'trabajo duro'. Quienes se oponen a la esterilización no se posicionan así porque pretenden evitar 'mancharse las manos' sino porque consideran que es inmoral, que viola los intereses de los animales, además de que en ningún en caso es una medida que sirva para detener la domesticación. No importa a cuantos animales consigas esterilizar; eso no evitará en nada que continúe la cría y compraventa y abandono de animales. Esta práctica no está incidiendo ni lo más mínimo en la causa de la injusticia que padecen los animales.

Jamás he leído ni oído a ningún abolicionista que esté en contra de la esterilización decir que la situación de los animales domésticos 'no es su problema' o que pueden desentenderse de la situación de los animales porque ellos 'no han causado el problema'. Casi todos los abolicionistas que he conocido tienen o han tenido animales adoptados y por supuesto que están de acuerdo en que tenemos una obligación de cuidar de los animales que están en el mundo por causas humanas y en que debemos evitar que la domesticación de animales continúe. Pero, claro, nunca viene mal demonizar a los que piensan de manera contraria, ¿verdad? Las afirmaciones de Collins no tienen ningún sustento en la realidad. Parece que intenta presentar malintencionadamente al abolicionista contrario a la esterilización como una especie de sádico.

Quienes están en contra de la esterilización no están a favor de 'aislar' a los animales. No sé con quién se supone que ha hablado Collins, pero creo que o lo ha entendido mal o está tergiversando el asunto. Lo que se propone en realidad para evitar la reproducción es no juntar en el mismo espacio a individuos de la misma especie pero diferente sexo, para evitar así que procreen. Lo que se propone es que individuos de una misma especie pero diferente sexo puedan interactuar ocasionalmente siempre de de manera que eso no conlleve a la reproducción. Esto no significa que haya que 'aislarlos'. 

Acusar a quienes están en contra de la esterilización de 'torturar' a los animales es la misma acusación que realizan los bienestaristas contra los abolicionistas porque los abolicionistas se oponen a cualquier medida de 'bienestar animal'. Creo que es importante fijarse en que Collins está usando exactamente los mismos argumentos de los bienestaristas a los que siempre ha dicho oponerse tajantemente. Argumentos falaces, por otro lado. Collins insiste en que todo lo relacionado con los animales domesticados 'está mal' y por tanto es imposible hacer el bien. Exactamente el mismo razonamiento que usan los partidarios de la reforma bienestarista cuando dicen que como no podemos liberar a los animales ahora mismo entonces está bien que apoyemos reformar su esclavitud con la excusa de intentar reducir su sufrimiento.

Collins intenta justificar la esterilización de los ratones machos alegando que no pueden convivir juntos porque 'se matan' literalmente. Eso no tiene ningún sostenimiento en la evidencia científica. Los ratones machos pueden tener roces entre ellos pero no necesariamente tienen que agredirse hasta la muerte. Esos roces se evitan permitiendo que convivan en jaulas más grandes o si alguno es especialmente irascible puede tener su jaula individual al lado de la jaula de los otros. Hay guías especializadas sobre la convivencia de ratones, pero yo creo que Collins no se ha informado debidamente y ha recurrido a la solución más fácil y conveniente.

Un argumento que esgrime Collins en sus réplicas a mi crítica es que el hecho de limitar la libertad de los animales es equivalente a quitarles una parte de su cuerpo. No lo es de ninguna manera. Para empezar, limitar el ejercicio de un interés, como es el deseo de moverse y actuar, no es equivalente a destruir una parte del cuerpo. ¿Alguien piensa que limitar la libertad de un niño pequeño que está bajo nuestra tutela para evitar que se dañe o dañe a otros es análogo a arrancarle sus genitales? Limitar no es lo mismo que destruir. Limitar no es lo mismo que anular. Incluso cuando limitamos la libertad de los animales que están bajo nuestra tutela para evitar que se reproduzcan lo hacemos para evitar que continúe el mal que es la domesticación. Que no te permiten caminar por un determinado sendero, por razones justificadas, no es equivalente a que te corten las piernas.

