3 de septiembre de 2013

El principio de igualdad



El especismo es una creencia asumida y cotidiana en nuestra sociedad. A casi todos nos han educado en base a este prejuicio. Sin embargo, también es cierto que tenemos la capacidad de cuestionar y cambiar las creencias y hábitos que nos han sido inculcados. Si lo hacemos, quizás podamos ver que el especismo es una grave injusticia que causa directamente billones de víctimas inocentes.

A lo largo de la historia se ha considerado normal tener en cuenta solamente a los individuos que eran de nuestro mismo grupo particular [raza, sexo, nación,...] y discriminar los que eran de otro grupo distinto. Pero esta forma de pensar es injusta por dos razones fundamentales.

Primero; porque ni la raza ni el sexo afectan a la capacidad de sentir. Ésta es la única característica que importa a la hora de reconocer que alguien es sujeto de consideración moral. Todos los individuos con sistema nervioso centralizado podemos sentir, y por tanto tenemos voluntad e intereses propios.

Segundo; porque si aplicamos la lógica a la consideración moral entonces los intereses de unos deben ser considerados de igual forma que los mismos intereses de otros, precisamente porque son los mismos intereses, aunque aparezcan en individuos diferentes.

La lógica es la base de la ética. En realidad, la lógica es la base de todo conocimiento, puesto que algo de carezca de base lógica no podría siquiera ser comprendido ni percibido en modo alguno.

El principio moral de igualdad exige que todos los individuos, y sus intereses relevantes, sea considerados de manera igual —al mismo nivel— porque son los mismos intereses aunque se den en individuos diferentes. Así lo explica el profesor James Rachels:

«Los individuos deben ser tratados de la misma manera a no ser que haya una diferencia relevante entre ellos que justifique una diferencia de trato. [...] Cualquier diferencia entre individuos que justifique una diferencia de trato depende del tipo de tratamiento en cuestión. Una diferencia que justifique alguna clase de diferencia de trato no necesariamente justifica otra.» [James Rachels, Created from Animals; capítulo 5]

Las diferencias que existen entre humanos y animales no justifican discriminar a los animales de la comunidad moral y tratarlos como si fueran cosas que sólo tienen un valor instrumental en función de nuestros deseos y necesidades. 

Por ejemplo, no tiene relevancia el hecho de que otros animales no sean capaces de tener responsabilidades y obligaciones morales, o que no sean capaces de comprender lo que es la ética, para ser reconocidos como miembros de la comunidad moral. Muchos otros seres humanos tampoco son capaces de comprender la responsabilidad moral y aun así comprendemos que merecen un respeto básico y no ser tratados como meros recursos. Me estoy refiriendo a los bebés, a personas con discapacidad mental, a ancianos seniles.

Hay muchos seres humanos que no puede tener obligaciones y aun así merecen el mismo respeto que nosotros, porque la razón para respetar a un individuo no tiene que ver con sus capacidades intelectivas, sino  que está directamente relacionado con la posesión de la capacidad de sentir. Los otros animales, experimentan sensaciones y poseen intereses. Esto es lo único que importa en a la hora de reconocer un valor moral. No la especie, ni la raza, ni el sexo, ni ninguna otra característica irrelevante a la capacidad de sentir.

No hay ninguna diferencia cualitativa entre seres humanos y los demás animales que justifique el hecho de que los discriminemos del mismo respeto moral básico que reconocemos a los humanos.

La explotación que los humanos estamos cometiendo sobre los animales no humanos se intenta justificar del mismo modo que se ha intentado justificar la explotación y matanza sobre otros seres humanos; apelando a que eran diferentes de nosotros porque carecían de alguna cualidad determinada que no tiene relación con el hecho de sentir, de tener conciencia e intereses. Esa práctica injustamente discriminatoria se basa en lo que otros autores han denominado como «el principio mafia», es decir, la discriminación y violencia sobre otros individuos que no pertenecen a nuestro grupo social particular.

La misma dinámica se repite cuando discriminamos en función de la especie. Preferimos ignorar que los demás animales sienten, sufren, y desean vivir; con la excusa de que son 'inferiores' porque no son humanos o porque no son tan inteligentes como nosotros. Cuando actuamos así demostramos que no hemos aprendido nada de los graves errores de nuestro pasado.

