17 de febrero de 2016

«¿Cuál Es La Mejor Forma De Promover El Veganismo?: La Perspectiva De Un Psicólogo»



El profesor Casey Taft analiza en este artículo sobre cuál podría ser la forma más efectiva de difundir el veganismo en la sociedad desde un punto de vista psicológico partiendo de su propia experiencia como terapeuta. Pienso que sus reflexiones pueden ser útiles para mejorar nuestro activismo en favor del respeto a los demás animales y merecen que las tengamos en cuenta.

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"¿Cuál Es La Mejor Forma De Promover El Veganismo?: La Perspectiva De Un Psicólogo" 
Casey Taft, Ph.D.

He sido responsable de una investigación clínica pionera en el ámbito de la prevención de la violencia. He desarrollado los únicos programas que muestran cómo prevenir y terminar con la violencia doméstica por parte de miembros del ejército y estos programas son ahora aplicados en los hospitales de todo el país. He sido asesor en la Naciones Unidas para un proyecto destinado a acabar con la violencia en países devastados por la guerra y he recibido premios internacionales por mi trabajo. Actualmente estoy escribiendo un libro para la Asociación Americana de Psicología centrado en la prevención del trauma y la violencia.

Menciono estas credenciales para sugerir que puedo saber algo acerca de cómo acabar con la violencia innecesaria. De hecho, hay un vasto campo de conocimiento acerca de promover el cambio en individuos no motivados que ha sido largamente ignorado por muchos activistas animalistas.

Ofrezco mi perspectiva sobre promover el cambio en una conducta violenta basándome en mi experiencia con la prevención de violencia y debido a que existe una conexión con nuestros esfuerzos en promover la no-violencia hacia los animales. Tengo ciertos conocimientos sobre motivar el cambio de conducta entre grupos considerados "resistentes al cambio" porque a diario he observado cambios profundos durante mi trabajo clínico, y quiero exponer cómo se podría aplicar esto en nuestra labor de promover el veganismo.

Las organizaciones animalistas hacen un gran esfuerzo para animar a los no-veganos ofreciéndoles alternativas sin carne, promoviendo la campaña del Lunes Sin Carne y el reducetarianismo,... pero olvidan el componente más importante de cualquier estrategia para el cambio de conducta: un objetivo claramente definido. Resulta sorprendente que el veganismo apenas aparezca mencionado como objetivo por parte de estas organizaciones. ¿Cómo esperamos conseguir que la gente se haga vegana a gran escala y minimizar todas las formas de violencia hacia los animales si esto no aparece como el objetivo que busca el cambio de conducta? Difícilmente vamos a conseguir que la gente se haga vegana animándoles a reducir su consumo de carne u ofreciéndoles deliciosa comida vegana, porque esto es un método más bien inefectivo para conseguir un cambio real a largo plazo. Si queremos que acabe la violencia innecesaria hacia los animales y vemos esto como una cuestión de justicia, entonces el veganismo debe ser promovido sin excusas.

No hay ningún método para el cambio de conducta —o movimiento social de justicia para el caso— que adolezca de semejante falta de claridad acerca de un objetivo definido. Si yo pensara que sugerir a mis pacientes que una simple reducción de la violencia hacia las mujeres, o que confiaran en estrategias para cometer menos abusos, fuera algo aceptable y recomendable como objetivo final, estaría haciendo un flaco servicio a las víctimas y merecería perder mi trabajo. Cuando trabajo sobre aquellos que están involucrados en la violencia y el abuso, dejo muy claro y explícito que el objetivo de nuestro programa es ser no-abusivos en ninguna forma y lo expongo de una manera en que sea aceptable para las personas sobre las que trabajo. Insisto en que si queremos ver un cambio de conducta específico y finalmente acabar con la violencia y ayudar a los que son afectados, necesitamos ser claros sobre qué es esa conducta y por qué necesitamos un cambio.

Algunos activistas y organizaciones tienen miedo de promover el veganismo como objetivo final porque sienten que si son muy "agresivos" perderán por completo a la gente. Esto es probablemente el principal motivo por el cual no ha ocurrido un mayor cambio cultural hacia el veganismo. De hecho, es posible establecer el objetivo claro de terminar con la violencia hacia los animales y trabajar con no-veganos de una forma productiva y no-agresiva para producir un cambio de conducta.