Limitar la libertad de los animales que hemos adoptado no es equivalente a mutilar sus genitales. Limitamos su libertad exclusivamente en su propio beneficio como individuos con la intención de de salvaguardar su vida, su salud y su bienestar. No lo hacemos para conseguir ningún propósito ajeno a sus intereses. Es lo mismo que limitar la libertad de los niños pequeños que están bajo nuestra tutela. No estamos violando su libertad porque no contradecimos sus intereses para obtener algún beneficio de ello o para lograr alguna finalidad externa. No los estamos utilizando en este caso. Pero al esterilizar a los animales sí los estamos utilizando para lograr el objetivo de controlar la población de animales domesticados, o para intentar evitar que continúe existiendo la domesticación, o para que nosotros estemos más cómodos cuidando de ellos, que es un objetivo ajeno a los intereses de los animales y para el cual ellos no consienten en ser utilizados.

Apenas percibo argumentos razonados en la diatriba de Collins contra los abolicionistas que se oponen a la esterilización. Todo su discurso se basa en pautas emocionales. Por ejemplo, ella proclama que 'odia la domesticación', como si el odio fuera alguna clase de justificación de lo que hacemos. Lo que nosotros odiemos no es argumento ni justificación de nada. Más bien, el hecho de odiar algo demuestra un fuerte sesgo emocional que impide razonar con claridad; respetando la lógica y los hechos.

Utilizar el cuerpo de los animales para lograr cualquier propósito, incluso el objetivo de lograr la abolición, es totalmente contrario al principio del veganismo y se basa en la idea de que el fin justifica los medios. Ésta es una idea central al bienestarismo. Proclama Collins que los abolicionistas que están en contra de la esterilización deberían dejar de denominarse abolicionistas, pero yo creo que es más bien al contrario, porque defender la esterilización es contrario al abolicionismo, en tanto que adopta una postura instrumentalista sobre los animales.

Un apunte histórico. Antes de lograr la abolición legal de la esclavitud humana en el siglo XIX, los abolicionistas habían conseguido que se prohibiera el comercio de esclavos. Esto fue un mazazo tremendo sobre el esclavismo, porque impedía traer nuevos esclavos de África, con lo que la única forma de continuar teniendo esclavos era mediante la reproducción de los propios esclavos; cuyos hijos al nacer automáticamente eran considerados también esclavos. ¿Se imagina alguien a los abolicionistas de esa época promoviendo que se esterilizara forzadamente a los esclavos para así impedir que tuvieran hijos y continuará existiendo la esclavitud? 

El abolicionismo de la esclavitud considera que las personas nunca deben ser tratadas como simples medios para lograr una finalidad; que las personas no son cosas, ni objetos ni meros recursos. No importa qué supuesta y maravillosa finalidad pretendas con ello —nunca es lícito instrumentalizar a las personas. El abolicionismo tradicional sólo consideraba personas a los humanos pero ahora el abolicionismo se ha ampliado a los demás animales; a todos los seres conscientes. De esto trata el veganismo. Defender la esterilización de los animales no es más éticamente aceptable que defender la esterilización forzada de los humanos con el mismo propósito. Establecer un criterio distinto en base a la especie constituye otro síntoma de especismo.

Ya que al comienzo de esta entrada Collins enlazaba un artículo de Gary Francione, yo enlazo otro sobre la coherencia entre fines y medios

Utilizar el cuerpo de los animales con el supuesto propósito de lograr la abolición no es abolicionismo sino que es explotación animal. El cuerpo de los animales no es un medio para obtener nada que nosotros deseemos o estimemos. Estar a favor de la esterilización es adoptar una posición consecuencialista que considera que los animales son medios para lograr alguna finalidad. Esto es lo totalmente opuesto al veganismo y al enfoque abolicionista.

Adoptar a los animales es una medida paliativa que puede beneficiar a esos individuos que adoptamos pero de ninguna manera puede servir para lograr la abolición de la explotación animal. Lo único que puede servir para lograr ese objetivo es promover el veganismo. Aparte de que esterilizar a los animales tampoco tiene ninguna utilidad para detener su domesticación, ni para lograr la abolición de la explotación animal. Cuando alguien proclama que está bien utilizar el cuerpo de los animales para lograr la abolición no está cumpliendo con el veganismo sino que está promoviendo la cosificación de los animales.