En esto consiste la igualdad en sentido moral: que todos las entidades moralmente relevantes que sean iguales deben ser reconocidas y tratadas moralmente de forma igual. De ese modo lo explica el profesor Tom Regan:

«Este principio declara que los deseos, necesidades, esperanzas,..., de diferentes individuos, cuando son de igual importancia para estos individuos,  son de igual importancia o valor sin importar quiénes sean los individuos: príncipe o indigente, genio o idiota, blanco o  negro, masculino o femenino, humano o animal. Este principio de igualdad de inte­reses parece proporcionar un fundamento filosófico para evitar las más burdas for­mas de prejuicio, incluidos el racismo, el sexismo y, siguiendo a Ryder y Singer, el especismo.» [Tom Regan, Derechos Animales, Injusticias Humanas, 1980]

Por lo tanto, el principio moral de igualdad nos exige a reconocer como iguales a todos los seres sintientes en su valor inherente. Todos los seres dotados de sensación son individuos con voluntad e intereses propios; son seres conscientes. Esto significa que valoran su propia supervivencia y bienestar. De este modo, todos los seres conscientes poseen un valor intrínseco.

Si todos los seres sintientes poseen igualmente un valor inherente entonces merecen la misma consideración moral básica; lo cual implica, entre otras cosas, no utilizarlos como meros recursos para satisfacer nuestros fines, es decir, no usarlos como comida, vestimenta, transporte o sujetos forzados de experimentación o entretenimiento. Expresado mediante una fórmula kantiana: no tratarlos como simples medios para nuestros fines.

El principio de igualdad nos exige de igual modo que erradiquemos el estatus de propiedad al que hemos sometido a los animales. Seguir considerando a los no-humanos como nuestras propiedades supone supeditar sus intereses a los nuestros apelando simplemente porque ellos no son humanos.

Si todos los individuos son iguales en tanto individuos, entonces discriminar los moralmente en función de la especie es tan injusto como discriminar en base a la raza. Así pues, todos los animales merecen el mismo respeto básico, y ese respeto implica que no usemos a nadie como nuestra propiedad, como un mero recurso para satisfacer nuestros deseos. Deberíamos respetar a cada individuo como un fin en sí mismo y no tratarlo como un simple medio para una finalidad.

Además, no tenemos necesidad que nos obligue a utilizar a otros animales. Podemos vivir perfectamente con una alimentación vegana —sin sustancias de origen animal y podemos satisfacer todas nuestras demás necesidades [vestimenta, higiene, ocio,...] sin tener que usar a otros animales.

La explotación que ejercemos sobre los demás animales no sólo es una actividad injustificable, y terriblemente dañina, sino que además es innecesaria en cualquier sentido razonable del término.

Para quien desee conocer una explicación más extensa y detallada acerca del principio moral de igualdad, recomiendo encarecidamente la lectura del libro «Introducción a los Derechos Animales»

9 comentarios:

  1. Respecto a la imagen, quiero comentar que lo que en ella se dice es éticamente erróneo. Me remito a la cita siguiente:

    "No hagas a los demás lo que deseas para ti; los demás pueden tener gustos diferentes." George Bernard Shaw

    A priori, no se deben frustrar los intereses, eso es independiente de lo que alguien quiera para sí.

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    1. No, lo que en ella se dice no es erróneo.

      El uso del condicional "si" es retórico. Se da por hecho que ninguno de nosotros queremos que nos maten, nos encierren o nos hagan daño.

      Todos tenemos los mismos intereses básicos y no queremos que nadie nos someta contra nuestra voluntad. Por tanto, de acuerdo con el principio de igualdad, no debemos hacer nada a nadie que vaya contra sus intereses básicos y/o su voluntad (o sin su consentimiento).

      En esta nota no he hablado de la voluntad porque éste es un aspecto que corresponde al otro pilar fundamental de la ética: el valor intrínseco (o inherente). Pero la voluntad es igual de importante que los intereses en lo que se refiere a la consideración moral de los individuos.

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  2. Dices: "Se da por hecho que ninguno de nosotros queremos que nos maten, nos encierren o nos hagan daño."

    No deberías dar cosas por hechas tan a la ligera... Por ejemplo, existen personas que tienen interés en no seguir viviendo de la manera en que viven y deciden que al no haber una solución es preferible que les maten con una inyección, por ejemplo. Algunas personas pueden querer que las encierren y otras pueden querer que las dañen para hacerse un tatuaje, por ejemplo. No veo ningún problema en nada de eso si dichas personas no actúan coaccionadas, pues no se frustra ningún interés.

