5 de noviembre de 2008

No desesperar (I)




Considero que la única forma efectiva de acabar con la explotación animal implica que una gran parte de la población se haga vegana y, de esta manera a través del consumo y de la presión social, se consiga influir de manera determinante en la marcha general de la política y en el canon moral que rige la sociedad. Conseguir que cada vez más gente se haga vegana, mediante un veganismo militante, entusiasta y activista, es el punto primordial y el objetivo prioritario del movimiento abolicionista. Esto supone motivar a la gente mediante argumentos razonados que explican porqué el veganismo es una necesidad moral y una propuesta viable. Mostrar la realidad de la explotación animal y de qué manera cada persona colabora en ella a través del consumo diario. La promoción del veganismo conlleva que cada vegano puede ser un activista en su vida diaria.

¿Por qué no hay más veganos? Cada vez hay más pero lo cierto es que pensamos que debería haber muchos más. En la mayoría de casos no se dispone de la información suficiente. Pero creo que hay muchísimos veganos potenciales. La mayoría de la población es potencialmente vegana en mi opinión. Siempre habrá personas que no se harán veganas de ninguna manera, pero nosotros deberíamos centrarnos en aquellas que sí tienen preocupación por los animales.

El gran peligro interno es la desesperación del vegano que al estar convencido de la imposibilidad de veganizar a un sector importante de la población se decide a centrarse en otras tácticas: defender reformas de la explotación animal aliándose con los grupos bienestaristas. Tratar de llegar a la política: la "revolución desde arriba" de la que hablaba Antonio Maura en sus tiempos. Y atacar sectores concretos de explotación animal que son minoritarios: caza y tauromaquia.

Según cree el vegano desesperado, primeramente hay que conseguir centrarse en el "bienestar" de los animales esclavizados para luego poder exigir su liberación. Es un enfoque un tanto peculiar. Para empezar, son tantas y tan diversas las formas de explotación animal que necesitarías un inmenso ejército de personas, además de una ingente cantidad de tiempo y recursos para ir reformando y eliminando cada una de ellas por separado. También necesitarás el apoyo económico de individuos que no son veganos ni abolicionistas. Eso sí que sería curioso: gente que no quiere abolir la explotación animal colaborando para lograr abolir la explotación anima, ¿no suena en verdad estrambótico? En cambio, si nos centramos en la educación vegana, cada nuevo vegano es un paso más en la abolición total. Mientras que cada reforma bienestarista sólo significa un mero cambio superficial que exclusivamente sirve como publicidad para aliviar las intranquilas conciencias de los consumidores de explotación animal.

A la desesperación se llega cuando uno cree que es imposible alcanzar un mundo vegano. De ese modo, se pretende lograr algún supuesto y engañoso triunfo a nivel reformista. El estado de desesperación no puede soportar la idea de continuar luchando durante toda su vida para que dentro de veinte años ver que la explotación animal no ha sido abolida todavía. Pero creo que eso no refleja una preocupación real por los animales, sino más bien un egoísmo emocional puro y duro. Es egoísmo que a uno le preocupe más su satisfacción personal que el futuro de los animales no humanos. ¿Cuánto tiempo más los animales padecerán la esclavitud por culpa de todos aquellos que pudieron ser veganos y no lo fueron porque se les lavaba la conciencia con la propaganda de una esclavitud benévola? ¿Cuanto tiempo más tendrán los animales que soportar la explotación porque se pide el apoyo económico de la gente sin educarla en el veganismo y sólo se les habla prohibir actividades que no les afectaban o de reformar una institución intrínsecamente injusta?

¿De verdad se puede considerar un triunfo el darles agua a los animales que van a ser asesinados en el matadero que además serán golpeados, mutilados y degollados? ¿Qué clase de logro es el que conseguir jaulas más grandes para las gallinas mientras sigue siendo explotadas como recursos para poner huevos


Aquellos que piensen sinceramente que con reformas bienestaristas, que por cierto ya existen y que por supuesto no se cumplen, con leyes que son papel mojado en la práctica, van a conseguir allanar el camino hacia los derechos para los animales sin que haya una permanente y muy activa educación vegana dentro de la misma sociedad, no son realistas ni pragmáticos sino que viven en la más pura inopia e ilusión autocomplaciente.

De ese modo, los animalistas entran a formar parte del mismo problema que supuestamente quieren acabar.
La industria de la explotación animal utilizará el movimiento animalista para obtener una apariencia más favorable de cara al gran público. Así, se seguirá perseverando en la falacia de que lo que importa es el trato y no el uso, es decir, se continuar´ña la creencia de que no está mal que esclavicemos y matemos animales para nuestro beneficio sino que meramente no deberíamos hacerlo de manera "cruel" o no demasiado cruel al menos. Así no se lucha contra el prejuicio especista tan arraigado en la sociedad humana sino que se refuerza todavía más.