Dice Collins que ella no pretende ofender a nadie con sus palabras. Siempre queda bien quedarte a gusto soltando barbaridades y luego decir que no pretendías ofender a nadie. Acusa a los abolicionistas que se oponen a la esterilización de despreocuparse completamente de los animales o incluso de 'torturar' a los animales, pero luego dice que no quería ofender a nadie y asunto arreglado. A mí sus palabras no me ofenden, aunque sí creo que ofenden a la verdad y la ética elemental. Afirma también Collins que le decepciona que haya abolicionistas que se oponen a la esterilización. Lo cierto es que sus palabras no me decepcionan, porque no esperaba encontrarme ningún argumento razonado en su discurso, como así ha resultado.

5 comentarios:

  1. Luis, ya que hablas de ciencia, has preguntado a un veterinario sobre que la ciencia ha demostrado que la esterilización previene de enfermedades que en un futuro pueden ser mortales? ¿acaso con nuestros hijos humanos no tenemos que tomar decisiones por ellos para salvar su vida? o ¿hay que esperar hasta que esté a punto de morir para salvarlos?

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    1. Yo no sólo hablo de ciencia sino que también intento informarme sobre la ciencia. Ahora, de lo que yo hablo aquí fundamentalmente, y sobre lo que trato de argumentar, es de ética. No sé si te suena remotamente este concepto. Tengo la impresión de que mucha gente ha oído hablar de la ética pero apenas saben nada sobre ella. Se mueven cotidianamente entre coordenadas de conveniencia, compasión, empatía, costumbre, legalidad, pero la ética propiamente dicha no es una guía en su vida. Toda la gente tiene un sentido moral básico, excepto los psicópatas de nacimiento, pero la ética se articula a través de la reflexión y los conceptos y no existe simplemente con la intuición.

      Me dices que quitarles los genitales a los animales les previene de enfermedades. Pues claro. De la misma manera que si le arrancas los ojos a tus hijos humanos ya no padecerán enfermedades de la vista. Claro. ¿Pero acaso te han consentido o tienen algún interés en que les arranques los ojos para evitar enfermedades que ahora mismo ni siquiera existen? Y digo los ojos como podría señalar cualquier parte del cuerpo no estrictamente vital. SI aparece una enfermedad concreta y la única forma de evitar que esa enfermedad se desarrolle hasta matar al individuo que la padece es seccionar quirúrgicamente una parte del cuerpo no vital entonces, y sólo entonces, se puede plantear que esa operación pueda ser moralmente aceptable, ya que el interés en vivir entra en conflicto con el interés en la integridad física, y por lo general todos los seres conscientes desean continuar viviendo. En el mundo cotidiano, los humanos a menudo toman la decisión de someterse a esa operación para salvaguardar su salud y su vida, así que podemos deducir razonablemente que los animales estarían de acuerdo en tomar esa decisión si la otra alternativa a la operación es simplemente morir. Sin embargo, quitarles esa parte de su cuerpo especulando sobre que quizás en un futuro podría afectarles una enfermedad no es la misma situación que la anteriormente planteada porque no existe tal enfermedad, y por tanto falta el elemento decisivo que genera el dilema. La prevención de enfermedades puede justificar actividades como ir al médico a revisiones periódicas, y otras medidas sanitarias que no atenten contra los intereses básicos de los animales, aunque no sean precisamente de su grado, puesto que para muchos animales ir al veterinario es subjetivamente como una tortura, ya que ellos no pueden comprender el sentido del trato que reciben y que les hace sufrir.

      Por cierto, ese argumento que planteas ya lo respondí en mi anterior ensayo sobre la esterilización/castración de animales. Así como respondí a muchas otras objeciones al respecto en la sección de comentarios. En este ensayo mi intención particular es discutir el tema no desde un enfoque moral básico sino desde el enfoque abolicionista de los derechos animales. Pero si mucha gente no tiene apenas conocimiento de ética básica imagina sobre el enfoque abolicionista de los derechos animales, que es algo un poco más complejo. La denomina esterilización no se puede justificar desde la ética básica salvo en la forma que he planteado excepcionalmente pero bajo un enfoque abolicionista es todavía más imposible de justificar si cabe.

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  2. Hola, Luis:

    No conozco los trabajos de Collins, si bien, estos argumentos supuestamente abolicionistas a favor de la castración ya los vi hace tiempo entre Gary L. Francione y sus seguidores. Intuyo, pues, que ella se mueve en la misma línea.