    Todos comenzamos nuestra existencia con los mismos intereses básicos y todos tenemos hoy el interés de seguir viviendo y el interés de no ser dañados de una determinada manera, todo ello para permitir que podamos satisfacer el interés de disfrutar. Es cierto que nadie quiere que se le someta a algo en contra de su voluntad, excepto si antes ha afirmado lo contrario (esto es conflictivo y yo no tengo claro aún si sería éticamente correcto hacerlo).

    Lo llamas principio de igualdad, pero yo lo llamo principio de igual consideración de intereses, como hace Peter Singer, pues lo que se deben tener en cuenta son los intereses, no que la materia permanezca siempre igual (lo cual es imposible).

    En cuanto a la voluntad y a los intereses, entiendo la voluntad como un interés que en un determinado momento está en el primer plano de la conciencia, al mismo tiempo que hay otros intereses en los que no estamos pensando, pero que están almacenados en nuestra memoria.

    Simplemente me centré en el texto de la imagen, la nota no la he leído. La leeré en otro momento. Saludos.

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    1. Los primeros casos que señalas son circunstancias excepcionales. En circunstancias normales todos deseamos continuar nuestra existencia y evitar lo que nos dañe o perjudique. Y siempre que podamos, elegiremos cambiar para mejor las circunstancias que hacen desgraciada nuestra vida antes que cualquier otra opción.

      En los otros casos que mencionas, la cuestión es si las personas deciden voluntariamente ser sometidas a algún tipo de tratamiento que consideran beneficioso para sí mismas o para otros. Pero utilizarlas sin su consentimiento explícito para nuestro beneficio o para lograr alguna finalidad es una forma de cosificación - una vulneración del valor intrínseco de la persona.

      Te equivocas cuando dices que unos intereses están supeditados o condicionados a otros ("el interés de vivir existe para satisfacer el interés en disfrutar"). Cada interés es singular, no derivado, y no existe una jerarquía innata de intereses. Todos los intereses son igual de importantes aunque en algún momento dado pueda darse preferencia a unos frente a otros o entrar en conflicto entre ellos.

      Lo llamo principio de igualdad o igual consideración (y no "principio de igual consideración de intereses") porque lo relevante en el contexto moral no son solamente los intereses, sino todos los aspectos que se refieren a la sintiencia. Centrarse solamente en los intereses, ignorando otros elementos de la sintiencia como son la voluntad y la autonomía personal, es tan erróneo como centrarse solamente en el sufrimiento. E ignora el valor intrínseco de la persona, que es el otro pilar fundamental de la ética, junto con el principio de igualdad.

      La voluntad no es un interés. La voluntad es la facultad que enlaza, por un lado, nuestro pensamiento y razonamientos, y, por el otro lado, nuestros deseos e intenciones, con nuestra capacidad de actuar. Hay personas que por algún trastorno cerebral no tienen capacidad de decidirse a hacer nada, salvo que alguien se lo ordene, pero igualmente siguen teniendo pensamientos y deseos.

      Explicar con más detalle en qué consiste la voluntad, y sus implicaciones morales, es algo que pretendo hacer más adelante cuando publique una entrada sobre el valor intrínseco.

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    2. Por cierto, una cosa importante que se me olvidaba.

      No voy a aceptar que vuelvas a comentar aquí con el nombre que te has puesto de "Respuestas Veganas" teniendo en cuenta que tu postura no es compatible con el veganismo, sino más bien contraria a él. El veganismo es oposición radical a la explotación de los animales nohumanos, es decir, el rechazo a cualquier uso que hagamos o podamos hacer de ellos, ya sea como recursos, propiedad o medios para lograr alguna finalidad.

      Pero resulta que tú estás a favor de la explotación de los animales (humanos y nohumanos). Entre otras cosas, te has posicionado a favor de extinguir deliberadamente a todos los animales nohumanos para acabar con el sufrimiento en el mundo, y estás a favor de la carne de laboratorio, aun sabiendo que implica explotar a nohumanos.

      Te sugiero que te cambies el nombre por el de "Respuestas Utilitaristas" o el de "Respuestas Bienestaristas". Así habrá coherencia entre los términos y las ideas que defiendes.