Yo comprendo por qué algunos activistas están preocupados por el hecho de perder a los no-veganos cuando realizan activismo. En la mayor parte de mis primeras investigaciones clínicas —así como en el enfoque de mi disertación doctoral— mostré la importancia de la relación terapéutica para tratar a los responsables de violencia doméstica. Mostré que cuanto mayor sea el lazo que une al paciente con el terapeuta, y cuanto mayor sea el ámbito de objetivos y actividades que compartan en el tratamiento, menor sería la violencia de los pacientes después del tratamiento. Cuanto más colaboremos y apoyemos con nuestro trabajo a aquellos que deseamos que cambien de conducta, mayor será el cambio que veremos como resultado. Aunque eso no significa que fallemos en establecer un objetivo para ese cambio al mismo tiempo. Hacerlo sería completamente contraproducente para la terapia.

En cualquier estrategia de cambio es importante ser honesto, sincero y directo acerca de aquello que se necesita cambiar, sin juzgar ni poner a los otros a la defensiva. Sí, esto es posible y en realidad muy simple y terapéutico. Podemos mostrar comprensión y empatía respecto de un problema de conducta, y lo que motiva dicho comportamiento, al mismo tiempo que mantenemos la postura de que toda violencia debe terminar. Ambos puntos no son mutuamente excluyentes y son necesarios para que el cambio suceda.

He comprobado que mis pacientes aprecian mi honestidad cuando observo que determinadas conductas son abusivas y problemáticas. También trato de reforzar los estímulos positivos en mis pacientes cuando tratan de controlar su ira y afrontar mejor las situaciones, aunque no lo hagan de manera perfecta. Por supuesto, cuando reforzamos su conducta positiva, esto tiene un impacto más poderoso que si sólo penalizamos su conducta negativa. Sin embargo, nunca debemos apoyar o excusar la conducta abusiva en ninguna forma, y debemos señalar el abuso cuando sucede.

Del mismo modo, en nuestro activismo, debemos promover el veganismo y reforzar los pasos hacia este objetivo. Eliminar la carne, eliminar los lácteos,... son pasos en la dirección correcta hacia el veganismo, y si queremos promover un cambio real debemos apoyar estos pasos todo lo que podamos. Pero esto debe ser visto como pasos hacia el veganismo y no como fines en sí mismos.

En resumen, lo que saco de mis experiencias de tantos años terminando y previniendo la violencia con mis pacientes es que hay dos claves para lograr el cambio real: [1] necesitamos tener un objetivo claro —terminar con la violencia— que es definido y expresado de forma absoluta y rotunda, y [2] debemos mantener una postura no-agresiva a la hora de promover el objetivo final —terminar con la violencia— asumiendo que el individuo puede estar dubitativo sobre cambiar su conducta, y apoyando los pasos hacia ese objetivo.

Alguien puede argüir que aquello que es efectivo en prevenir y acabar con la violencia interpersonal en pacientes o grupos no es relevante para promover cambios a gran escala en lo que se refiere a la violencia contra los animales. Sin embargo, el tipo de gente sobre la que trabajo posee muchas similitudes con quienes son cuestionados sobre su consumo de animales. Aunque muchos de ellos son coaccionados legalmente para someterse a terapia, a menudo no reconocen su conducta como un problema, tienden a reaccionar de forma defensiva e irascible cuando se les cuestiona, y esgrimen justificaciones irracionales sobre su comportamiento. Más aún, al igual que el activismo, la terapia es una forma de persuasión social, y nuestro mensaje en cada contexto tiene más similitudes que diferencias. Sólo tenemos que imaginar una campaña contra la violencia doméstica que promoviera un "lunes sin abusos" o "un abuso humanitario" para apreciar que determinados métodos de persuasión utilizados por el activismo animalista no son lógicos desde el punto de vista de la justicia o el de la psicología.