    A mi juicio, sus argumentos sesgados y sentimentales provienen de una premisa errónea que Gary y sus adeptos han asumido por un conocimiento limitado de biología y de comportamiento animal. Gary cree, erróneamente, que los animales domesticados se encuentran en un callejón sin salida en que no podrán nunca vivir libres en la naturaleza. Piensa que son esclavos condenados a ser esclavos por siempre jamás de un modo similar a lo que mucha gente pensaba que sucedería con los esclavos negros tras su liberación: anarquía, desorden, caos, muerte, etc.

    Entonces, por esta premisa errónea, considera que nuestro deber sería mantenerlos en las "mejores circunstancias" mientras se garantiza que éstos no se siguen reproduciendo. Obviamente, este planteamiento entra en contradicción con los propios Derechos Animales.

    Ocurre, sin embargo, que los animales domesticados podrían vivir libres en la naturaleza si nosotros los dejásemos en paz. Esto es algo de perogrullo (como el ejemplo de las vacas de Chernóbil) pero, sorprendentemente, una consecuencia del antropocentrismo hace que muchos humanos incurran en el paternalismo de percibir a los animales domesticados como seres inútiles para vivir por sí solos. Y esto no sólo se observa entre gente de a pie, sino entre alumnos de cuarto de carrera de biología. Se enseña hasta qué punto los animales piensan y razonan mientras el alumno sigue apelando a esa entelequia que llamamos "instinto".

    Se confunde docilidad e indefensión aprendida hacia los humanos con el hecho de que sean capaces de aprender a luchar contra peligros o a establecer sus propias jerarquías.

    Collins debería saber que en ratas, sin ir más lejos, se han hecho investigaciones de asilvestramiento para estudiar si, después de una terrible selección genética, las poblaciones de rata Wistar podrían sobrevivir en la naturaleza. Después de unas pocas generaciones, unas cuatro de promedio, desaparecen la mayoría de los alelos recesivos que habían sido mantenidos por selección artificial.

    Los animales no son libres porque los humanos no permiten que lo sean. Está claro que no todos los animales domesticados estarían en condiciones físicas o mentales para sobrevivir, pero muchas poblaciones sí podrían lograrlo y prosperar sujetas a la selección natural.

    Por todo ello, el planteamiento de Collins no sólo es falaz, sino que parte desde una falsedad científica.

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  3. Noelia García de Longoria S20 septiembre, 2021

    Hola Luis. Me encanta tu blog. Estoy leyéndolo todo porque aprendo muchísimo con tus artículos.
    Ni he llegado aún al artículo anterior de la esterilización.
    Quería preguntarte, si en el caso de que una gata tenga un celo muy fuerte cada 15 días, tal y como si estuviese enferma, sería ético poder atentar contra su integridad. Soy consciente que no es moral nunca, pero me gustaría saber que piensas al respecto. En mi caso fue el veterinario quien me dijo que con ese celó tan fuerte podría desarrollar cáncer de mama.
    ¿Y cuando adoptas a un gato de la protectora y tienes el compromiso de castración que se puede hacer en este caso?

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    Respuestas
    1. Hola, Noelia. Muchas gracias por tu comentario. Me alegra mucho saber que el blog te resulte de utilidad y espero que saques provecho de su lectura.

      No soy veterinario ni tengo conocimientos específicos sobre el tema pero me resulta raro escuchar que el celo tenga relación con el cáncer. Me suena a decir que la excitación sexual puede provocarte cáncer en los genitales. No le veo ningún sentido. No sé en qué supuesta evidencia se puede basar semejante juicio.

      ¿Si una "protectora" te dice que para adoptar un gato tienes que comprometerse a matarlo o a cortarle las orejas dentro de 15 días te parecería éticamente aceptable? Pues lo mismo con el "compromiso de castración". Que se haya normalizado la castración de animales no hace que eso esté bien. El compromiso moral que tenemos con los animales que adoptamos es el de respetarlos y cuidarlos; igual que si fuera un humano que adoptamos porque lo necesita. Desde luego ese compromiso no es compatible que quitarle una parte de su cuerpo sin que haya siquiera una razón médica para hacerlo.

      Un saludo..

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