      Uno de los objetivos de este blog es reivindicar el significado correcto del veganismo tal y como surgió en sus orígenes. Algunas personas dicen que las palabras no son lo importante sino que lo importante es el signficado. Pero si seguimos ese criterio entonces permitiremos que cualquiera le dé el significado que le dé la gana a las palabras que utiliza y ese desembocaría inevitablemente en la imposibilidad de comunicación.

      Puedes utilizar tu nombre personal o cualquier otro que no distorsione el concepto del veganismo. De lo contrario, todos tus comentarios serán borrados. Estás avisado. Aunque con otro nombre eso no quiere decir que no borre tus comentarios si sueltas alguna majadería como las que dices habitualmente.

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  3. > Segundo; porque si aplicamos la lógica a la consideración moral entonces los intereses de unos deben ser considerados de igual forma que los mismos intereses de otros, precisamente porque son los mismos intereses.

    Podés detallar que razonamiento (lógica) aplicaste para llegar del enunciado anterior a esa conclusión?


    No estoy diciendo que lo que digas sea errado (ni tampoco afirmo que sea certero), pero no veo como partiendo del enunciado llegás a la conclusión expuesta.


    > Discriminar moralmente en función de la especie es tan injusto como discriminar en base a la raza.

    Estoy completamente de acuerdo.

    > Todos los animales merecen el mismo respeto básico

    ¿Por qué? ¿Un animal que no siente nada (eg: esponja marina?) merece el mismo respeto que uno que sí? ¿Por qué?

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    1. El razonamiento es A=A.

      Por ejemplo; si yo tengo un interés en vivir y otros individuos tienen igualmente el interés en vivir. Entonces no se puede justificar tratar de forma diferente esos intereses dado que son el mismo interés (A=A) aunque aparezcan en individuos diferentes.

      Me cuesta imaginar un razonamiento que pudiera ser más simple, sencillo, conciso y claro. A mí me parece que está bien explicado a un nivel básico. Si quieres una exposición mucho más larga y detallada, te sugiero que leas el libro que se ha recomendado, en el cual aparece un capítulo donde se explica con una argumentación mucho más elaborada.

      Dices que estás de acuerdo respecto del tema del discriminación, pero entonces yo no entiendo por qué no ves el razonamiento que acabo de señalar, si el razonamiento que lo sostiene si es exactamente el mismo razonamiento formal que fundamenta la igual consideración de intereses.

      En el prefacio de este blog ( titulado "Acerca de este blog") que puedes encontrar en la parte superior del encuadre, se especifica claramente que cuando hablemos de animales no referiremos a todos los animales sintientes, por una cuestión de economía del lenguaje. Es decir, a todos aquellos animales que poseen un sistema nervioso centralizado que les permite procesar percepciones subjetivas. En diversas entradas del blog, también he aclarado ocasionalmente este punto. De la misma manera que cuando hablamos habitualmente de humanos nos referimos a humanos sintientes, salvo que especifiquemos lo contrario o el contexto indique otra cosa.

      En el futuro, el término animal debería reservarse para los sintientes, por su propia etimología (animal viene del término latino anima que significa espíritu en el sentido de mente o conciencia) y por economía del lenguaje. Y no dudo de que una sociedad en la que triunfe la idea de los Derechos Animales reformará la división científica de los seres naturales en ese sentido. Al fin y al cabo, los presupuestos de la ciencia son filosóficos.

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  4. Hola!
    Estoy introduciéndome en el tema, y sí, muchas cosas me hacen ruido, pero hay otras que aún no me hacen sentido o, más bien, no logro entender. Por ejemplo: ¿a qué te refieres cuando hablas de que los animales no-humanos poseen "intereses"? ¿A qué tipo de intereses te refieres? En realidad, ese interés común (que compartimos animales no-humanos y humanos) que se me viene a la cabeza es el de supervivencia (no sé si estoy en lo correcto, pero eso es lo que se me viene en primera instancia). ¿Cuál otro podría ser? ¿Intereses ligados a proveer de comida a una comunidad, a sí mismos, y cosas análogas?
    Saludos

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  5. Es muy claro y explícito el mensaje, no hay pierde, quien no lo quiera entender, sus razones tendrá sobre la base de la justificación en favor del uso de las vidas de los demás animales. Totalmente translúcido es que no podremos legitimar nuestro derecho a ser libres y a no ser utilizados si infligimos ese perjuicio a los demás, esto implica claro a los animales de otras especies.

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