El cambio de conducta sigue unos principios básicos que se aplican a diversos problemas y grupos. Necesitamos un objetivo claro y una comunicación honesta y positiva. Ambos puntos pueden y deben acompañarse mutuamente para lograr una reducción a gran escala en la violencia contra los animales. Con el auge del veganismo en la sociedad y el apoyo ético y científico que lo avala, ahora más que nunca tenemos la oportunidad de conseguir un gran cambio. Necesitamos aprovechar esta oportunidad animando explícitamente a los demás a que se hagan veganos y apoyando los pasos hacia ese objetivo.


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Creo que el enfoque del profesor Casey Taft es muy acertado al poner el énfasis tanto en la ética como en la psicología. Al contrario de lo que parecen opinar otros activistas, yo considero que es importante que nuestro activismo se ajuste a los principios éticos, así como también debemos tener en cuenta el impacto psicológico que tienen nuestras acciones en las personas. Hay estudios que apuntan a que apelar a valores morales ayuda a motivar una modificación en la conducta. Por eso, la psicología clínica puede servirnos de gran ayuda para mejorar nuestro activismo, en tanto que nuestro objetivo es generar la reflexión y el cambio en la gente.

3 comentarios:

  1. ¿En que te basas para afirmar que los bienestariastas estarían de acuerdo con la medida de "aniquilar toda la vida sintiente?".
    Esa afirmación no concuerda con el decir que "los bienestaristas tienen una obsesión personal contra el sufrimiento"...¿no llevaría implícito ese hecho el sufrimiento?

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    1. Pero yo no he dicho que los bienestaristas estarían de acuerdo con eso. He dicho que algunos estarían de acuerdo en esa medida. No he dicho que todos estuvieran de acuerdo. Algunos seguramente no lo estarían. No todos piensan de forma idéntica obviamente, aunque compartan unas mismas ideas.

      Aniquilar la vida sintiente significaría el fin definitivo y global del sufrimiento. Si el sufrimiento es moralmente malo —si el dolor es un hecho intrínsecamente malo como defienden los bienestaristas— entonces la desaparición de la vida sintientes sería algo bueno. Me baso en lo que expresan los propios bienestaristas, por ejemplo, Óscar Horta:

      «Está claro que es peor vivir una vida que no merece la pena ser vivida que vivir una vida que sí merece la pena. Una vida con más disfrute que sufrimiento es una vida que no deberíamos finalizar. A su vez, una vida con más sufrimiento que disfrute (como lo son las que padecen un gran número de animales criados para su consumo) es una vida que no debería haber comenzado a existir jamás.»

      http://www.dilemata.net/index.php/secciones/etica-mas-alla-de-la-especie/445-la-logica-de-la-despensa

      Es cierto que los bienestaristas consideran que el placer es bueno y aspiran a fomentar y aumentar la felicidad en general. Pero es evidente que una de las opciones que algunos contemplan seriamente para "reducir el sufrimiento en el mundo" es precisamente el exterminio de seres sintientes, sin que les frene para ello ninguna consideración moral. Aparte de las reflexiones teóricas, puedo exponerte ejemplos prácticos. Uno de los casos conocidos fue la matanza que PeTA llevó a cabo sobre animales abandonados que estaban razonablemente sanos, y que coincide con una política general de exterminio de animales abandonados o callejeros. Puedes consultar las fuentes del caso en estos enlaces:

      http://enfoqueabolicionista.blogspot.com.es/2010/03/ocho-animales.html

      https://thenokillnationenespanolblog.wordpress.com/category/peta/

      https://perros.wordpress.com/2011/03/14/peta-fabrica-de-muerte/

      http://www.especismocero.org/entrevistas/129-entrevista-a-nathan-winograd

      Esto es consecuencia directa de creer que sólo importa "sufrir y disfrutar" y que a los demás animales —a todos los seres sintientes en general— sólo les importa el dolor y el placer, es decir, el bienestar. Esta posición es a la que denominamos como bienestarismo filosófico.

      Aniquilar la vida sintiente me parece que es un proyecto irrealizable en la práctica. Pero si tuvieran un botón a su disposición para conseguirlo, no tengo duda de que al menos algunos bienestaristas lo pulsarían, por el profundo odio que sienten hacia el sufrimiento y su obsesión por acabar con él.

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    2. Gracias por el artículo Luis.

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