No creo que sea justo que uno se considere "defensor de los animales" cuando colabora en favorecer su explotación. El mundo puede ser vegano. Si el mundo se hará vegano no lo puedo saber, pero lo que sí sé es que la humanidad entera puede ser perfectamente vegana. Eso me basta por ahora. Sólo el veganismo puede traer la abolición de la esclavitud animal. La explotación de los animales únicamente podrá dejar de existir en tanto progresivamente construimos un mundo vegano a través de la educación creativa y no violenta.

6 comentarios:

  1. ¿En serio acabas de llamar egoístas desesperados a todos los reformistas?

    Eres mi ídolo.


    No lo había pensado de esa manera (la verdad es que nunca me había planteado porqué de pronto alguien agarra y se hace reformista siendo vegano) pero creo que tienes razón. Tiene lógica lo que dices.

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  2. Los reformistas y bienestaristas padecen un tipo de patología que se llama "esquizofrenia moral", al igual que le ocurre a la mayoría de la población que ha sido educada en el especismo supremacista. Pueden reconocer la capacidad de sufrimiento en los animales no humanos pero son incapaces de actuar en consecuencia de esa verdad por el peso que el prejucio especista tiene en su mentalidad.

    Ahora, los neobienestaristas y otras peculiares sujetos, que pretendieron en principio ser abolicionistas y veganos convencidos, han caído bajo las mismas garras del monstruo contra el que trataban de luchar. La desesperanza en ellos ha triunfado. De tal modo que cualquier mínimo logro refomista los alegra porque consideran que es algo real pero pensar en el objetivo de la abolición futura los apesadumbra porque ya no creen en él.

    El especismo es tan profundo en nuestra sociedad que la lucha contra él será la más dura que se haya conocido jamás. Más nos vale estar preparados tanto emocionalmente como a todos los demás niveles. O correremos el riesgo de traicionarnos a nosotros mismos y a nuestra causa. Y lo que es peor, traicionar a los animales no humanos.

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  3. Gente absurda la hay en cualquier sitio!
    Y los hipócritas se creen realmente que así ayudan a los animales...
    Se podrían contentar con cada vegano nuevo que conocen, con que de vez en cuando alguien te diga que empieza a ver a los animales desde otra perspectiva desde que le llego la información que tú le diste, desde que abrió los ojos gracias a tú trabajo... Pero no solo es desesperación lo que sienten, creo yo. Tienen delirios de grandeza. No se conforman con ser simples activistas anónimos... Quieren crear leyes, de esas que todo el mundo se salta (además) porque en este tipo de asuntos no se ve la suficiente gravedad, bajo la mentalidad especista, como para dedicar mucho esfuerzo por su cumplimiento y valla... si no intentamos destruir ese tipo de mentalidad siempre tendremos los mismos problemas haya o no reformas, a parte de las inconveniencias que ya nombraste de ellas (con las que estoy totalmente de acuerdo). Y luego querrán colgarse medallas de cartón que de nada valen...
    Esta gente hace más daño del que evitan.

    Enhorabuena por el blog, está muy bien ;)

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  4. Qué buena esta entrada. Vas directo adonde más duele, Luis, no sé cómo aún estás vivo :-). Yo lo tengo claro. Posiblemente me moriré y no habré visto los resultados de mi activismo vegano, pero no puedo pensar en mí misma. Pienso en los animales y en el futuro, en el mundo que quiero dejar a las generaciones venideras. Tenemos que ir plantando semillas aunque no las veamos crecer, eso es lo importante, todas las revoluciones cuestan mucho tiempo y esfuerzo. Para animarme suelo pensar en la semilla que Galadriel le da a Sam en "El Señor de los Anillos", cuando Sam ni siquiera sabe si volverá vivo a su casa. Pero años después el árbol crecerá y sus nietos sí que lo verán en su jardín. La cuestión es dejar el egoísmo a un lado y no pensar solo a corto plazo.

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  5. "vegano desesperado" ¿no es peyorativo llamarles así?

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    1. No pretendo ser peryorativo hacia nadie; sólo pretendo exponer un problema que ocurre dentro del activismo. A mi modo de ver, hay personas que están desesperadas por acabar con la explotación animal y esto les conduce a comportamientos que considero que no son apropiados para lograr ese objetivo. Mi propósito no es denigrar a nadie sino denunciar una situación. En ese estado de desesperación podemos encontrarnos todos en algún momento y creo que es importante que lo afrontemos cara a cara y no ignorarlo, porque puede llegar a dominar nuestra mentalidad.

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